Pamplona, 12 de julio de 1969. Es el quinto día de fiestas en honor a San Fermín. Como cada año, miles de personas alargan la noche para ver el encierro al amanecer. Todos visten de blanco. Los corredores esperan ansiosos. A las 7 de la mañana –entonces empezaba a esa hora– explota el cohete. Se abren las puertas y seis toros bravos salen disparados. Cientos de personas corren por las calles cuando, de repente, un toro se separa del grupo. En su recorrido, embiste a un hombre y lo lanza por los aires. El hombre muere al instante de una cornada en el corazón. Nadie sabe quién es. La policía no encuentra su documentación, solo un llavero con la letra H en uno de sus bolsillos. Llama la atención que, aunque todo el mundo viste de blanco, él lo hace de azul. Por la morgue del hospital pasan más de 500 personas para intentar identificarle. Todo esfuerzo es inútil, hasta que una enfermera que entra al turno de la tarde lo reconoce. Entre lágrimas cuenta que había estado bailando con él la noche anterior. 

Era Hilario Pardo, natural de Murchante. Ahora, su sobrino, el cineasta Carlos Pardo Ros estrena H, una película de corte experimental, “radical” y “emocional”, que propone cinco versiones posibles de lo que le pudo vivir el protagonista durante las cuatro horas anteriores a la carrera. A su muerte. El resultado es una historia llena de fantasmas, los de la noche de San Fermín. Y el de Hilario.

La muerte de su tío, Hilario Pardo, se produjo en el encierro del 12 de julio de 1969. Desde entonces, lo sucedido o, más bien, lo que pudo hacer sucedido se ha ido contando de distintas maneras en su familia. ¿Cuándo decidió que iba a hacer una película a partir esta historia?

–La decisión la tomé desde muy pequeño porque, en paralelo a todas estas historias y versiones que iba escuchando sobre Hilario y sobre su muerte, ya de niño me había quedado fascinado con el cine, me gustaba mucho y, cuando me preguntaban qué quería ser de mayor, decía que director. De alguna forma, siempre supe que mi primera película en solitario tenía que ser esta historia. La cosa es que he tardado casi 40 años en saber cómo contarla, porque no quería hacer ni una película de ficción convencional en la que contara la noche de la muerte de Hilario ni tampoco un reportaje televisivo de investigación. Lo que más me interesaba era la idea de mis tíos contándome fantasías, porque es lo que en realidad eran aquellos relatos. Ellos iban rellenando los huecos con su imaginación.

En muchos sitios se está anunciando como un documental, pero no lo es. ¿Quizá es más acertado hablar de cine experimental? 

–No es un documental. Para mí es una ficción desde el momento en que prácticamente todo lo que se cuenta y aparece en la película es mentira, una fantasía. Lo que pasa es que las imágenes están rodadas de forma cuasidocumental, aunque también hay algo de ficción. Yo les iba dando algunas indicaciones a los actores y cada uno de ellos iba haciendo el personaje de Hilario. Esas imágenes han estado grabadas con móviles, y al ser más duras y difíciles y no tener una narrativa habitual, se está catalogando H de experimental. Es una película que no se sabe cómo catalogar. Para mí es una película de ficción experimental que he hecho de una forma no convencional buscando unas cosas muy particulares.

¿Estos cinco actores y actrices son Hilario, cada uno de ellos reconstruye una noche posible del personaje? 

–Sí, esa era la idea. La premisa con la que rodamos en Sanfermines en 2016 es que cada uno de ellos viviera de una manera diferente las cuatro horas previas a la muerte de Hilario. Yo les di indicaciones del tipo ‘ve a este sitio’, ‘estáte en tal momento en este lugar’, ‘intenta hablar de la gente de este tema concreto’ o ‘pregunta por esto’. A partir de aquí, ellos se movían a su aire. Yo iba acompañándoles e iba viendo lo que iba ocurriendo, pero a mí me interesaba más que fueran distintos Hilarios y vivieran diferentes experiencias. 

Cada uno nos muestra qué pudo haber hecho Hilario entre esas cuatro horas en las que nadie supo nada de él hasta que se conoció la noticia de su muerte.  

–Claro. Al haber escuchado las versiones tan diversas que me contaban mis tíos –eran 8 hermanos–, decidí coger a cinco personas que también fueran muy distintas y me propusieran noches muy diferentes, convirtiéndose, de alguna manera, en los fantasmas de H. Porque todos los Hilarios de los que me han hablado son como los fantasmas que han quedado, porque ninguno de los relatos que me contaban eran verdad, eran pura imaginación. Ahí está el juego.  

"El proyecto pretende ser muy emocional, que no emotiva. Apela a cosas muy sencillas y cuando la ves sientes empatía. Tengo mucha curiosidad por cómo se verá en Pamplona, y más en estos días previos a las fiestas"

Aunque Carlos Pardo Ros firma la dirección de la película, decidió contar con cinco realizadores para grabar y seguir a los actores con los teléfonos móviles. ¿Por qué optó por esta fórmula? 

–Nosotros –DVEIN Films– trabajamos de una manera muy colectiva u cooperativa. Todos participamos en los proyectos de todos en diferentes puestos, así que para esta película yo me podía permitir tener a cinco personas, cada una con su propia mirada, dándoles una confianza total. No solo tengo a los cinco personajes, sino también cinco miradas posibles. Hay una mirada más tranquila, otra más agitada, otra más contemplativa... Y jugamos con todas ellas. Al final generamos muchísimo material.

Más de 100 horas.

–Sí, estuvimos rodando durante 10 días y sumamos más de 100 horas. Yo quería esto porque me interesaba disponer de todo el material y generar un guión a partir de él, no al revés. Lo hicimos a partir de todo lo que vimos y oímos en las imágenes.

¿Y qué tipo de historias o sensaciones nos transmiten estos recorridos nocturnos sanfermineros?

–La película es una experiencia absolutamente inmersiva en la noche de San Fermín, con todos sus pros y sus contras. Con todo lo que la noche de San Fermín implica: sonido, color, luz, mucha gente, cuerpos, personas borrachas, pasadas... Las historias de cada uno de los actores tiene que ver con la relación que establecen con todo lo que se genera en una noche de San Fermín, que es una noche muy particular y que en las horas previas al encierro se vuelve más desmedida, más extrema. Al final, la película consiste casi en meterte en la piel de Hilario la noche antes de morir y en vivir esas horas. No son historias tal cual, sino experiencias.

¿Y cómo hicieron, por ejemplo, para el tema del sonido? Porque usar sonido directo no parece posible.

–Claro, eso ya lo sabíamos desde el principio. Todos los personajes, eso sí, llevaban un micrófono escondido, pero solo para registrar las conversaciones y que yo pudiera escucharlas para la posterior escritura del guión. El sonido de Sanfermines es una bola, se oye de todo, voces, charangas, ruido de todo tipo, y no se puede discriminar, así que hemos hecho un trabajo de reconstrucción incluso inventándonos sonidos que en realidad no existen en las fiestas, pero que a nivel de energía o estado de ánimo representan lo que se estaba viviendo en cada momento. Y las voces son las de los actores que leen los textos escritos en el guión.

¿Ya conocía de antes a estos intérpretes, incluida Itsaso Arana, natural de Tafalla? La confianza para embarcarse en un proyecto de estas características tiene que ser importante.

–Sí, para hacer esta película necesitaba a personas de mucha confianza para que se aventuraran conmigo en esta historia tan extraña. A Itsaso la conozco desde hace muchos años, se lo propuse, nos pusimos de acuerdo y fue maravilloso. Pero también ha habido gente a la que no conocía directamente y que se sumó al proyecto confiando completamente en mí. Como Pedro Ladroga y los amigos que salen con él. Y, claro, cuando vives una experiencia de este tipo, acabas volviéndote muy cercano. Además, yo entiendo el cine de una forma muy familiar y aquí aun más, porque los actores se exponen mucho.

"Al final, la película consiste casi en meterte en la piel de Hilario la noche antes de morir y en vivir esas horas"

El rodaje tuvo lugar en 2016, pero llega ahora a las salas.

–Han sido seis años de trabajo, sí. El año pasado tuvo un estreno en el Visions du Réel de Suiza, desde entonces la hemos estado moviendo por festivales y ahora es el estreno en salas comerciales. Ha llevado mucho tiempo, sobre todo por lo que comentaba antes, porque hemos hecho el proceso al revés. Primero hicimos el rodaje, y luego escribimos el guión, hubo que reconstruir todo el sonido, las voces... En la forma en la que se ha hecho es donde la película es más experimental. Pero, bueno, normalmente, entre la búsqueda de financiación y demás, una película te lleva entre cuatro y cinco años, así que más o menos es lo mismo, solo que yo lo he hecho al revés.

Las críticas están siendo buenas.

–Sí, es una película un poco radical y extrema, pero me gusta que incluso que gente que es ajena al cine se está relacionando muy bien con ella. El proyecto pretende ser muy emocional, que no emotiva. Apela a cosas muy sencillas y cuando la ves sientes empatía. Ahora tengo mucha curiosidad por cómo se verá en Pamplona, y más en estos días previos a San Fermín.

De alguna manera, es como si cerrara el círculo, vuelve a Navarra a contar la historia posible de su tío, cumpliendo la misión que se puso cuando era niño y ya quería dedicarse al cine.

–Sí, de alguna manera cumplo un sueño infantil, aunque la película no lo es en absoluto. Además, en Pamplona van a venir mis tíos, así que me enfrento a un público más exigente, si cabe, porque no sé cómo van a reaccionar a todo lo que me he inventado a partir de sus historias.

Una escena de 'H'. Cedida

ALGUNOS DATOS

  • La película. H (España, 2022)
  • El director. Carlos Pardo Ros.
  • Guionista. Pablo Gisbert y Carlos Pardo Ros.
  • Intérpretes. Itsaso Arana, Pedro Ladroga, Leonard Plattner, Julio Carlos Ramos, Abelo Valis.
  • Dirección de fotografía. María Antón Cabot, Gabriel Azorín, Teo Guillem, Carlos Pardo Ros, Óscar Vincentelli.
  • Duración. 67 minutos.