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Ana Murugarren FaboDirectora de cine

“Hacer cine es mi vida, eso sí, es una forma de vivir intensa, enriquecedora y tremendamente inestable a nivel económico”

Marcillesa de pro, de las que asientan raíces aunque su nombre resuene a escala internacional, la cineasta Ana Murugarren va a recibir un homenaje en su población natal

“Hacer cine es mi vida, eso sí, es una forma de vivir intensa, enriquecedora y tremendamente inestable a nivel económico”Cedida

Aunque dicen que nadie es profeta en su tierra, Ana Murugarren Fabo (Marcilla, 1965), es la excepción que rompe la regla, y es que el próximo sábado 15 de marzo va a recibir un sentido homenaje en su localidad, una cita con la que reconocerán y pondrán en valor su extensa y galardonada trayectoria cinematográfica, tanto a nivel nacional como internacional. El auditorio del castillo será el escenario de esta cita que, informan desde el área de Igualdad del Ayuntamiento, estará precedida de una semana en la que se proyectarán algunas de sus películas; El hotel de los líos (el 10 a las 18.30 horas), El precio de la libertad (12 de marzo), y La higuera de los bastardos (14 de marzo). “Muy querida y con mucho cariño y honor de ser marcillesa”, asegura la protagonista, “me alegra mucho, además, poder hacer que mi madre se sienta orgullosa de mí”.

Son muchos años rodeada de cámaras... ¿Siempre tuvo claro hacia dónde quería dirigir su vida profesional?

Desde muy pronto me atrajo el mundo del cine y la literatura, así que en cuanto tuve ocasión me fui a Bilbao a estudiar Periodismo. Allí tuve la suerte de conocer a Joaquín Trincado y a otros compañeros que compartían la pasión por el cine.

¿Cómo recuerda los inicios?

Fueron emocionantes y llenos de vida. Esta profesión es arriesgada y nunca sabes qué pasará al día siguiente, pero también es muy gratificante; nadie se dedicaría a este trabajo tan inestable y estresante si no fuera así.

“Cuando empecé era la única mujer del grupo, pero nunca me he sentido discriminada ni ninguneada”

Ahora que estamos en torno al 8 de marzo, ¿cree que ha avanzado la profesión en pro del papel de la mujer? ¿Alguna vez el hecho de serlo le supuso algún problema?

Cuando empezamos, y te diría que durante bastante tiempo, yo era la única mujer del grupo con que el iniciamos la andadura cinematográfica; ahí estaban Joaquín, Urbizu, Álex de la Iglesia, Pablo Berger… Pero mujeres, solo yo. Ahora va cambiando afortunadamente la cosa, pero hay que seguir avanzando; somos la mitad de la población y eso es lo que debe reflejar el mundo laboral, no solo el mío; faltan mujeres en todos los ámbitos. Eso sí, yo nunca me he sentido discriminada o ninguneada, será por mi carácter fuerte, que no se han atrevido, jeje.

¿Cómo es trabajar con gente conocida, con actores y actrices de renombre?

Como trabajar con cualquier actor o actriz. Todos y todas son profesionales como la copa de un pino. Yo no hago diferencias entre los que son famosos y los que no son tan conocidos. Todos tienen sus miedos y sus manías, y mi trabajo es lidiar con todo esto y sacarles lo mejor de sí mismos.

“El equipo en un rodaje es una gran máquina que debe funcionar a la perfección; cada cual tiene su labor”

Tiene a su cargo a un importante número de personas, ¿cómo se gestiona a un equipo amplio y con funciones tan diversas que deben engranar a la perfección?

El equipo de una película es una gran máquina que debe funcionar a la perfección. Cada persona tiene su labor y todo el mundo sabe qué hacer. También es muy piramidal, las decisiones, que deben ser rápidas para afrontar todos los problemas que van surgiendo durante el rodaje, las toman muy pocas personas, lo contrario sería un caos.

Supongo que mucha gente se lo plantea y le genera mucha curiosidad… ¿Cómo es el día a día en un rodaje?

Extenuante. Es la fase dentro de la creación de una película con más estrés. Te estás jugando mucho porque cada día de rodaje cuesta un dineral. En definitiva, trabajar duro, muchas horas, mucha concentración y para mí, una gran responsabilidad. Cuando rodamos La dama guerrera, los marcilleses ya comprobaron que un rodaje de bohemio no tiene nada; todo está perfectamente organizado para cumplir el plan día a día.

Es algo que lleva haciendo muchísimo tiempo... ¿Qué le aporta, a pesar del paso de los años, la dirección cinematográfica?

Hacer cine es toda mi vida. Por suerte o por desgracia vivo inmersa en el trabajo las 24 horas del día. Hacer películas es una forma de vivir intensa, enriquecedora y tremendamente inestable a nivel económico. Pero me siento privilegiada por poder hacer lo que me gusta; no todo el mundo tiene esa suerte.

Creo que una de sus hijas también está metida en el mundo de la ficción… El hecho de que siga sus pasos, ¿le halaga o le da vértigo?

Violeta está metida en el mundillo, sí, pero desde un despacho. Es ejecutiva de ventas en una compañía de contenidos, y aunque tampoco es una vida tranquila, al menos es más segura; cobra todos los finales de mes. Su gemela, Azucena, es Doctora por la Universidad de Santa Bárbara de California y ahora investiga en una universidad de Nueva York, donde se ha establecido. Así que, por fortuna, llevarán una vida algo más sosegada que la mía.

Cuando hablamos para esta entrevista acababa de finalizar la lectura de un guion… ¿En qué anda metida Ana Murugarren ahora mismo, si es que se puede desvelar?

En la siguiente película, Cuerpos Locos, que protagonizaPaz Padilla. Es una comedia familiar muy divertida que confío repita el éxito de otros filmes como García y García y El hotel de los líos.

“En todas mis películas hay mucho sentido del humor, hasta en las más dramáticas. Es una seña de identidad”

Eso es algo característico de sus películas, el hecho de que siempre apuesta por el humor. ¿Es la vida demasiado trágica como para no hablar de ello también en el cine?

En todas mis películas hay mucho sentido del humor, sí; hasta las más dramáticas, como pueden ser El precio de la libertad o La higuera de los bastardos, están teñidas de humor; digamos que es una seña de identidad. Otro ejemplo es La dama guerrera, la película que rodé en Marcilla basada en la Leyenda de Ana de Velasco; también tiene mucha comedia. Creo que es el género más difícil; es mucho más sencillo hacer llorar que reír.

Ha nombrado varios de sus trabajos, pero, ¿cuál diría que ha sido el proyecto que mayor reto le ha supuesto?

Todas las películas son un reto monumental, pero yo diría que La higuera de los bastardos, tanto por la complejidad del texto como por la dureza del rodaje. Pero también García y García fue un rodaje complicadísimo, con tanto avión, hangar y aeropuertos. Hasta entonces nunca había tenido que decir eso de ‘Lleva a primera el avión’.

Se suele decir que en el cine todo es mentira... ¿Cómo ha avanzado la tecnología y la forma de trabajar en todo este tiempo que lleva ahí metida?

La tecnología va avanzando, sí, pero los fundamentos y la manera de rodar sigue siendo la misma. Ahora, con el reto de inteligencia artificial, hay una cierta alarma, pero todo está por descubrir. Sin embargo, estoy segura de que nos adaptaremos a trabajar con ella como nos hemos adaptado a los demás cambios.

“No es que me deje ver por el pueblo, es que nunca me he ido. Siempre pregono que soy marcillesa”

Marcilla siempre le tiene presente, de hecho, además de este homenaje y de la proyección de varias de sus películas, le honraron con el Pañuelo Rojo antes del chupinazo de fiestas patronales. ¿Suele dejarse ver por allí?

No es que me deje ver por el pueblo, es que yo nunca me he ido de Marcilla; aquí tengo a mi familia, a mi madre Carmen, tengo mi casa, mi campo, pago mis impuestos municipales… Este es mi hogar. Mis hijas, Violeta y Azucena, han pasado en Marcilla todos los veranos de su infancia y juventud, tienen sus amigas, su peña… Otro día podemos hablar también, si quieres, de cuando era más joven y me pasaba los veranos cogiendo alubias y tomates. Ana Murugarren está muy orgullosa de ser marcillesa y, de hecho, siempre que tengo ocasión lo pregono.