Después de tres años de trabajo sin freno, Natalia Lacunza anuncia un descanso que arrancará este viernes tras el mayor concierto hasta ahora de su carrera y el lanzamiento del EP Duro, acontecimientos que servirán a la vez como "punto y final y punto de partida" de su carrera.

"Estoy en un momento de experimentación y de diversión, de quitarme un poco un yugo que tenía sobre mí misma al representar mis emociones por diferentes vías y géneros", señala la navarra en una charla con EFE sobre la tesis que sustenta su más reciente grabación y puede que las próximas.

Lacunza (Pamplona, 1999) explica que ese "yugo" al que alude "consiste en inseguridad, en juzgarte a ti misma más de lo que deberías, en un tema de ambición, en sentirte vulnerable y como que no estás ni en un sitio ni en el otro estilísticamente", algo de lo que se ha dado cuenta en estos cinco años de componer canciones que, en su opinión, tiene mucho que ver con su condición de mujer.

"Desde preadolescente se te meten muchas cosas en la cabeza aunque no quieras, sobre todo respecto a cómo te limitas. Es como que las artistas femeninas tienen diferentes huecos en los que han de encajar: o eres super pop o puta o megaindie. Yo nunca me he identificado con ninguno de esos huecos individualmente. Siento que abarco como mucho más", defiende.

Esa toma de conciencia se materializa en forma y contenido en Duro (Universal), integrado por cinco temas compuestos "de una forma más libre", con paradas en París y en Miami y en los que quiso divertirse y experimentar con una producción más electrónica, "más hardcore".

"Es una representación de cómo he estado por dentro, como una rave, porque estaba trabajando a muerte y procesando muchísimas cosas a la vez, con mucho frenesí y sensaciones de todo tipo", indica sobre estas canciones moldeadas junto a Pau Riutort, quien ya la acompañó en su primer LP "Tiene que ser para mí" (2022).

Añade que el propio título, el mismo del corte que abre el EP y que sentó las bases del mismo, constituye "una expresión de fortaleza", de toda esa batalla que ha librado para darse cuenta de su propio valor, "de sentirte muy sola en muchas ocasiones y muy juzgada y, al final, un poco de lo que es el paso de niña a adulta".

Dentro, dice, hay un "autoabrazo" en forma de canción llamada Verdadero. "Tenía muchas ganas de hacer un house épico y este tema superambiental sirve para elevarte hablando del reconocimiento de una misma, de conectar con lo realmente quieres y eres, de lo que nadie te puede quitar", señala esta autora e intérprete que inició su carrera tras su salida de Operación Triunfo con otros dos discos breves, Otras alas (2019) y EP2 (2020).

En paralelo con la salida de Duro, Lacunza celebrará un concierto este viernes en La Riviera de Madrid, el mayor que haya organizado nunca en su carrera, y servirá para cerrar tres años de presentaciones en vivo con dos giras empalmadas.

"De momento no pongo fecha a mi vuelta. No creo que tarde demasiado, porque necesito hacer cosas todo el rato, pero ha llegado un punto en el que siento que necesito recargar energías para volver mucho más potente y tomar perspectiva, para crear un proyecto nuevo desde un punto mucho más tranquilo", alega.

Esta artista que basa su proyecto "en la transición y el cambio constante" no se plantea qué forma tendrá su retorno. "Me muevo mucho por instinto, por necesidad visceral. Simplemente me voy a escuchar a mí misma y voy a ir viendo qué cosas se me ponen por delante y qué tengo que plasmar", apostilla con una sonrisa por lo que ha de venir.