“Ser una aguafiestas significa ser oída como una quejosa, como alguien que dice cosas negativas y que, en última instancia, es negativa”. Según la presentadora Noelia Adánez, a Sara Ahmed, profesora y escritora británica, se le puede describir a través de términos como “usos, queer, emociones, felicidad, obstinación y feminismo aguafiestas”. Este último concepto es el que esta mañana ha llevado a la Cámara de Baluarte a través de la conferencia Feminismo aguafiestas como proyecto de creación del mundo, cuyo objetivo era hablar acerca del compromiso que deben tener las mujeres frente a una sociedad que les discrimina si cuestionan “los comportamientos patriarcales”.

En una sobremesa familiar, de pronto surgen temas, asuntos y comentarios que tratan de ser jocosos, pero que no siempre afectan positivamente a todas las sensibilidades. Una mujer reacciona y se le tacha de “aguafiestas” y de quejica. Le dicen que no es para tanto y que es una broma. Y vuelven a lo mismo con más fuerza, ignorando por completo lo que siente esa chica. “¿Por qué insistiría mi padre con esos comentarios sabiendo cómo reaccionaría yo? Quizá me estaba dando una lección de autoridad patriarcal, me estaba enseñando que él podía decir lo que tuviera ganas y yo debía aprender a aceptarlo. Quizá seguía haciendo esos comentarios porque quería que yo me revelara de la manera en que él me veía, una niña problemática, terca, inmadura, impulsiva y rebelde”, ha contado en su libro Manual de la feminista aguafiestas.

Una de las mujeres que se encontraban en el público le ha comentado a Ahmed que a veces resulta difícil ser “crítica con los comportamientos sexistas y racistas porque no nos toman en serio. Si somos violentas, si nos vamos, si les contestamos de forma asertiva, no nos hacen caso”. Por esta razón, la autora explicó una serie de recomendaciones, máximas y verdades para que las mujeres se conviertan en unas “aguafiestas” y no les importe. “La gente no cree que el feminismo sea una tendencia, sino un defecto, como si estuviéramos en contra de algo porque solo nos quiere llevar la contra. Muchas veces utilizan nuestros comportamientos para justificar lo que ya habían dicho, pero eso no nos importa”.

Una feminista aguafiestas debe “estar dispuesta a provocar la infelicidad” y comprometerse con que “exponer un problema es generar un problema”, ha dicho. “Si la gente deja de hablar sobre un tema y desaparece, es posible asumir que el asunto ha desaparecido. Nos están diciendo que dejemos de hablar de los problemas o que nos vayamos. Reivindicar a la feminista aguafiestas se trata de algo más que adoptar ese nombre para nosotras mismas. Si cuestionar cierto estado de las cosas hace a la gente infeliz, estamos dispuestas a hacerlo porque es nuestro compromiso”, ha sostenido.

Por otro lado, también defendió que en los momentos que una mujer no debe reírse en un momento en el que no le resulta gracioso, no deben reírse. Y, si lo hacen, hay que poner los ojos en blanco. “Es un quejido; no nos lo estamos tomando en broma. La desigualdad es constantemente presentada como algo gracioso, pero no lo es. Muchas de las historias de la feminista aguafiestas comienzan con la experiencia de encontrar el humor en lo que nos dicen”, ha mencionado. Sin embargo, cuando no se produce la risa, llega el momento en el que a la mujer se le tilda de “supersensible” y no hay vuelta atrás. “Te vuelves una bruja por no ceder, por decir que no a lo que no te gusta, a lo que no te parece bien o a lo que no te apetece. Se quejan de ti porque no te quedas callada”, ha apuntado.

La escritora comenzó a escribir sobre estos temas después de las enseñanzas de su tía y de que renunciara a su cargo en la Universidad de Goldsmiths en 2016 cuando la institución se negó a tratar los casos de acoso escolar. Desde entonces, concluyó que ser una feminista aguafiestas es una apuesta dolorosa porque se trata de un estereotipo considerado de manera negativa y que se dice con desprecio. Por eso, el objetivo es alterar esta perspectiva y convertirlo en un término positivo para “privar a los demás de su disfrute para luchar por nuestros derechos. Cuanto más nos enfrentamos, más necesitamos hacerlo”, ha concluido