- La Unión Europea de Radiodifusión (UER), organizadora del festival de Eurovisión, ha decidido dejar fuera de la competición de este año a Rusia tras "la crisis sin precedentes en Ucrania". La decisión del Comité Ejecutivo de esta organización llega solo unas horas después de manifestar justo la postura contraria, alegando que el concurso es un "evento cultural de naturaleza no política". En un nuevo comunicado alegan que, tras consultar con el Grupo de Referencia (el principal órgano directivo del festival) y "basándose en las reglas del evento y los valores de la UER", permitir la inclusión de un artista rusa incorporaría al concurso "en descrédito".

La UER dice haber consultado "ampliamente" con sus miembros y apunta en su comunicado que es una organización "apolítica cuyas emisoras están comprometidas con la defensa de los valores del servicio público". Según señala, están "dedicados a proteger los valores de una competición cultural que promueve el intercambio y la comprensión" y que "celebra la diversidad a través de la música y une a Europa en un mismo escenario".

La Unión Europea de Radiodifusión (UER) apuntaba en primera instancia que como "evento cultural de naturaleza no política", Rusia sí participaría en la edición de 2022 a pesar de la invasión de Ucrania. La cadena ucraniana UA:PBC, había solicitado la expulsión de Rusia del concurso por ser "un portavoz del Kremlin y una herramienta clave de propaganda política financiada con el presupuesto estatal ruso".

Este mismo año, la ucraniana Alina Pash se alzó con la victoria en la preselección de su país, pero tras su victoria fue acusada de haber viajado a Crimea después de la anexión rusa de 2014 sin el permiso correspondiente. La presión hizo que cediera y finalmente no viajará a Turín.

Pero no era la primera vez que algo similar sucedía. En 2019 la televisión pública ucraniana declinó participar en el festival después de que la ganadora de la preselección de ese año, Maruv, se negara a cancelar sus conciertos en suelo ruso.

Ucrania consiguió la victoria en el concurso en 2016. Aunque en el festival están prohibidas las canciones con mensaje político, se permitió que Jamala compitiera con su tema 1944 por narrar un hecho histórico, la deportación de miles de tártaros de Crimea, algo que violentó a Rusia, más aún tras su victoria.

Precisamente la edición del año siguiente tuvo lugar en un punto neurálgico de este conflicto, el puerto de Odesa. Ucrania bloqueó la participación de la representante rusa, Yulia Samoylova, prohibiéndole la entrada en su territorio por haber viajado a Crimea dos años antes "de manera ilegal" para participar en un concierto.

Todo esto solo en los últimos años, porque los mensajes dirigidos contra Rusia ya asomaron en la sonada participación de Ucrania en Eurovision 2007, cuando Verka Serdyuchka acabó en segundo lugar con una disparatada actuación y canción, Dancing lasha tumbai, título que hacía un juego de palabras que, al ser pronunciado, parecía decir "Russia goodbye".