Dice Miguel Goikoetxandia, autor, director e intérprete de Perséfone y responsable de la compañía navarra Iluna Producciones, que esta obra “es necesaria” por cuando habla de esos temas “incómodos” que no por evitarlos van a desaparecer. En un tono casi de historia de misterio, la tragedia que protagoniza Marta Juániz fluye “con facilidad” pese a su carácter “sobrecogedor”.

¿Qué significa volver al escenario de La Cava de Olite?

–Nos sentimos agradecidos. Y estamos especialmente contentos porque creemos que esta obra es muy interesante en toda la trayectoria de Iluna. Ojalá que Olite sea un escaparate para Perséfone y se pueda contratar en muchos más sitios de Navarra. A nosotros nos ayudó mucho Sendaberri, el circuito de la Red de Teatros para proyectos de contenido social. A raíz de que nos seleccionaran, la obra se pudo ver más y creemos que estar en el festival sin duda será bueno para el montaje y para nuestra compañía.

Hay ocho compañías programadas en distintos escenarios del festival. Parece que es lógico que en una programación pública se preste atención creciente a lo que se produce en Navarra.

–Es importante y es de justicia. Por poner algunos ejemplos, en los últimos años Demodé consiguió un Max y Tefi de Paz y Eva Azpilicueta fueron premiadas en Feten. Todos tratamos de hacer las cosas lo mejor posible y creo que eso se está trasladando a las convocatorias. Nos estamos ganando nuestro espacio en las programaciones no tanto por ser compañías navarras, sino porque estamos haciendo producciones de mucha calidad. En el caso de Iluna lo tengo claro: Vencidos, Con los ojos abiertos o Pérsefone son las mejores obras que hemos hecho.

El festival también tiene otras actividades como encuentros y talleres. ¿Hasta qué punto es interesante fomentar la convivencia entre artistas y la relación con el público?

–Sí, es un complemento muy interesante, y sobre todo para el público, para encontrarnos todos en otras circunstancias y tener la oportunidad de aprender y de poder hablar de lo que haces de una manera más distendida. Es algo que estaba en todos los festivales y tiene que estar en Olite. 

El título de la obra, ‘Perséfone’, puede hacer pensar que estamos ante un montaje clásico, aunque todo sucede en la actualidad. ¿Cuánto tiene del mito?

–Todo el desarrollo de la historia es contemporáneo, pero partimos desde esa perspectiva mítica y desde ese ambiente de tragedia. No es un drama, todo va encaminándose hacia un momento en el que todo se precipita. No quiero contar mucho (ríe), pero no es un título casual, el mito es importante en la obra. Ese Hades que se lleva a Perséfone a los infiernos, ese rapto violento nos sirven para hablar de violencia de género y de abuso infantil; temas que obviamente vienen desde antiguo y han estado siempre ahí. Me gusta mucho la mitología clásica y me pareció que encajaba a la perfección con la historia que queríamos contar.

"Nos estamos ganando nuestro espacio en las programaciones no tanto por ser compañías navarras, sino porque estamos haciendo producciones de mucha calidad"

Abordan cuestiones muy complejas como la violencia de género y el abuso infantil, ¿por qué?

–Todo esto viene de la pandemia. Yo estaba buscando contar una historia que me permitiera aunar a un personaje muy potente con unos hechos trágicos contados de una manera muy sensible y poética. Al principio iba a ser un monólogo y ya había pensado incluir algunos temas que me interesaban, pero durante la pandemia esta idea fue a más porque hubo una semana en la que se publicaron varias noticias sobre el abuso infantil, en referencia a cómo había personas atrapadas en casa con sus abusadores, que en un 97% de los casos es hombre y en un altísimo porcentaje es el padre. Me pareció terrible y pensé que ahí había una historia que contar, así que me documenté más, y no solo con casos lejanos, sino también con casos cercanos, que los hay y más de lo que yo pensaba. 

Es un tema difícil.

–Es un tema muy incómodo y lo hemos notado en cada representación. Y no es que las insituciones lo tapen, sino que somos los ciudadanos mismos quienes queremos cubrirlo porque nos resulta difícil y terrible. Reconozco que me daba mucho miedo de cara a la programación. Me preguntaba si el público iba a querer ver esta obra, pero, al final, nos hemos sorprendido por la respuesta. Ha llevado a gente a los teatros. Es cierto que es una obra que sobrecoge, pero, en este caso, la frase manida de necesaria es totalmente cierta. Y lo hemos comprobado. Solemos hacer coloquios posteriores y en muchas de las funciones se ha destapado algún caso. Insisto, el abuso es mucho más común de lo que podemos imaginar. Y es un tema potencialmente muy interesante para tratarlo en institutos.

Marta Juániz es la protagonista. Vuelven a trabajar con ella después de ‘Vencidos’, y ella misma afirmaba hace unos días que se considera ya parte de Iluna.

–Y nosotros la consideramos como tal. Iluna es una empresa de teatro en la que estamos una gente determinada, pero tenemos claro que cuando podamos y sea bueno para las funciones, nos gustaría contar con Marta. Está siendo una relación muy natural, sencilla y agradable. Además, es una enorme actriz. Nos da muchas facilidades. Los dos montajes que hemos hecho han sido muy  fáciles, hay mucho cariño y respeto entre todos y eso hace el trabajo mejor. De hecho, en el próximo montaje estará Marta también.

¿Se puede contar algo?

–Sí, estamos trabajando en una obra sobre Ezkaba, no solo sobre la fuga, sino sobre la vida en el penal, las redes de solidaridad de mujeres... Es un tema que yo tenía pendiente y que quería tratar ya desde que hicimos Vencidos. 

"Es un tema muy incómodo y lo hemos notado en cada representación. Y no es que las insituciones lo tapen, sino que somos los ciudadanos mismos quienes queremos cubrirlo porque nos resulta difícil y terrible"

Volviendo a la obra que veremos en Olite esta noche, ¿qué me puede contar de los personajes que rodean a Silvia-Perséfone y que interpretan Ana Berrade, David Larrea y Miguel Goikoetxandia?

–Dentro de esta perspectiva mitológica, Silvia, que es una hija de familia bien, vive en una casa que en realidad es una madriguera que la oprime. Y en ese círculo opresivo aparecen personajes como su madre, que es muy interesante, porque es una víctima, pero vive lo que les está pasando como si fuera una carga a la que están predestinadas, así que no ayuda demasiado a la hija. Además, aparece la figura de un psicólogo bastante duro con ella, también abogados que no se ponen de su lado; su padre... Cada personaje tiene su fondo y tienen mucho que ver con lo que he podido percibir de lo que sucede en muchos casos a las víctimas de abuso infantil.

La escenografía, creada por Ion Martinkorena, es muy metafórica, ya que habla de esos hilos que van oprimiendo a la protagonista. 

–Sí, la escenografía y la iluminación tienen mucho que ver con un monstruo mitológico, con ese espacio opresivo y duro en el que vive Silvia. Ion ha creado una gran tela de araña compuesta por una lámpara de la que cuelgan hilos que encierran al personaje. Eso sí, en este momento y teniendo en cuenta el viento que suele hacer en Olite, no me atrevo a afirmar que podamos montar los hilos (ríe). Espero que sí.