Amaiur, 500 años. Navarra por su independencia
ste mes de julio se cumplen 500 años de la batalla del castillo de Amaiur (1522). Como tantos otros episodios de nuestra historia, apenas la conocemos. Durante siglos fue postergada su memoria, silenciada, y hace apenas un siglo los integrantes de la Asociación Eúskara de Navarra (Campión, Altadill, Iturralde y Suit...) la recuperaron del olvido. Rodolfo Walsh, periodista argentino desaparecido, contaba que "nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores, la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia aparece así como propiedad privada, cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas". La cita es plenamente válida para nuestro pueblo, despojado de su memoria, sus hitos, sus héroes, incluso sus luchas y resistencias frente a una ocupación permanente y un destino de dominio.
La toma del castillo de Amaiur por las tropas españolas fue un capítulo de la guerra de Navarra; de los años de contienda que siguieron a la invasión del duque de Alba (1512). En un reciente congreso sobre esta efeméride (Hernani, 2022) se explicó que, aunque no fuera una batalla estratégica o decisiva, su memoria es básica porque en sus circunstancias desmiente muchas de las falacias con que se ha construido el relato oficial. Amaiur representa el episodio trágico de la defensa de la existencia del país, una defensa que no es retórica, ni ideológica, sino pragmática. Hasta las últimas consecuencias. Detrás de ese hecho de armas se sitúa el compromiso de aquellos defensores con el Estado navarro, con sus gentes, con una realidad colectiva que se expresa en territorio, idioma, familias, lazos sociales, identidad, con una transcendencia política. En efecto, Navarra como Estado es el hecho central de la historia de Vasconia, en la medida en que institucionalizó nuestra colectividad y la dotó de visibilidad en el concierto de las naciones. Ser navarro era una existencia natural, como ser inglés, danés o francés, a la misma altura (...) Como en el Holocausto o en otras memorias de derrota, el recuerdo de Amaiur nos habla de violencia contra los pueblos, de la Humanidad sometida, vapuleada bajo el poder. Es la expresión de la voluntad de resistencia, de dignidad y defensa de la propia colectividad, frente a la prepotencia de los imperios. En Amaiur lucharon a muerte por no ser españoles. Por ser navarros.
Por ello es importante conocer y divulgar este episodio. Hace algún tiempo el historiador Joseba Asiron escribía sobre estos hechos:
"El castillo, con sus 200 defensores dentro, será rodeado por un ejército enorme, y bombardeado con 16 cañones durante tres días, hasta convertirlo en un montón de escombros. Los supervivientes son capturados y divididos en dos grupos. La mayoría de ellos son enviados a un lejano presidio, donde permanecerán durante largos años, pero tres de ellos, sus líderes principales, son apartados del resto y enviados a una cárcel de la capital. Allí dos de ellos, padre e hijo, serán asesinados en sus celdas apenas 15 días más tarde, mientras que un tercero, hermano de todo un santo misionero, consigue evitar la muerte escapando disfrazado con ropas de mujer, y volverá a unirse a la lucha en cuantos escenarios le fue posible".
Hemos reunido en el libro 'Amaiur 500 urte. Navarra por su independencia' (a la venta hoy con DIARIO DE NOTICIAS) los textos y reflexiones de varios autores (Mikel Zuza, Ixabel Aleman, Mikel Sorauren, José Luis Orella Unzué, Joseba Otondo, Xabier Irujo, Aranzazu Amezaga, Peio Monteano, Iñaki Egaña, Iñaki Idigoras...), historiadores, investigadores, activistas de la memoria, con la idea de acercarnos a este episodio notable de nuestra historia. Que nos sirva de instrumento de conocimiento, pero también de reconocimiento, de homenaje a quienes lucharon por defender su Estado, su patria, su territorio, a sus gentes. Que nos sirva, también, para saber mejor quiénes hemos sido y cómo hemos llegado a ser lo que somos, como condición básica de transmisión y voluntad de tomar el futuro en nuestras manos.
Con la idea que motivó a los defensores de Amaiur, Navarra por su independencia. l
El autor es director de Nabarralde