El director pamplonés Félix Viscarret ha presentado en el Festival de Málaga su quinto largometraje, Una vida no tan simple, en la que se abre en canal para contar su propia experiencia como padre y como artista, y habla de cómo cada diez años de su vida debía reajustar sus expectativas si quería disfrutar del presente. “La vida es esto, ajustar piezas. Van pasando los años y piensas que a los demás les va mejor que a ti, pero está todo en tu cabeza”, resumió el director navarro en una rueda de prensa que ofreció junto a los protagonistas de la cinta, coproducida por Iker Ganuza desde la navarra Lamia Producciones, en el Teatro Albéniz de Málaga.

“Es lo que tienen estas cosas de cambiar de década, que te enfrentan a la imagen de ti mismo que te habías hecho cuando eras joven y el futuro estaba por delante. Creías que ibas a ser capaz de todo. Las imaginaciones y los deseos –reflexionó Viscarret– son como un lienzo en blanco, y luego conforme vas cerrando décadas te dices: ‘ah, no la vida es esto”. “Y es cuando te das cuenta de que eres muy afortunado y que tu vida es maravillosa aunque no se hayan cumplido tus deseos. Hay que ajustar piezas”, dijo, igual que hacen los protagonistas de su película.

Aunque el realizador navarro no la reconoció como autobiográfica, admitió que él mismo ganó su Antonello, el prestigioso premio de arquitectura que recibe nada más empezar la película Isaías (Miki Esparbé) y que, en lugar de avanzar una carrera de prestigio se convierte en su mayor éxito.

Un multipremiado debut

En el caso de Viscarret fue su primer largo, Bajo las estrellas (2007), con la que ganó la Biznaga de Oro a mejor película y la de plata como mejor director, y después, el Goya. “Era joven y aquel éxito hizo que me llenase de ilusiones y expectativas; luego pasaron los años, vinieron los niños, tu sigues agarrado al pasado y pensando que la vida es esto. Pero luego los proyectos no salen, te da la sensación de que los niños no te hacen ni caso, los amigos sin hijos dejan de llamarte y los que te encargaban proyectos se los dan a otros más jóvenes y prometedores”.

Viscarret estaba hablando de su vida, pero a la vez estaba contando el argumento de Una vida no tan simple. Protagonizada por Esparbé como alter ego del director, la película cuenta con Álex García en el papel de Nico, socio de Isaías y su mejor amigo que es justo todo lo contrario de este padre abnegado que casi sin darse cuenta vive en una permanente frustración.

“Tu vanidad te dice que tenías que estar en la fiesta donde están tu mujer y tus amigos, y de repente, cuando llevas a los niños en el coche de vuelta a casa, dormidos, piensas en lo afortunado que eres (de vivir esos momentos) y, poco a poco empiezas a asumir que ya no eres protagonista, sino actor secundario, y eso es bonito”, afirmó.

Estreno en junio

Con ellos, las actrices Ana Polvorosa y Olaya Caldera, que dan vida a dos tipos de madre totalmente diferentes. Polvorosa, que en la vida real no tiene hijos, reconoció que “trabajar con niños es vivir el presente, tener la sensación de que les guías pero que puede ocurrir cualquier cosa”. Para Álex García, que tampoco es padre ni en realidad ni en la película, su personaje “tiene que ver con la personalidad, con la parte masculina de Nico”.

Los hombres son así, no se abren, dice, y su relación con Isaías es un ejemplo de “cómo solemos relacionarnos, con pocas palabras”. Pero hay una escena, destacó el actor tinerfeño, “que con la mirada se están los dos diciendo todo: ahí está el viaje de este personaje”. La cinta, que compite en la sección oficial del Festival de Málaga, llegará a las salas el 23 de junio.