‘Todo lo que tiene nombre, existe’: un íntimo encuentro con la mitología vasca, en el Horno
La artista Tea en la azotea ha transformado el espacio expositivo circular de la Ciudadela con una sugerente "instalación inmersiva" que nos conecta con el mundo mágico de nuestros ancestros, a través de una combinación de narración, texturas, luces y sombras
La mitología vasca, y con ella el valor de la naturaleza como hogar colectivo y compartido que merece ser cuidado y respetado, son el centro de la nueva instalación expositiva que acoge el Horno de la Ciudadela.
Todo lo que tiene nombre, existe es el título de esta propuesta, creada por Tea en la azotea, marca de muñecas y proyectos artísticos detrás de la cual está Gabriela Barrio (Pamplona, 1970). Ella ha alumbrado este recorrido inmersivo en torno al imaginario y el universo de la mitología vasca, que combina narración, texturas, olores y juegos de luces y sombras en una atmósfera onírica, bella y misteriosa.
"He querido que haya la máxima cantidad de estímulos para despertar los sentidos: la vista, el oído, el olfato, el tacto dejando que se vean las texturas...", cuenta Gabriela Barrio, artista e historiadora que en esta nueva aventura creadora ha querido otorgar realidad, presencia y valor a la cultura vasca y su mitología, nombrándolas y recreándolas.
Criaturas del imaginario ancestral
La propia autora ha presentado este jueves por la mañana en compañía del director de Cultura, Fiestas, Educación y Deporte, Íñigo Gómez Eguiluz, esta exposición, visitable hasta el 9 de febrero y que se recorre circularmente, de derecha a izquierda, en un paseo inmersivo que hace que la experiencia se vuelva íntima y hasta casi ritual.
Guiados por la sugerente voz de Ventura Ruiz -autora también del texto que interpreta tanto en euskera como en castellano-, aparecen y desaparecen al paso del público personajes como la diosa de los antiguos, Mari, la madre, la Tierra, situada aquí en el centro y en lo alto, hacia la que la artista nos propone alzar la mirada; los Gentiles, que enseñaron a los seres humanos a sembrar el trigo, moler el grano y fundir el mineral de hierro; el temido Tartalo y Basajaun, quien fue el primer agricultor, el primer molinero y el primer herrero, así como el primer cuidador de los bosques que habita; los Herensuge, dragones de Mari de una, tres y siete cabezas; pequeños seres como los Ipotx, habitantes también de la naturaleza; los traviesos y simpáticos Galtzagorri, que viven en los alfileteros; y, cómo no, las misteriosas Lamias e Itzaslamias, que Mari alumbró para poblar los ríos de su tierra.
Las criaturas de esta rica mitología han sido recreadas por Gabriela Barrio con el personal arte textil que ejerce con telas, hilos, alambres, lanas o papel maché bajo el sello y el estilo propios de Tea en la azotea.
Un bosque que sugiere
Todos los personajes mitológicos se encuentran en la instalación escondidos en un bosque de telas -intervenidas por la artista, teñidas y pintadas-,como un secreto íntimo que aguarda a ser descubierto. "Buscaba la intimidad, porque son personajes todos fantásticos, y para cada persona que los imagina pueden ser de una manera. Mi diosa Mari es ésta, pero quiero que los visitantes la vean como en una bruma para que ellos saquen su propia imagen. He querido sugerir más que mostrar. Que la gente recorra el espacio buscando y encontrando sus personajes", dice la autora de la instalación, para la que no imaginaba un espacio expositivo mejor que el Horno.
"Siempre había soñado con exponer aquí", reconoce aludiendo al valor que aporta la propia disposición de la sala circular, que convierte el espacio en un reflejo del cosmos, del universo.
"Como historiadora, este es mi granito de arena: nombrar y ponerle un lugar a esta cultura tan rica que es la mitología vasca"
La instalación, en la que juega un papel clave la iluminación, a cargo de Lívory Barbez, se enriquece con la edición de un folleto desplegable con información en bilingüe (euskera y castellano) y coloridas fotografías del proyecto, así como un código QR que enlaza con una página web creada junto con la Fundación Iddeas para dar valor a la accesibilidad de la exposición, "de manera que alguien que no pueda ver, pueda escuchar, o alguien que no pueda oír, pueda leer...", dice Gabriela Barrio.
Un refugio necesario
Para Tea en la azotea los mitos y las leyendas no son meras historias del pasado, sino "relatos vivos" que siguen guiando y conectando al pueblo vasco con sus raíces.
"Como historiadora, este es mi granito de arena: nombrar y ponerle un lugar a esta cultura, a esta mitología tan rica, para que siga corriendo como el agua de un río, como esa naturaleza a la que está tan conectada", asegura sobre este legado ancestral que ha conocido y sobre el que se ha documentado a través de lecturas del antropólogo y etnólogo José Miguel de Barandiarán, entre otros investigadores.
La instalación Todo lo que tiene nombre, existe nos ofrece un refugio necesario en tiempos acelerados y de falta de referentes ancestrales.
Es, también, el refugio personal de su creadora. "Ante el mundo, yo me evado en mi azotea. Aunque estoy en la tierra, pero necesito mi mundo y exponerlo ante todos", cuenta Gabriela Barrio, quien invita en el Horno al recogimiento, la reflexión y exploración; al descubrimiento de lo que yace oculto, no solo en la mitología, también en cada uno de nosotros.
Sobre Tea en la azotea
Detrás de Tea en la azotea está Gabriela Barrio (Pamplona, 1970), licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Salamanca, artista y creadora. Se ha especializado en la docencia y en la formación artística tanto en educación reglada como en distintos tipos de talleres creativos y exposiciones formativas para ayuntamientos, museos, asociaciones, etc. Introduce una nueva manera de acercar la historia, el teatro o el arte al público. En sus manos, estas disciplinas dan un giro para llegar, renovadas, a personas de todas las edades.
Como artista, vive en una continua búsqueda de la relación entre el ser humano y la naturaleza a través de la belleza. Personajes de tela, animales de trapo, flores, tejidos naturales, agendas, broches… son catalizadores amables para plasmar esta inquietud en sus trabajos.
En sus creaciones, utiliza principalmente telas y materiales reciclados, añadiendo encanto y alma a cada pieza. Su obra se halla tanto en colecciones tanto públicas (Dirección General de Cultura Institución Príncipe de Viana) como privadas.
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