Usted empezó muy joven, con 16 años, y ni más ni menos que acompañando a Camarón de la Isla.
No me di cuenta ni yo. Yo estaba en un tablao, allí, en Málaga, y él venía con Paco De Lucía, era cuando le tocaba Paco. Veíamos a Camarón y a Paco De Lucía y se nos saltaban las lágrimas, eran los ídolos absolutos. Me vio tocar y un día me llamó a tocar con él.
Estuvo casi veinte años con él, del 73 al 92. ¿Qué le hacía tan especial?
A Camarón le hacía especial todo. Su cante, por supuesto, pero era una persona a la que quería todo el mundo. Siempre veía cosas buenas en la gente que tocaba o cantaba. Siempre te decía: “Mira qué bien toca este. Mira qué cante más bonito”. Nunca le oí hablar mal de nadie, y eso que todos hacemos cosas mal, no somos perfectos. Pero jamás le oí decir nada malo de nadie. Eso le hacía aprender mucho, aprendía de todo el mundo, porque, como siempre veía cosas buenas en todas partes, se fijaba y aprendía.
O sea, que además de ser un genio como artista, también era una gran persona.
Claro. Eso es muy importante. Si no, yo no sé hasta qué punto un artista puede llegar lejos. Si te empiezas a preocupar por buscar defectos en los demás… Preocúpate por ver las cosas buenas, eso lo aprendí de él, que era un genio.
Uno de los discos que grabó con él fue muy polémico en su momento, La leyenda del tiempo. Ahora nadie duda de su valor, pero dicen que en su momento no les gustaba ni a ustedes mismos.
Sí, es así. Pero tiene una explicación. Camarón podía grabar lo que hubiese querido, que lo habría hecho bien. Con otro artista, el resultado igual hubiera sido diferente. Yo se lo digo a Ricardo Pachón (productor del disco, NdR), medio en serio medio en broma: “¡Qué suerte tuviste de que La leyenda del tiempo la grabase Camarón! Como la hubiese grabado otro…”. También hice otro disco que fue rupturista con Lole y Manuel, que también eran dos genios. Estamos hablando de personas que sacaban adelante todo lo que tocaban, porque tenían una capacidad de transmitir enorme. Por supuesto, no quitamos mérito al resto de personas que trabajaron en el disco, pero Camarón era Camarón.
Eso demuestra que la personalidad del artista se impone, y también que necesitamos perspectiva para analizar y valorar sus obras.
Claro. Camarón tiene una entrevista en la que decía precisamente eso. “No me han entendido, pero dentro de veinte años, igual me entienden mejor”. Eso está ahí, fue una entrevista en televisión. Él sabía que estaba bien hecho y que se acabaría valorando.
¿Pasará lo mismo con los artistas que están haciendo evolucionar el flamenco, como La Tremendita, Rosalía, Mª José Llergo…?
Sí. Yo pienso que la música flamenca es sabia: si algo vale, se quedará; y si no, será una moda que se irá como ha venido, como los pantalones de campana. El flamenco es sabio.
Tras la muerte de Camarón, usted inició su carrera en solitario porque nadie le llamaba para tocar. ¿Infundía mucho respeto?
Pero si yo era un niño, esto fue hace treinta y tantos años… No sé por qué no me llamaban, pero entonces me sentía mal. No entendía que nadie me llamaba.
No hay mal que por bien no venga. De ahí nació su carrera en solitario, que le ha llevado por multitud de países y en la que ha obtenido reconocimiento, premios…
Sí, al final me hicieron un favor. Yo me hice solista por desgracia, por la muerte de Camarón. Yo hubiera estado toda la vida tocándole. Pero como no me llamaba nadie, tuve que buscarme la vida por mi cuenta. Hice giras como telonero de Elton John y Frank Sinatra. No es algo que ahora me importe, pero en su momento sí me dolió que no me llamara ningún cantaor, me hubiera dado vidilla.
Viene a Pamplona con su espectáculo Viviré. ¿En qué consiste?
Viviré es un recuerdo de mi paso por mi música. Toco alguna canción de La leyenda del tiempo, algún otro tema de Camarón con algunos amigos míos cantaores que me acompañan. Toco Two much, que recuerda un poco a Paco de Lucía. Recuerdo a los genios de mi época, la Rondeña de don Ramón Montoya, esa flamencura… Lo que perdura, lo que no se va a perder en la vida.
Una especie de retrospectiva.
Eso es. Sobre todo, recordando el flamenco, que es de donde venimos. Cuando has hecho cosas como la colaboración con Michel Camilo, temas de Piazzola, de Miles Davis… Son genios, también, pero no hay que olvidar que yo vengo del flamenco, yo soy del flamenco y eso lo voy a perder en la vida.
Pamplona es la tierra de Sabicas.
Buahhh… Si no mencionamos eso, no estamos hablando de “ná”. Sabicas es uno de los grandes maestros de la guitarra flamenca. Paco De Lucía era un enamorado de Sabicas, siempre me lo dijo y lo reconoció públicamente.
En los años sesenta, Sabicas grabó con Joe Beck uno de los primeros discos de fusión.
Sí, Encuentro con el rock.
Exactamente, ‘Rock encounter’, de 1966.
Fue una de las primeras mezclas que se hizo. Y fíjate que Sabicas era flamenco por los cuatro costados, hasta en su mentalidad. Es que el flamenco es muy grande, que eso es algo que reconoce todo el mundo. Los grandes compositores, como Manuel de Falla, Albéniz, Turina, Granados… Todos ellos, cuando salían fuera de España, reconocían y pregonaban la grandeza del flamenco. Y hay una raíz flamenca en su obra.
¿Ha alcanzado el flamenco el reconocimiento que merece?
Sí que lo tiene. Yo tengo el privilegio de salir a tocar por todo el mundo, y veo que sí está bien valorado. Pero en España habría que apoyarlo más. Está reconocido como patrimonio inmaterial de la humanidad, pero hay que seguir fomentándolo, acercándolo a los jóvenes y mostrándolo a otros países. Se hacen muchas cosas, como por ejemplo el Flamenco on Fire. Estamos en el buen camino.