Flâneur: paseante, alguien que vaga por las calles sin rumbo, sin objetivo, abierto a las impresiones que le salen al paso.
A ser flâneurs y disfrutar de la experiencia de callejear sin prisa y por puro placer, con los sentidos despiertos y la mirada atenta a uno y otro lado, invita Ormolú en su nueva exposición, con la que da la bienvenida a septiembre.
La galería de arte se hace ciudad en esta muestra así titulada, Flâneur, una propuesta fresca a dejarse asombrar por tres creadores: Cova Orgaz con su fauna de cartón, Iñaki Pardos con sus ciudades y dibujos, y Pablo Ochoa de Olza con su cuaderno de viaje y sus grafitis.
Juntos, componen un canto colectivo a la urbe y a la vida y el ambiente que se respira en las calles de cualquier ciudad.
Conexión emocional con las ciudades
Dos pintores locales muy urbanos pero con estéticas distintas se dan cita en Flâneur: Iñaki Pardos (Pamplona, 1964) y Pablo Ochoa de Olza (Pamplona, 1968).
Pardos vuelve a Ormolú con sus escenas urbanas, una temática muy habitual en su obra, a la que da rienda suelta en dos líneas de trabajo: una sobre lienzo en la que retrata “de una forma más relajada” paisajes y personas, y otra en dibujo sobre papel –y otros soportes como mapas antiguos– en la que la arquitectura de la ciudad es protagonista. A base de acrílico, acuarela y tinta, el artista compone estampas de edificios y lugares muy reconocibles.
“Me interesa conectar emocionalmente al espectador con lugares muy reconocibles”
En este caso, sobre todo, son Pamplona, San Sebastián y Madrid las urbes a las que nos vincula en unas obras que buscan contrastes entre los edificios, o entre las arquitecturas y los cielos. La Plaza del Castillo, el Ayuntamiento de Pamplona o los Gigantes de la ciudad protagonizan algunas de las obras de Iñaki Pardos, artista que se dedicó durante más de 25 años a la publicidad, un sector que decidió dejar por la pintura.
Para Pardos, “todas las ciudades son diferentes, cada una tiene sus peculiaridades y sus rincones”, y a él le interesa “el punto emocional de estas estampas, que conectan a mucha gente con recuerdos vividos en esos lugares retratados”, dice el artista.
Ochoa de Olza, artista y viajero
En su primera exposición en la Galería Omolú, Pablo Ochoa de Olza demuestra su pasión por el arte urbano, su medio de expresión desde que empezó “pintarrajeando paredes”, allá por 1985. Desde entonces, mantiene vivo ese vínculo con el grafiti, con sus materiales y técnicas.
Artista y viajero, Ochoa de Olza siempre se para en su transitar por las ciudades y dibuja lo que ve. De esos momentos nace su cuaderno de dibujo, una colección de estampas que ha decidido “compartir” exponiendo por primera vez.
“Son dibujos pequeñitos, accesibles en precio, que he enmarcado y colgado. Porque en mi cuaderno de dibujo no hacen nada, y creo que pueden ser disfrutados por mucha gente a la que le gusta lo que hago”, dice el artista sobre estas estampas de lugares como Trieste, Dubrovnik, Cartagena, Marsella, Génova, Bilbao, Mykonos o Pireo. Ciudades todas ellas que ha visitado. “Estos dibujos son fruto de sentarme en una acera, en un café o en un taburete que a veces llevo conmigo, y dibujar lo que tengo delante de mis ojos”, comenta. A veces no es eso que ve tal y como es, a veces los edificios se “deforman” en su papel o cambian de color (como en Nueva York Rosa y Nueva York Azul), pero en cualquier caso, “son fruto de la observación, sencillamente”.
Junto a su cuaderno de dibujo, Pablo Ochoa de Olza descubre al público obras de mayor formato y de muy reciente creación, alumbradas en este mismo año, entre las que destaca una que incluso para el propio artista resulta “innovadora”: Flores. Una sugerente pintura sobre 48 vidrios. También en grafiti sobre cristal es la estampa de la floristería del barrio londinense Peckham, “un barrio obrero y humilde que es una meca del grafiti y que representa perfectamente lo que es este arte urbano”, cuenta.
Obras creadas a medias
Ochoa de Olza ha creado para esta exposición una obra a medias con Iñaki Pardos que también despierta la curiosidad del visitante. “Iñaki pintó el famoso edificio Capitol de la Gran Vía de Madrid de tal manera que yo pudiera intervenirlo, y yo lo grafiteé y puse las firmas de una buena docena grafiteros, pidiéndoles permiso para incluirlas”, relata Ochoa de Olza, quien también ha intervenido con el grafiti en varias de las figuras que componen el particular animalario de Cova Orgaz.
“Dibujo lo que tengo delante de mis ojos, aunque a veces no tal y como es”
La artista afincada en Bilbao se presenta por primera vez en Ormolú, un espacio que ha habitado con sus deliciosas esculturas de animales en cartón policromado. Un cerdo vietnamita, perros teckel y gran danés, monos babuinos o un gorila se pasean por la galería hecha ciudad para deleite de los flâneurs, que no pueden dejar de mirar y admirar a estas criaturas de cartón que elevan este material asequible y tan presente en las calles como elemento de desecho a la categoría de arte y medio de expresión.
La riqueza del cartón
“Cuando estudiaba, hice todas las disciplinas escultóricas que encontré porque me gustaba mucho, pero cartón no aprendes en ningún sitio, no es una disciplina seria ni clásica que enseñen en las escuelas. Sin embargo, es un material que tienes muy a mano y con el que yo siempre hacía bocetos de otras piezas, con el que pensaba en volumen”, cuenta Cova Orgaz.
“Siempre me he llevado muy bien con el cartón, es muy fácil, da su propia personalidad porque no obedece del todo. Cada vez me gustaba más y más, y llegó un punto que entre una pieza y otra siempre hacía algo para mí con cartón”, apunta la artista, que lleva desde 2018 dedicada a esculpir figuras de animales con este material.
“Del cartón me gusta que tiene su propia personalidad, no obedece del todo”
“Dentro de lo figurativo, los animales me interesan porque son orgánicos, son cuerpos pero tienen más elementos interesantes y diversos para esculpir que lo humano. Ahí tienes picos, patas, rasgos que se pueden humanizar... Suelo buscar una foto de un animal que me guste y trabajo con ella, sin bocetos previos ni animales en 3D. Trabajo con una foto en plano y a partir de ella, aprendiéndome la forma del animal, hago la construcción en volumen”, explica Orgaz, que moldea el cartón “moviéndolo, apretándolo, espachurrándolo; se trata de que se le rompa la fibra interna y sea más maleable, algo más blando. Es un material interesante porque permite hacer curvas pero no obedece del todo, y ahí está la gracia, que el cartón pliega y dobla donde él quiere, aportando mucho al movimiento de la pieza”, asegura.
El arte y los estados de ánimo
A las criaturas de su particular fauna, Cova Orgaz da en algunos casos toques de color. “Empezó siendo algo estratégico y se ha convertido también en algo estético. Esculpo un animal muy fiero o muy tranquilo y, en función del color, puedo contrarrestar lo que transmite”, dice, reconociendo que tiene épocas en que repite mucho el mismo animal en función de su estado de ánimo.
“Por ejemplo, cuando me da por el gran danés coincide con épocas en que me acuerdo mucho de mi padre. Detrás de los cerdos está el deseo de representar la perseverancia, la constancia... pero de eso me doy cuenta después”, dice Cova Orgaz, que en paralelo a esta exposición en Ormolú tiene participación en otra colectiva en la Galería Kafell de Zaragoza con motivo de su décimo aniversario.
LA EXPOSICIÓN
- Título y obra. Flâneur. Un recorrido por obras diversas con un nexo común: lo urbano. Pintura, dibujo, grafiti y escultura en cartón policromado dialogan en la exposición, que propone un paseo por puro disfrute y placer, sin prisas, con los sentidos despiertos y la mirada atenta, para dejarse asombrar.
- Artistas. Cova Orgaz, artista afincada en Bilbao; Iñaki Pardos y Pablo Ochoa de Olza, ambos artistas de Pamplona.
- Lugar. Galería Ormolú (Paulino Caballero, 42, Pamplona).
- Fechas y horario. Visitable hasta el 30 de septiembre, de lunes a viernes de 10.00 a 14.00 y de 18.00 a 20.00 horas, y sábados de 11.00 a 14.00.