En 1941 me enseñaron que la fotografía poseía posibilidades para mí ilimitadas. Puedo decir, honestamente, que durante los últimos cinco años he dedicado cada momento libre a pensar y hacer fotografía como un medio para expresar mis sentimientos, así como la relación visual de la vida que acontece dentro de mí y sobre mí... (...) Lo reconozco, éste no es un proyecto definido, pero es que la vida en sí misma no está definida, pero podría ser parte de un largo proyecto para mantener viva en mí la fotografía con la esperanza de que también lo sea para otra persona”. Estas palabras de Harry Callahan, fotógrafo de Detroit, representan a Jordi Larroch, artista barcelonés afincado en Navarra que utiliza su cámara para contar “pequeñas historias” a través de imágenes poéticas, irónicas, sugerentes, oníricas, tiernas o cómicas, y de composiciones con objetos creadas ad hoc para cada relato.

Hasta el próximo 1 de febrero, Larroch expondrá 21 de estos fotocuentos en la galería Ormolú de Pamplona (Paulino Caballero, 42). El fotógrafo conoce bien este espacio, lo ha habitado con su trabajo en otras ocasiones. La penúltima, en 2021, fue Te cuento, donde pidió al público que le escribiera expresando sus deseos, sueños o, simplemente, anécdotas, y que lo hiciera en aviones de papel, por aquello de recuperar, siquiera por un momento, “la ilusión de la infancia”. Recibió más de 70 mensajes, de los que para la exposición actual ha utilizado 21. Una veintena de textos que ha transformado en fotografías que a la vista de todos esconden un trasfondo de mucha reflexión, de búsqueda de objetos y toda clase de cachivaches y de trabajo manual que podría considerarse escultórico. “Le he puesto ese título, Cuentistas, a la exposición también por ese desaire y desdén con el que a veces se trata a las profesiones creativas y porque me gusta jugar con las palabras y sus distintos significados”.

DE LA MÚSICA A LA FOTOGRAFÍA

El impulso artístico mueve a Jordi Larroch desde que era niño. “El trabajo con la terapeuta me ha ayudado a darme cuenta de que siempre, desde que era niño, he trasladado lo que sentía a alguna forma de arte”, cuenta. Y sigue: “Recuerdo que cuando me castigaban, me encerraba y me ponía a dibujar, de manera que transformaba lo malo en algo positivo”. Del dibujo, “que se me daba muy bien”, pasó a la escritura y luego a la música, “porque la necesidad de expresión estaba ahí”.

inauguración de ‘Cuentistas’ en Ormolú. Iñaki Porto

“Entonces pasaba 24 horas escuchando música y todo mi entorno era musical”, hasta que, un día, visitó junto a un amigo la exposición Fotopoemario, proyecto conjunto de Joan Brossa y Chema Madoz. “Fue la hostia, salí de allí con un montón de ideas”, pero esa sensación de euforia quedó ahí. Pasado un tiempo, llegó a Pamplona con la intención de continuar con su carrera musical, “pero vi que aquí no se llevaba el estilo que yo hacía”, así que, poco a poco, “empecé a hacer fotos, primero para mí”, y luego las colgaba en redes sociales “con nombres graciosos”. Y las veces que Andreu Buenafuente le mencionó en su programa sirvieron de trampolín para darse a conocer a más gente. Poco a poco, “me vino a la cabeza el trabajo de Chema y empecé a hacer objetos muy absurdos” y se centró durante un año del que surgieron más de 500 fotos. “Vomitaba ideas”, y llegaron los encargos. En ese momento, comenzó a ser más selectivo y a trabajar más cada obra. Hasta alcanzar la síntesis y el minimalismo en la plasmación de las ideas y en su composición.

MOTIVOS

Así, hasta ahora, con Cuentistas. Un cristo que funciona a cuerda, una bailarina que emerge de un sacacorchos, un paraguas doble al revés, un perchero convertido en árbol en el que se posa un pájaro, dos loros en forma de pulmones, un tirachinas que dispara bolas de diente de león; una tormenta dentro de un espejo... Las reinterpretaciones de la “extraordinaria naturaleza de las cosas” que plantea Jordi Larroch consiguen que pasear por una de sus exposiciones sea como adentrarse en un paisaje de sueños poéticos, a veces surrealistas, y siempre mágico.

Para la muestra que tiene en Ormolú, “trabajé con todo tipo de frases, algunas de ellas durillas”, y constató “la necesidad que tienen las personas de comunicarse”. “Había muchas referidas al hogar, a la familia, al dolor, a la libertad...

inauguración de ‘Cuentistas’ en Ormolú. Iñaki Porto

En cuanto a la producción de las fotografías, el artista prefiere que no le consideren escultor, “porque me manejo mejor en las tres dimensiones”, y sabe que ha llegado al concepto o poema visual que quiere transmitir después de unas cuantas pruebas y errores. “Hay veces que tienes una imagen en la cabeza, pero no acabas de dar con la forma de comunicarla, así que la dejas reposar hasta que, de pronto, un día se te ocurre y todo encaja”.

¿Fotógrafo, poeta, artista, creador? Jordi Larroch es todo y nada a la vez. Le pasa como a Saul Steinberg, que dijo: “Soy más bien un escritor que no sabe escribir. Hablo seis idiomas, pero ninguno correctamente. La línea -o más bien la grafología- es mi verdadera lengua”. En el caso del catalán, su lengua es la imagen, pero también los sueños, anhelos e ilusiones propios y ajenos.

EL AUTOR

Jordi Larroch. Nacido en Barcelona en 1978, su nombre real es Jordi Alcaraz y reside en Navarra desde hace dos décadas.

Exposición. Cuentistas puede verse hasta el 2 de febrero en Ormolú (c/ Paulino Caballero, 42, Pamplona).