Tras un prometedor primer disco (Prenderle fuego a todo, 2022), la artista navarra Andrea Santiago regresa con su segundo álbum, Éxodo, producido por Juanma Latorre (Vetusta Morla). Con este trabajo, Andrea se consolida como una de las voces a tener en cuenta en el panorama nacional. El 11 de mayo lo presentará en directo en Pamplona (sala Canalla).

Se suele decir que en el primer disco se reúnen las mejores canciones que el artista tenía hasta ese momento, pero que el segundo es más difícil de escribir. ¿Lo ha sentido así?

-Pues en realidad ha sido muy sencillo, porque para mí es un acto terapéutico. Cuando llegó el momento de empezar a producir las canciones de este segundo disco, ya casi las había dejado atrás. Es una manera de liberar espacio interno, lo hago de manera natural, me sale solo. No tuve ningún problema para componer, de hecho se me han quedado fuera cosas muy interesantes que pretendo sacar de aquí en adelante. Creo que empecé tan tarde con los proyectos de música que, en realidad, tenía mucho más contenido que el que luego se quedó en Prenderle fuego a todo. Han sido como evoluciones.  

¿Y cuál es el origen de estas nuevas canciones?

- Sentía que el viaje de Prenderle fuego a todo no había terminado, tenía que seguirlo. Utilicé la música como una herramienta para liberarme de demonios que tenía dentro. De manera simbólica, en la portada del primer disco yo estaba debajo del agua, congelada, y no estaba cómoda con el punto en el que se había quedado. Fue muy natural para mí hacer una segunda parte de ese viaje. Le expliqué a Juanma, el productor, que quería verlo como lo que para mí es la música, una herramienta terapéutica, pero que también quería documentar el viaje y utilizarlo para recordar lo que había vivido y que no se quedase abierto, como sucedió con el otro.

Menciona al productor, Juanma Latorre, miembro de Vetusta Morla. ¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar con él?

- Ha sido increíble. He trabajado con él cosas que hasta ahora no había trabajado con nadie, como las letras. Yo las veía como un diario íntimo y me parecía impensable que alguien se pudiera meter en ese terreno, aunque fuese para redondear algo. Me fui cuatro tardes a su casa, en Madrid, y estuvimos haciendo cirugía de las letras. Yo alucinaba, porque le contaba mis cosas, la razón por la que había escrito algo, y él me proponía algún cambio, alguna palabra más precisa, me indicaba que alguna vez cortaba alguna palabra cuando cantaba… Ha sido una pasada, muy emocionante. Además, yo estaba en una época un poco oscura cuando empezaba a producir las maquetas. Como él trabaja de noche, yo me despertaba pronto y me iba a pasear por la Vuelta del Castillo, escuchando lo que me había mandado. Recuerdo esas mañanas frías de invierno, andando y escuchando los avances que había hecho. Tiene muy buenas ideas, capta todo muy rápido.

Hay que decir que se nota su mano, pero el disco sigue sonando a Andrea Santiago, lo cual está muy bien, porque lo fácil hubiera sido intentar seguir la estela del sonido de Vetusta Morla.

- Sí. Creo que él supo captar la idea. Además, peleó mucho por que ese viaje que estábamos haciendo desde Prenderle fuego a todo fuese muy coherente a nivel de producción. Sí que noto más empaque y mucha mejora, lo hizo muy bien. A veces tiendo a tirar la voz para abajo o a tener menos protagonismo, pero él peleaba por que no fuese así. Les decía a los chicos: 'No salgáis en la foto, sale ella sola' (risas). Nos ha ayudado a subir un escalón de potencia y de calidad, pero manteniendo la esencia. 

Lo primero que llama la atención en su música, antes de profundizar en instrumentación, letras y demás, es los ambientes que se crean. Hay como un halo de misterio que envuelve las canciones.

- Sí, me gustan los sonidos atmosféricos y envolventes. Es la música que he escuchado siempre, es lo que me gusta. Cuando me pongo con las canciones, hago lo que yo llamo la pre pre producción, en el Logic, y ya ahí me sale solo crear sintes, capas de sonidos… Busco lo atmosférico. Además, Borja y Nacho (hermanos Muerza, NdR), guitarrista y batería, escuchan mucho shoegaze y todo este rollo, eso lo tenemos en común. 

La voz mantiene el sello característico, pero diría que ha evolucionado en su forma de cantar. Se le nota más segura.

- Sí. Creo que he perdido el miedo. Pero es curioso que me digas eso, que yo también lo percibo, porque estuve cuatro meses enferma y justo las grabaciones fueron en esos meses. Tenía mal la garganta y el pecho y no conseguía recuperarme, yo creo que fue una somatización bestia de algo. La canción Pierdo señal está cantada en un tono muy grave, y es por que la grabé estando enferma. Me acuerdo de que un día, grabando Fantasmagoría, Juanma vio que yo no estaba bien y me dio un chupito de Jagger. Oye, se me pasó. Ya no volví a tomar más días, ¿eh? (risas). Esto es una anécdota tonta, pero es cierto que él tenía recursos a la hora de grabar, las cosas que me decía, cómo me animaba… Me orientaba y creo que empecé a utilizar la voz de otra manera.

“Descubrí que, a través del movimiento, la música, el tirar para adelante era una cosa que me estaba ayudando”

El título del disco es 'Éxodo' y está muy bien elegido, porque en las letras hay mucho movimiento.

- Cuando me di cuenta de que quería continuar el viaje que había iniciado con Prenderle fuego a todo, en mi cabeza no paraba de repetirse la idea de que la portada se tenía que descongelar; y si se descongelaba, simbólicamente, dónde estaba yo. Pensaba en qué tenía que hacer para ordenar el caos, y no era solo prenderle fuego a todo y ya está. Descubrí que, a través del movimiento, la música, el tirar para adelante era una cosa que me estaba ayudando. Es un mantra que se repite a lo largo del disco, precisamente por eso. Juanma me preguntó adónde me llevaba este éxodo, pero todavía no lo sé.

Las letras hablan de usted, no recurre en los típicos lugares comunes. ¿Escribir le sirve de terapia?

- Sí, totalmente. Para mí es una herramienta. A veces estoy incómoda o me siento mal por algo, cojo la guitarra, saco una canción y descubro qué es lo que me pasaba. Es algo muy visual. La música me sirve para ordenar el discurso desordenado y caótico que llevo dentro de mí. La escritura en general me sirve para ello.

Hay también una apuesta importante por la imagen, que ya era importante en el primer álbum. Ha cuidado mucho la portada, las fotos, los vídeos…

- Es muy importante. Vengo de una familia de artistas. En la familia de mi madre son nueve hermanos y uno es pintor, otro hace tapices y restaura cosas, otra pinta pañuelos de seda, otra que también es pintora y hace cerámica… Por el lado de mi padre también tengo un tío pintor. Desde muy pequeños, en casa nos han inculcado ese amor por la belleza, esa admiración. Me sale muy natural. Además, tengo la suerte de que me rodeo de gente con la que comparto gustos comunes, en este caso Santi G. Barros, que ha hecho la portada. Sus fotos me parecen cuadros.

Después de este viaje, ¿ha llegado al lugar en el que quiere estar?

- Tengo la necesidad de seguir moviéndome. Es lo que te decía, ya estoy en otro momento vital y emocional, y creo que lo que estoy haciendo ahora es lo que realmente me representa. Pero estoy contenta, creo que hemos hecho un buen trabajo. Espero seguir mejorando y tocando. De eso se trata.