Muy pronto, Eduardo Chillida supo que su luz no iba a ser la de esa Grecia cuyas esculturas clásicas tanto le fascinaban, que él pertenecía al Cantábrico. A esa luz oscura regresó desde París en 1951 para hacer del hierro su material natural y crear las obras con las que no tardó en obtener el reconocimiento internacional.

El documental Ciento volando, que llega a los cines este viernes, día en el que Chillida habría cumplido 101 años, se sumerge en la atmósfera gris de su tierra para acercar al público el retrato de un hombre que nunca pensó en trasladar su residencia fuera de su Donostia natal, pero que anclado en sus raíces estuvo permanentemente abierto al mundo.

Con este filme, dirigido por Arantxa Aguirre y estrenado en el Zinemaldia, se cierran las celebraciones del centenario del nacimiento de Chillida.

Arantxa Aguirre pudo haber rodado en muy diversos lugares, pues las esculturas del artista vasco están repartidas por casi una veintena de países. La cineasta optó, sin embargo, por quedarse “en el corazón de Eduardo”, junto al mar que le era imprescindible, al que entregó su Peine del viento en un extremo de la bahía donostiarra y en ese espacio Chillida-Leku, que es una obra en sí misma.

Por las campas del museo y en el interior del viejo caserío que Chillida restauró junto a Pilar Belzunce, su mujer y sostén incuestionable, la actriz Jone Laspiur ejerce de guía para trazar la semblanza del creador mientras charla con quienes le conocieron y con otros que se han aproximado a él tras su muerte de diferentes maneras.

Entre ellos están su nieto Mikel, trabajadoras del museo y el jardinero Jexuxmari Ormaetxea, que cuida de las catorce hectáreas por las que se reparten las obras de Chillida en este espacio, situado en Hernani.

Participan asimismo colaboradores, expertos en arte y escultores como Koldobika Jauregi, fallecido el pasado mes de junio y al que está dedicada la película.

De una carta que el escultor escribió a su esposa, en la que le cuenta que ha desechado un proyecto que no le acababa de convencer para intentar hacerlo de nuevo, pues más valía “ciento volando que pájaro en mano”, toma su nombre este documental.