La noticia se produjo el pasado lunes 23 de septiembre. Antón, primer cortometraje escrito y dirigido por el pamplonés Mikel González Beorlegui y producido por Hugo López Sarasa, Marina González Fortuño y Kevin Rodrigo Pérez, había ganado el primer premio Loterías (10.000 euros) del Festival de Cine de San Sebastián. Esta sección, nueva en esta edición, seleccionó seis cortometrajes de temática social y los dos primeros galardones se los llevaros dos propuestas de Navarra, ya que, además de esta historia sobre la dependencia, la vulnerabilidad y los cuidados, también fue reconocido Cafunè, corto de animación de Lorena Ares y Carlos F. de Vigo, que quedó en segundo lugar (5.000 euros). Recién llegado de Donostia, González, licenciado en Comunicación Audiovisual y con un posgrado en dirección de fotografía por la ESCAC, habla sobre la experiencia.

¿Cómo fue por el Zinemaldia?

–Súper bien, ha sido toda una experiencia. Cuando presentamos el corto, ni siquiera esperábamos que fueran a seleccionarlo, y menos aun cuando vimos que el resto estaban hechos por profesionales con más trayectoria que nosotros, que acabamos de empezar. Estar entre los elegidos fue una sorpresa grande, y los días que estuvimos allá, disfrutamos mucho el ambiente del festival. Es una suerte tenerlo tan cerca de casa.

¿Y cuando les contactaron para anunciarles el premio?

–No nos lo creíamos, estábamos súper emocionados y creo que todavía hoy no asimilamos la suerte que hemos tenido al haber ganado este premio. Es la primera vez que se entrega y estoy súper contento, la verdad.

¿Cuál fue el punto de partida de ‘Antón’? 

–Escribí el guión hace ya casi dos años y hasta el rodaje lo fui reescribiendo una y otra vez. Se me ocurrió la historia a partir de una noticia que vi sobre un paciente de ELA. El tema me interesó, empecé a investigar y a documentarme y descubrí que el 95% de las personas que padecen esta enfermedad no pueden permitirse un cuidador. Ese dato me hizo plantearme cómo afecta esto a las dinámicas familiares, porque, la mayoría de las veces, cada miembros de la familia tiene su vida, vive en otros sitios... Desde esa base intenté construir una historia que reflejase el conflicto que se produce cuando se recibe un diagnóstico de este tipo. 

¿Cuál fue el siguiente paso?

–Después de reescribir el guión, se lo ofrecí a mis amigos de El Rayo Verde, que son compañeros y amigos de la universidad y que, como yo, están empezando, y la historia les gustó.

¿Cómo fue ese proceso de documentación, cómo se asesoró sobre la enfermedad?

–Más que nada, vi un montón de entrevistas a pacientes. Yo no tengo contacto cercano con la ELA y, por eso mismo, el corto no trata sobre ella, sino sobre las dinámicas familiares que se generan cuando esta enfermad y otras situaciones irrumpen. Me pareció que así el tema era más universal. Así que, sobre todo, me documenté con testimonios reales y también leí el libro de Juan Carlos Unzué.

¿Qué le aportó esa investigación?

–Pues tomar conciencia de una enfermedad que conocía, pero no en profundidad. Al final, casi todo el mundo sabe lo que es la ELA, sobre todo por lo que se ha informado en los últimos años, por la ley que se ha aprobado y demás, pero igual no me había parado a pensar en lo que supone realmente. Así que fue un proceso de descubrimiento. Claro, en 10 páginas de guión no se puede tratar esto bien, haría falta mucho más y no tenemos medios para hacer un largometraje, por eso me centré en ese punto familiar, porque podía llegar a mucha más gente.

“El cine de entretenimiento está muy bien, pero a mí me llena más contar historias que muevan y emocionen a la gente”

¿Por qué el nombre de Antón?

–Pues no lo sé muy bien, la verdad. Fuimos probando distintos nombres y como queríamos uno que no fuera muy común y que hiciera referencia a Navarra, que es donde íbamos a rodar. 

¿Qué me dice del casting? ¿Cómo dio con Juan Carlos Sánchez, que está espectacular en el papel de Antón? 

–Estuve mucho tiempo buscando actores con ese perfil y descubrí a Juan Carlos, que es catedrático y lleva toda la vida dedicada al teatro y al cine. Fundó una escuela en Sevilla y recuerdo que me llamó mucho la atención toda la experiencia que tenía. Luego le conocí y vi que también es una persona maravillosa. Se lo propuse, le gustó la historia, se vino desde Sevilla y en el rodaje estuvimos muy cómodos y muy a gusto todos. Estamos muy agradecidos por su participación en el corto. Él es el responsable del 90%. Su forma de interpretar a este personaje, su vulnerabilidad, su soledad es impresionante. Es una suerte haber podido contar con él. 

Bueno, en el corto también se ve la mano de la dirección, esos primeros planos, los detalles... 

–Antes de rodar, trabajamos mucho distintas situaciones y el contexto del personaje, su pasado, su forma de ser, de ver la vida, su relación con su mujer, a la que también cuidó, con su hija... Así que cuando empezamos a rodar teníamos eso muy bien asentado, de manera que cuando yo le planteaba una situación, él sacaba esa emoción. A mí me gusta dar libertad, no forzar y no acotar las cosas, prefiero que salgan de manera más natural. Además, confiaba muchísimo en Juan Carlos.

Juan Carlos Sánchez, en 'Antón'. Cedida

Antón pertenece a esa generación dura, resistente y tremendamente sacrificada, seguramente porque no le quedó otra, y eso hace que le cueste tanto pedir ayuda, aunque tiene más de una ocasión de hacerlo.

–Sí, así es esa generación. Yo lo veo también en mi entorno. Las personas que están en ese rango de edad o que viven solas casi nunca piden nada; al revés, siempre quieren dar. Y eso es algo muy bonito por un lado, pero, por otro, también hay que ser consciente de que, al final, los mayores también necesitan una atención y unos cuidados. Lo que intento reflejar en el corto en cuanto a ese tema tiene que ver con el ciclo de la dependencia.

¿A qué se refiere?

–Cuando tú naces, requieres unos cuidados. No los pides, pero los necesitas porque eres dependiente. Y, en muchos casos, al final de la vida, ya sea por esta enfermedad o por cualquier otra cosa, también. Ese momento también es el reflejo de todo lo que esas personas han dado a lo largo de su existencia. A la generación de nuestros mayores les cuesta mucho pedir ayuda, dicen que no quieren molestar ni interferir en nuestras vidas, pero ese recorrido cíclico de dependencia existe y hay que tenerlo en cuenta. Al menos, es lo que yo quería destacar.

De hecho, hay un plano con los dos dependientes de esa familia.

–Sí. El corto empieza con la hija cuando era un bebé o como cuando, de niña corría por la playa ante los ojos atentos de su padre. Y, ya de mayor, le diagnostican la enfermedad y, a pesar de que al principio no quiere decirle nada a su hija, al final se deja cuidar. Por eso ese plano con Antón y su nieta, porque los dos están en un momento de dependencia que simboliza el círculo que es la vida.

¿Son estas historias pequeñas, humanas, las que le interesan como director?

–Sí. Creo que el cine es reflejo de la vida y, cuando cuentas algo, para mí tiene mucha más fuerza si es algo real. Ese tipo de historias hacen que empatices, te plantees cosas, te remuevas por dentro... Eso lo consigues con un cine humano. Me encantaría poder seguir dedicándome a hacer este tipo de cine, porque, más allá de que es el que me gusta, me ha emocionado ver cómo Antón ha conectado con el público. Hay muchas personas que me han dicho que se han sentido identificadas, no tanto con la enfermedad, sino con las dinámicas familiares. El cine de entretenimiento está muy bien, por supuesto, pero a mí me llena mucho más mover y emocionar.

¿Tiene algún proyecto en mente?

–Tengo escrito algún guión y otras cosas, pero no hay nada que quiera hacer a corto plazo porque sí. Creo que todo tiene su proceso y, además, quiero hacer las cosas lo mejor posible, lo que requiere tiempo. Ahora mismo, nuestra idea es mover Antón por festivales, encontrar distribuidora o crear una... Seguramente acabaré ampliando esta primera historia y escribiendo el guión de un largo con ella, pero levantar una película es muy complicado. Estamos empezando, hay tiempo.

“Aun no hemos asimilado que hemos ganado ese premio en San Sebastián; ni siquiera creíamos que fueran a seleccionarnos”