CONCIERTO DE ALBERTO RODRÍGUEZ PURROY

Lugar: Casa de Cultura de Zizur. Incidencias: Estreno en directo de La corriente, nuevo disco de Alberto Rodríguez Purroy, recién publicado. Alberto Rodríguez Purroy (guitarra y voz), Fredi Peláez (piano, acordeón, producción y dirección musical), Beñat Barandiarán (guitarra eléctrica), Kike Arza (bajo) y Juanma Urriza (batería).

Tiene motivos para sentirse satisfecho el bueno de Alberto Rodríguez Purroy. La vida de su primer disco, Instantánea, fue dilatada y plena.

Consciente de que tenía entre manos un material altamente sensible, decidió no actuar todo lo que hubiese podido, pero lo hizo cuidando al máximo cada una de las citas. Escogió con esmero y acierto los formatos musicales con los que se presentó. Fue tremendamente exigente con los recintos en los que se desarrollarían los conciertos. Mimó, en definitiva, a su público, y su público valoró el buen trato recibido

y ha permanecido ahí, latente y a la espera de sus próximos movimientos. Para regocijo de sus seguidores, el nuevo disco de Alberto acaba de ver la luz. Lleva por título La corriente, dice su autor que en referencia al discurrir creativo que quiere seguir de manera natural, sin luchar contra nadie y sin preocuparse por lo que le puedan graznar las aves de mal agüero, obedeciendo únicamente a su propia pulsión creativa. No parece mal criterio, desde luego. Musicalmente, el disco continúa incidiendo en su particular visión de la canción de autor, entendiendo el término en el sentido más amplio posible. Muy buen nivel compositivo, un universo lírico propio, un fantástico trabajo de producción, obra de Fredi Peláez, y un excelente acabado instrumental.

El domingo, en la Casa de Cultura de Zizur, Alberto fue desgranando los temas de su última criatura; abrió con La corriente, el corte que da título al álbum; Puerta de mar, la primera canción que compuso para este nuevo proyecto, inspirada en una foto que le enviaron durante la pandemia, en la que se aparecía una ventana abierta desde la que se vislumbraba el mar; Primavera Blues, con su aroma hippy y soñador; Autoempatía, sin los arreglos de chelo del álbum (obra de Pello Ramírez), pero luciendo un nuevo traje que le sentaba de maravilla; Naufragio, una de las de sonido más contundente, en buena parte gracias a la batería de Juanma Urriza; Deseo, que marcó la nota cosmopolita y de sonido casi circense, a medio camino entre una banda sonora de Nino Rota y el jazz de Nueva Orleans, con ese acordeón de Fredi; Realidad, nuevamente con una instrumentación vigorosa, acorde con el tono de su letra; Nuestro mayo, cuyo estribillo cantó la concurrencia junto a Alberto (“invulnerable contigo / solo contigo / nuestro mayo / si caminamos de la mano”); y Maite zaitut, la juguetona nana que cierra el disco y con la que quiso también despedir la actuación del domingo.

No le fue posible, claro, pues el público reclamó su vuelta inmediata al escenario. Regresó solo y quiso estrenar una canción recién compuesta que llevaba por título Llama. Después, ya con sus músicos, una lograda versión del Imagine, de John Lennon, y un rescate de su primer disco, la irónica y enérgica No quiero más café, que puso el punto y final a la velada. Esperemos que esta corriente de creatividad y buenas sensaciones lleve a su autor a nuevos y hermosos parajes. Y que nosotros lo veamos.