Resulta complicado no sentir que uno se repite con los adjetivos calificativos y superlativos, pero el Navarra Arena vivirá este miércoles a las 21.30 horas una nueva cita histórica, en esta ocasión a cargo de Luis Miguel.
El concierto del astro mexicano será la última cuenta de un rosario que, en los últimos meses, ha traído a Pamplona a nombres míticos de la historia de la música internacional como Sting, Manolo García, Los Tigres del Norte, Robe Iniesta, Marc Anthony, David Bisbal o Judas Priest. Nos estamos acostumbrado a disfrutar de este tipo de artistas en nuestra propia casa y esa es una noticia extraordinaria, pero convendría no dejar de valorar la importancia de que Navarra pueda albergar eventos de semejante calibre. Nos referíamos a Luis Miguel como el astro mexicano y el apelativo no es gratuito, pues es conocido como El Sol de México.
Algunos dicen que el sobrenombre viene de su madre, la modelo italiana Marcella Basteri, que solía llamarle cariñosamente “mi sol”; otros atribuyen el apodo a una ocurrencia de su padre (y manager durante los primeros años de su carrera), el cantante gaditano Luisito Rey, o incluso a un ejecutivo de su compañía discográfica. Independientemente de quién lo inventase, lo cierto es que simboliza a la perfección la grandeza de un artista que no admite muchas comparaciones en el mundo de la canción de habla hispana. Luis Miguel nació en Puerto Rico el 19 de abril de 1970.
El hecho de que llegase al mundo en Puerto Rico y no en México puede considerarse casi como una anécdota, pues él siempre se ha sentido mexicano; allí dio sus primeros pasos artísticos y de allí proviene gran parte de su familia. De hecho, ya en 1991 obtuvo la nacionalidad del país azteca. Siendo todavía un niño, cuando tenía solo 12 años, lanzó sus dos primeros discos, Un sol y Directo al corazón, con los que ya obtuvo una enorme repercusión. Su primer Grammy Latino llegó en 1985, cuando solo contaba con 15 años, con la canción Me gustas tal como eres; fue el cantante latino más joven en alcanzar semejante galardón.
Tres años más tarde, Luis Miguel celebró su mayoría de edad con el sencillo La incondicional, que pulverizó todos los récords al mantenerse como Número 1 durante siete meses consecutivos. Como casi todas las estrellas infantiles, la relación con su padre no estuvo exenta de polémica, debido al extenuante ritmo de trabajo al que sometía a su hijo, que rayaba en lo que hoy conocemos como explotación laboral.
Y no termina ahí la cosa, pues muchos apuntan a la figura paterna como responsable de separar al cantante de su madre, así como de la misteriosa desaparición de esta, que, a día de hoy, sigue en paradero desconocido, por más que su hijo la haya buscado incansablemente, aunque sin éxito. Los lunares que salpican su vida personal, que siempre ha tratado de mantener dentro de los límites de su privacidad, no han hecho mella en su carrera artística, que ha estado mercada en todo momento por el signo del triunfo. En sus más de cuarenta años de trayectoria artística, Luis Miguel ha grabado discos tan relevantes como Romance, México en la piel o Busca una mujer, de los que vendido más de cien millones de copias en todo el mundo; ha colaborado con artistas como Armando Manzanero, Juan Carlos Calderón, Frank Sinatra o Céline Dion, y tiene un repertorio plagado de éxitos, con clásicos como Hasta que me olvides, Culpable o no, No sé tú o Ahora te puedes marchar. Algunas de estas canciones sonarán, a buen seguro, en el Navarra Arena este miércoles.