Las estrellas del mañana

Especialmente hermoso fue el tramo central de la actuación, cuando cantó un par de temas en solitario, a guitarra y voz. Aunque su disco de vio la luz el año pasado, ya tiene grabada su continuación y, de hecho, en los últimos meses ha lanzado varios adelantos del mismo que sitúan las expectativas en lo más alto, a juzgar por el excelente nivel compositivo, instrumental, lírico e interpretativo (la producción ha corrido a cargo de Juanma Latorre, de Vetusta Morla, ahí es nada). En la terraza de Baluarte sonaron Movimiento y Fantasmagoría, así como un buen puñado de temas de su primer álbum y alguna inédita. Siendo la de Andrea una carrera todavía muy corta, sorprende lo mucho que está creciendo en tan poco tiempo. Veremos hasta dónde le llevan sus nuevas canciones.

Tras una breve pausa, salió el segundo artista navarro de la noche, Javi Robles, que acababa de regresar de una gira de casi un mes por Argentina en la que ha tocado con bandas muy conocidas allí y delante de audiencias multitudinarias. En Baluarte éramos poco más de doscientos, pero Javi se entrega con la misma intensidad en cada una de sus actuaciones. Ese es uno de los secretos de su éxito, la pasión que desprende, la voz rasgada y la vena hinchada en el cuello, las letras vomitadas desde lo más profundo de las entrañas sin filtro de ninguna clase. Resulta imposible no ser alcanzado por la onda expansiva de sus viscerales canciones, pues las tiene de todo tipo, desde algunas ciertamente animadas (como Terracita, con la que abrió), a otras mucho más introspectivas (caso, por ejemplo, de Corazón blindado o Canción de un hijo a su padre).

Dentro de este último tipo de composiciones, destacó una novedad, Aunque tú ya no estés, cargada de emotividad al estar basada en una dolorosa experiencia real; es inédita, pero contaba el propio Javi que, tras estrenarla en los conciertos argentinos, fueron muchos los que le escribieron preguntándole por ella. Otras de sus creaciones ya son sobradamente conocidas y acumulan centenares de miles de reproducciones, como Pájaros y cicatrices y, muy especialmente, Poco bebo, su mayor hit hasta la fecha, que en Baluarte interpretó dos veces: una, en el repertorio normal, tal y como estaba previsto, y otra en los bises, con Javi tocando la guitarra y el público cantando toda la letra de principio a fin.

Enmarcado en mitad de este ciclo con el que Baluarte celebra su vigésimo aniversario, el concierto del viernes tuvo un sabor especial, al tratarse de dos artistas jóvenes y de la tierra, todavía no tan consagrados como los de las otras tres citas (Love of Lesbian, Gatibu o El Columpio Asesino), pero, en ambos casos, con un futuro esplendoroso por delante. Desde la terraza de Baluarte, bajo el cielo azul, pudimos vislumbrar las estrellas del mañana.