Julieta Lasarte Pigrau conversará en la tarde del miércoles 19 de junio en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra (17.30h) con la profesora Lourdes Esqueda de La Casa Oberta. En este cortometraje, la realizadora emplea grabaciones familiares para construir un viaje a través de la muerte, el duelo y el nacimiento como reflexión sobre presencias y ausencias. Un intento de reunir de nuevo a la familia.

Viene el marco de unas jornadas sobre cine doméstico. ¿Qué valor cree que tiene este material?

–Para mí, muchísimo, y en muchos sentidos. Hablaré de La Casa Abierta, y el título es un poco homenaje al libro La casa abierta. El cine doméstico y sus reciclajes contemporáneos (Ocho y Medio), que publicó Efrén Cuevas en 2010. Me pareció bonito llamarlo así porque fue mi material de cabecera durante el máster de cine documental que hice en Cuba. Además, le iba muy bien porque todo sucede en una casa de veraneo que tiene un porche abierto. En la película intento reunir a mi familia una vez más, los vivos con los muertos, y junto en el mismo espacio muchos momentos vividos allí en distintos tiempos. Ahora me invitan a este encuentro en Pamplona en el que también participa Efrén Cuevas, así que me hace mucha ilusión. Es como cerrar el círculo.

¿El proyecto nació en San Antonio de los Baños?

–Le empecé a dar forma allí, pero ya llevaba conmigo un disco duro con 30 horas de archivo familiar y otras grabaciones que me cedió TV3 de mi abuela, Mary Santpere, que era actriz. De hecho, al principio creía que iba a hacer un documental sobre la vida artística de mi abuela, pero fue cobrando muchísima más importancia el archivo que rodó mi abuelo en un ámbito más doméstico. Me pareció un material precioso que estaba filmado de una manera increíble y decidí sumergirme en él, decantando las entrevistas más profesionales. 

Las ideas evolucionan. 

–Sí, este proyecto empezó queriendo ser un largo, luego se transformó en una videoinstalación y terminó siendo este cortometraje que se titula La Casa Abierta

“Lo que me gusta es experimentar, jugar; hoy en día no tiene mucho sentido hablar de ficción o documental”

En el congreso también se ha abordado este tipo de cine desde la perspectiva antropológica. ¿Por qué empezamos a fotografiar y a filmar a nuestras familias y a nuestro entorno? ¿Cuál es el impulso que nos lleva a hacerlo?

–En mi opinión, es la intención de conservar, perpetuar e intentar que esos recuerdos queden para siempre y sigan con nosotros. Mi película es muy fantasmagórica en este sentido. El cine me ha permitido invocar a los que ya no están. Gracias a esas imágenes rodadas en un mismo espacio, en una misma casa familiar, he podido reunir a personajes de muchas edades que se van haciendo mayores, con algunos que mueren y otros que nacen. Y conservar la memoria de estas personas. Me parece muy bonito. También creo que el cine doméstico es tan importante porque le puedes dar un montón de sentidos.

¿A qué se refiere?

–Cada día puedes sentir algo diferente mirando esas imágenes dependiendo de tu estado de ánimo, de si las personas que aparecen están vivas o muertas o de si tienes más o menos relación con ellas. Luego, trabajar ese material para llevarlo  a un significado diferente al que tenían cuando fueron creadas, me parece parece muy bueno. Poder darle varios significados según el objetivo que tengas en cada momento resulta muy interesante.

Precisamente, hoy en día, y también en estas jornadas, se debate mucho sobre la conveniencia, o no, de la apropiación y la reutilización de material de archivo. ¿Dónde se coloca Julieta Lasarte? 

–A mí, si alguien utilizara el material que grabé en otra época me parecería un honor. También es una manera de dignificarlo y de darle un sentido. ¿Por qué no? Igual que ahora es súper lícito hacer películas con material que está en Internet, lo mismo pasa cuando te apropias de un material y el objetivo es bueno. Yo, desde luego, no lo critico, y eso que el material con el que he trabajado es mío. Siempre que sean imágenes sin derechos y lo consultes, reapropiarse del material, reflexionar sobre él y darle otro significado me parece muy interesante. 

Hoy en día vivimos en un mundo en el que estamos produciendo imágenes nuevas cada segundo, y tenemos ahí un archivo enorme de materiales ya grabados.

–También pienso así. Con los móviles tenemos un exceso de imágenes. Yo me considero una privilegiada porque, en aquella época, pocas familias tenían cámaras; la mía sí  porque mi abuela era actriz y mi abuelo la grababa, pero era difícil. Hoy generamos muchísimas imágenes, pero a mí me parece igual de interesante reutilizar y darles otro sentido. Mientras haya reflexión, siempre me parecerá un buen uso.  

Después de hacer carrera en el mundo de la publicidad, en 2021 decidió hacer un primer cortometraje, ‘Perdices’. En este caso era ficción.

–Sí, hice el corto de ficción con un guión que no era mío. Había pasado 10 años trabajando como asistente de dirección en cine y publicidad y decidí dar el salto. Primero dirigí una ficción y luego el documental, que es un poco documental experimental. Como he comentado, al principio creí que iba a ser una película y me dieron ayudas a desarrollo en el Docs Barcelona. Luego se convirtió en una videoinstalación en la que recreaba la casa y juntaba 50 años de imágenes de la familia. En la residencia de este proyecto tuve la oportunidad de conocer a Salvi Vivancos, creador de Memorias Celuloides, y al final acabé haciendo el cortometraje.

Imagen de 'La Casa Oberta'. Cedida

Para el que también filmó material nuevo.

–Sí, me compré una cámara. Como uno de los objetivos era juntar los tiempos y a la vez conseguir que fuera algo atemporal, mezclé las imágenes de mi abuelo con las mías en esa misma casa en la actualidad. De manera que es la casa la que nos lleva a las memorias familiares y nos hace salir a esas imágenes de mi abuelo. Hubo una parte de actualidad, más de documental, y otra más de trabajo de archivo para dotar de nuevo significado a lo ya grabado. También he trabajado las mismas imágenes con diferente objetivo. Es que este material te abre infinidad de opciones cuanto empiezas a jugar.

No sé si tiene mucho sentido hoy en día hablar de ficción o documental. 

–Para mí, no. A mí lo que me gusta es experimentar, jugar. Como decía, dependiendo del momento en que te encuentras, irás en una dirección o en otra. Muchas veces te ves obligada a pensar, aunque no quieras, en que tienes que hacer un cortometraje documental para ir a tal o cual festival; en que tiene que ser experimental para ir a otros, o ficción... Pero, aparte de eso, hoy en día todo se mezcla y cuanta más imaginación le eches o más prueba y error hagas con él, llegarás mucho más lejos.

¿Qué supuso la experiencia de hacer ‘La Casa Oberta’? ¿Qué huella le dejó?

–Sigo pensando que voy a seguir dándole vueltas al mismo tema y al mismo proyecto. No sé qué cineasta dijo que se pasaba toda la vida haciendo la misma película. Me parece muy interesante cómo este proyecto ha ido mutando desde el principio hasta el cortometraje. Y tengo que confesar que cuando cerré La Casa Oberta lo tuve que hacer porque vencía el plazo de una subvención. Pero, si fuera por mí, seguiría editándola, experimentando y probando. No cierro las puertas a que, un día, igual retomo el material y lo convierto en largometraje. Por supuesto, no será lo mismo porque yo también seré otra persona, pero creo que siempre seguiré hurgando y jugando con material de archivo, mío o de otros. Nunca he sentido que este proyecto haya terminado, aunque, tal vez, eso sea ya un tema mío, que me cuesta cerrar las cosas. Quizás si hubiera tenido un deadline para el primer proyecto, que iba a ser un largometraje, también habría hecho la videoinstalación...

“La idea era hacer un largo documental sobre mi abuela, Mary Santpere, pero luego cobró más importancia el material grabado por mi abuelo”

¿Está con algún nuevo proyecto? 

–Estoy escribiendo un documental. En este caso también quiero jugar con archivo de los propios personales y con entrevistas reales, pero aun está muy verde.

¿Dónde diría que están sus intereses a la hora de contar historias con la cámara?

–Tengo muchos intereses, aunque luego me doy cuenta de que siempre voy a lo mismo. Y a mí me fascina, a la vez que me aterra, la muerte, también el paso del tiempo, la familia... Y, aunque no quiera, al final todo gira alrededor de esos temas. Eso sí, ahora quiero descansar un poco del tema familiar y también quiero dirigir una comedia. Me encantaría, ya que mi familia viene de la comedia, aunque luego no encuentro tiempo. En verdad, lo que más hago es documental, jugar con material de archivo y con investigación propia. Además, me gusta mucho el fílmico en sí. Yo ruedo con una Bolex de 16 mm, revelo Super 8 en casa... También me interesa usar el propio celuloide para hacer cosas un poquito más experimentales. Siempre estoy haciendo talleres de este estilo, jugando con el celuloide.

Programa del congreso para el miércoles 19 de junio

  • Mañana. 10.00h, ponencia Gestión documental y acceso, con Pedro Nogales Cárdenas (Filmoteca de Catalunya) y Salvi Vivancos (Memorias Celuloides). 11.00h, mesa redonda sobre Filmotecas sobre gestión documental y acceso, moderados por Rubén Domínguez; 13.00h, Comunicaciones. Ecos del cine doméstico en el cine experimental y videoarte, con Carlos T. Mori (Universidad de Salamanca) y Paola Lagos (Universidad Autónoma de Barcelona). Facultad de Comunicación.
  • Tarde. 16.00h (MUN), Apropiación del cine doméstico español en el cine contemporáneo, con Lourdes Esqueda (Universidad de Navarra) y Fernando Redondo (Universidad de Santiago de Compostela). 17.30h, (MUN), proyecciones de Agua (Marina Fernández), Memorias, norias y fábricas de lejía (María Zafra) y La Casa Oberta (Julieta Lasarte Pigrau), y conversación con esta última.