Se metió en el estudio en cuanto terminó la gira anterior. ¿No ha necesitado reposo, como les sucede a otros artistas?

No sé si es que no he necesitado reposo. El primer disco nace de ningún sitio, nadie esperaba que Alejo sacara un disco. Llevaba tiempo trabajando en aquellas canciones y, cuando salió, ya empecé a trabajar en las de este nuevo álbum. Me han pasado un montón de cosas desde 2022 y tenía la necesidad de contarlas, la sido todo muy natural. La carrera de un artista es hacer canciones y conciertos, el resto es circunstancial.

Entiendo entonces que siempre está componiendo.

Los genios pueden permitirse esperar a que les llegue la inspiración y que surja algo maravilloso. El resto de los humanos tenemos que trabajar a diario. Si no, me resultaría muy difícil reunir diez o doce canciones para un disco. En este caso he compuesto veintitantas y luego he ido descartando algunas. Pero tengo que tener una rutina, porque soy bastante caótico y si no me centro, se me van los días y no llego a ningún sitio. Además, se da una circunstancia que es fundamental, y es que me gusta hacer canciones. Me encanta sentarme a trabajar, a resolver enigmas, es algo que me apasiona. A veces es difícil y me atasco, pero esa búsqueda me atrae muchísimo. 

¿Se ha atascado mucho para este disco? ¿Ha habido que rebuscar entre el carbón para encontrar Diamantes?

Ha habido que rebuscar mucho. Quise escribir de una manera menos metafórica, más visceral, y eso da vértigo. El sacar sentimientos de dentro sin dar demasiados rodeos te puede dar cierta vergüenza, porque sabes que luego lo va a escuchar todo el mundo. Me ha costado aceptarlo. He tratado temas como mi salud mental, y eso, a priori, no es cómodo para nadie, pero me apetecía hacerlo, hay que quitar esos estigmas. Casi todas las canciones las he hecho como siempre: se me ocurre una frase que creo que es maravillosa y luego me pego un mes entero tirando del hilo para que lo que viene detrás esté a la altura. 

Cuesta exponerse, pero es cuando más llega al oyente.

Es fundamental. La música que nace del corazón es la más sincera y la más directa, y es la que nos hace conectar de manera universal. No sucede siempre, no con todas las canciones tienes que contenerte las lágrimas, pero cuando se da, es maravilloso. Creo que era Sabina el que decía que una canción es letra, música, y algo que nadie sabe lo que es, pero que, sin eso, la canción no funciona. Ese algo creo que hace que la música tenga ese poder de conexión tan grande.

Musicalmente, el disco mantiene su estilo.

Sí, no creo que vaya ha hacer nunca un disco muy lejano a lo anterior. Tu nueva canción es siempre un resumen de las anteriores. Tendría que estar muy descontento con mi pasado para hacer un giro de 180 grados. Sí que he metido cosas de mis influencias más adolescentes y hay algún momento punki en algunas canciones. Hemos mirado mucho a Jesse Malin, a algunos discos oscuretes de Ryan Adams… Hay una evolución, pero el que me escucha ya sabe qué se va a encontrar. Enfocar las canciones desde otro punto de vista me parece increíble, es lo que hacían los Beatles, pero seguían siendo los Beatles. Hablaban el mismo lenguaje desde diferentes perspectivas, y Bowie hacía lo mismo, pero no me creo al típico artista que va persiguiendo las modas.

Las letras son más directas, pero siguen girando en torno a usted.

Sí, todo el rato. No sé escribir sobre otra gente, soy el único que no me va a rebatir (risas). Son experiencias personales que conozco bien. No hago música para salvarle la vida a nadie, todas mis reivindicaciones son desde el plano personal. Entiendo el mundo a mi manera; al que le guste, increíble, y al que no, pues también. Reivindico cosas que no me gustan y que creo que deberían cambiar, pero no hago música política. Además, si hablo de mí mismo tengo la seguridad de que, dentro de veinte años, seguiré conectado con estas canciones.

En Tenemos algo que solucionar trata el tema de la salud mental.

Fue la única que salió más o menos rápida. Salió el día antes de entrar en el estudio, de hecho escribí una parte por Medinaceli, viajando hacia Madrid. Había una canción que ocupaba su puesto, pero se la enseñé al productor y a mi manager y les dije que la teníamos que grabar. Fue muy emocionante cuando se la enseñé, porque hablo de un proceso de salud mental que creo que terminó con esa canción. Sentía pudor, y eso fue lo que me empujó a grabarla. No tiene que ser un tema tabú. Por eso el estribillo es en plural, “Tenemos algo que solucionar”, porque es algo que tenemos que mejorar como sociedad.

Dice que le sirvió como terapia, ve la música como algo curativo.

Está claro que tengo la suerte de poner un avatar delante de mí cuando hago música. En las canciones cuento cosas que me conmueven, son muy de verdad. Todo esto de artista frágil que siente mucho las cosas, en mi caso es real, la gente que me conoce lo sabe. Y la música para mí tiene ese poder. Es totalmente lícito que alguien escriba una canción para entrar en una lista de éxitos, pero yo no sé hacer música así. Espero que dentro de veinte años, cuando escuche estas canciones, me siga reconociendo.

Ahora se ha publicado en formato digital. ¿Habrá edición física?

Sí, haremos un vinilo super chulo en el que, como siempre, me gasto todo el dinero pero el consumidor se queda satisfecho. Lo vamos a mandar ya a fábrica, saldrá cuando empiece la gira.

Hablando de la gira, ¿qué nos puede adelantar sobre ese tema?

Dentro de poco publicaremos las fechas de una mini gira por salas. En verano haremos bastantes festivales, la previsión es que voy a tocar mucho. Vamos con la banda al completo a ciudades en las que nunca he estado. Van a ser conciertos con mucha energía. Algunas ya las hemos tocado y funcionan muy bien. 

Habrá fechas en Pamplona y Tudela, ¿no?

En Tudela no, toqué hace poco en el Gaztambide y fue muy bien, no me esperaba semejante acogida en casa. Voy a intentar dejar un tiempo antes de volver a tocar en Tudela. Con Pamplona sí que tengo una deuda y quiero ir en eléctrico. Seguro que sucede.