- El rumano Cristian Mungiu se sumergió en un pequeño pueblo de Transilvania, en Rumania, para indagar en el origen de la violencia y la xenofobia en su sexto largometraje, R.M.N, con el que busca conquistar la Palma de Oro del 75º festival de Cannes.

Pero lo que descubrió es extrapolable a todo el continente. “Alguien decía que era otro retrato sombrío de mi país, pero esto no afecta solo a Rumanía”, defendió ayer en rueda de prensa el director, que en 2007 ya encabezó el palmarés con 4 meses, 3 semanas, 2 días.

Mungiu eligió Transilvania porque es “uno de esos territorios multiétnicos que ha pasado de un país a otro mientras la gente intenta convivir con diferentes creencias”.

El protagonista es Matthias, un emigrante que deja su trabajo en Alemania para regresar a su pueblo y ocuparse de su hijo y de su padre, pero la llegada de un grupo de inmigrantes de Sri Lanka desata una ola de odio y pone al descubierto los miedos más ocultos de la comunidad. “Somos una especie violenta y necesitamos muy poco para ver un enemigo en el otro”, reflexionó Mungiu.

“En las noticias se habla constantemente de que se agotan los recursos, del calentamiento de la Tierra y de gente moviéndose de un lugar a otro, hay mucha angustia y ansiedad y sentimos que es más complicado decidir cómo educar a la siguiente generación”, añadió.

Para Mungiu la inspiración es siempre la vida real. Si en 4 meses, 3 semanas, 2 días hablaba de los abortos clandestinos, esta vez parte de un suceso que ocurrió en Rumanía en 2020 y, a partir de ahí, desvela lo fina que puede ser a veces la corteza de la empatía humana.

También destacó la importancia del bosque como símbolo del inconsciente y reconoció que el rodaje fue bastante complicado, en pleno invierno, con niños, animales, un plano secuencia con 200 extras y el covid que contagió a varios miembros del equipo.

Tras ganar la Palma de Oro en 2007, Mungiu regresó a Cannes dos años después con el filme colectivo Historias de la edad de oro, en 2012 ganó el premio al mejor guion y a la mejor actriz con Más allá de las colinas y en 2016 el premio al mejor director con Los exámenes.

También se presentaba ayer en el documental Riposte Feministe, que se mostró dentro de las proyecciones especiales. Para acompañar la presentación, un grupo de feministas desplegó en la alfombra roja de Cannes una gran pancarta, en medio de una nube de humo negra, con los nombres de las víctimas de feminicidios perpetrados en Francia en el último año.

La activista Marguerite Stern, exintegrante de Femen, fue la impulsora de esta campaña que empezó en Marsella (Francia) en 2019 y que se ha extendido por todo el país.

El documental, dirigido por Marie Perennès y Simon Depardon, explora la nueva ola de feminismo en Francia a través de un movimiento de activistas del collage que llena las calles de mensajes de lucha contra la violencia ejercida contra las mujeres.

Las acciones que filman Perennès y Deparon llegan tanto a zonas urbanas como rurales. Quieren demostrar, sostienen, que los jóvenes franceses luchan por cambiar las cosas y están preocupados por la igualdad de género.

El documental también incluye confesiones de víctimas de violencia sexual, una realidad que afecta a más de la mitad de las mujeres en Francia, señalan.