¿Cuál es el origen del proyecto Hofe x 4:40?

– Conozco a Marcos desde que tenía 13 años. Vino a mi primer concierto, él estaba empezando a montar su estudio en su casa y me ofreció grabar allí. Él tenía un proyecto por su cuenta, pero empezamos a grabar y nos hicimos muy amigos. Acabé trabajando con ellos en el colectivo Nibbass. Esto sería en 2014 o 2015, más o menos.

Empezaron descargando bases de internet, pero la cosa ha mejorado mucho.

– Hacíamos lo que hacían casi todos los raperos de la época: robar bases de Internet y no pensar en que podríamos tener colegas a los que les gustara producir. Siempre hemos tenido en estima a los productores, pero tirábamos por lo fácil, que era meterte en Youtube, robar una base y hacerte la letra. Cuando Xabi entró en el grupo, empezó a trastear y a hacerse sus primeros ritmos. Ahí fuimos más allá porque ya estábamos creando un sonido específico, algo que nos gustaba. Eso hizo más compacto nuestro proyecto.

En su música se acercan a un montón de géneros. ¿El elemento común podría ser la electrónica?

– Sí. Solemos decir que hacemos música hecha con ordenador. Es música nueva a partir de vieja música. Siempre pongo el mismo ejemplo: nosotros hacemos una casa y cada ladrillo es de diferente color: uno es rojo, otro gris… Nuestra música es así, no tenemos nada fijo, sino que nos movemos por lo que nos gusta y nos apetece en cada momento. Y nos gustan muchos estilos de música, eso hace que no nos quedemos en una sola cosa, sino que experimentamos. Los tres somos muy curiosos.

Es interesante eso de hacer música nueva a partir de vieja música. No todo el mundo lo admite, pero es imposible crear algo totalmente nuevo, siempre se utilizan cosas que ya estaban ahí, ¿no?

– Sí, totalmente. Y las referencias no se ciñen solo a la música, sino que están también en tu casa, en cómo habla tu abuela, en la gente con la que te juntas en el parque cuando eres un chaval… Las referencias están en todo lo que te rodea. No son solo la música que escuchas y los libros que lees.

Hablando de referencias, en las canciones mencionan a artistas como Manzanita, Eduardo Benavente, Kurt Cobain o Ian Curtis, que no son actuales. ¿Cómo llegan a ellos?

– Yo les debo mucho a mi padre y a mi madre, que son dos cocos de la música. Conozco a todos esos autores por ellos. A mi padre le gusta mucho Joy Division, a mis tíos y a mi madre les encanta Manzanita… Eduardo Benavente y su banda, Parálisis Permanente, me ha gustado desde siempre. Con el tiempo he valorado más esos grupos. A veces pienso en cuando iba con mis padres en el coche y ponían un disco, que yo pensaba que no me gustaba y que eran unos pesados, pero ahora lo agradezco, porque estaban educándome musicalmente de una manera de la que no era consciente. Además, tengo suerte de que me rodeo de gente que escucha mucha música: tengo colegas a los que les gusta el reggae y que han estado en colectivos como Iruñerria Jamaica Clash, o la gente de Chill Mafia… He bebido de lo que escucha mi entorno, siempre he tendido a juntarme con gente que le gustaba mucho la música, como a mí.

El cine también está muy presente: Kurosawa, Eric Rohmer, Truffaut… ¿De dónde le viene?

– Eso es más por mí, siempre me ha encantado el cine. He sido muy curioso con eso. Ha pasado a la inversa, a veces les recomiendo yo a mis padres alguna película. Siempre me ha llamado la atención lo audiovisual, la estética, la manera de contar historias… No sabría decirte de dónde viene, pero me atrae. Me parece un mundo muy guay, une un montón de cosas: el guion, que se escribe como se puede escribir un libro, la fotografía, el vestuario, la banda sonora…

De hecho, el componente audiovisual tiene mucha importancia en su proyecto.

– Sí. Mejora la capacidad de transmisión. Un buen contenido audiovisual, un vídeo clip, un buen diseño… redondea las obras, les da diferente significado, otras connotaciones… A Marcos y a Xabi también les gusta mucho, quizás no tanto como a mí, que soy muy friqui de todo esto. En nuestros últimos trabajos hemos contado con gente increíble como Liam McDonnell y toda la peña de la productora Arriguri. Son amigos y grandes profesionales, un lujo.

Han publicado dos epés, Amodioa y Amorrua, que esconden juegos de palabras en sus títulos.

– Nos hacía gracia el juego de palabras, es más por eso que por el contenido que pueda tener. Amodioa significa amor, pero incluye la palabra odio. Amorrua significa rabia, pero incluye la palabra amor. En ambos epés cabe todo: amor, pasión, soledad, odio, ansiedad… Las dos palabras en euskera nos gustan mucho y se crea un juego de palabras entre ellas muy interesante.

¿Hay diferencias musicales entre ambos trabajos?

– Sí. Amodioa es nuestro comienzo trasteando con la electrónica y evolucionando al sonido en el que queremos estar. Venimos del rap, y el primer tema, Joven lehendakari, empieza como un rap y termina con electrónica. Es nuestra evolución musical. En Amorrua sucede al revés, empieza con electrónica pero termina con algo que se acerca al rap. Es nuestra manera de decir que estamos aquí, pero que no nos olvidamos de dónde venimos. El título, que significa rabia, nos ha servido para ordenar las canciones. Cuando tienes un arrebato de rabia o de furia, al principio todo es muy estridente, muy enérgico, muy intenso, y cuando vas procesando las cosas, se vuelve más calmado. El epé empieza muy fuerte y acaba muy tranquilo, es por eso.

Están haciendo una gira larga. ¿Qué tal está yendo?

– Está siendo increíble. Nunca hubiésemos soñado con que nos fuese a pasar esto. Estoy en una nube con todo lo que está pasando. Este año hemos hecho cuarenta bolos y el apoyo ha sido bestial, ha habido mucha gente que siente nuestra música y nos hemos sentido muy arropados por todo el mundo, tanto a nivel Euskal Herria como a nivel estatal. Hemos recibido muchísimo calor. Es increíble poder ir a tantos sitios, como este fin de semana, que nos vamos a Salamanca, Badajoz y Sevilla. Vamos a hacer música con amigos, a pasarlo bien.

¿Y qué expectativas tienen? ¿Les gustaría que este fuese su oficio para toda la vida? ¿O prefieren no planteárselo?

– A mí me encantaría que esto fuera mi trabajo en algún momento. Poder vivir de ello. Creo que a casi todo el mundo al que le gusta la música le encantaría vivir de ello. Pero prefiero disfrutar, muchas veces nos obsesionamos con lo que queremos conseguir en el futuro y se nos olvida que, pase lo que pase, ya estamos haciendo un montón de cosas que van a quedar en el recuerdo. Estamos teniendo oportunidades que muchos no tienen. Está siendo increíble. Ojalá sea nuestro trabajo, pero si no, no pasa nada.

Que les quiten lo bailado, ¿no?

– Literalmente. Parece que si no lo consigues, eres un fracasado, y para nada. Casi nadie lo consigue. Ya conseguirás otras cosas.