Esos instrumentos un poco ocultosUnai Beroiz
Civican, a través de esa destilación de la música que es el ciclo de cámara, hace unas programaciones que, a menudo, sacan a la luz obras poco habituales de compositores conocidos, compositores desconocidos, e instrumentos de la orquesta que, salvo en algunas obras concertantes, que no sean para piano o violín (reyes de los solistas), rara vez se escuchan. Hoy se dan las tres circunstancias: un Mozart en cuarteto con oboe, un Krommer desconocido, y el fagot. Estamos en pleno clasicismo, con el aliciente de confrontar al gran Mozart con un contemporáneo (aunque le sobrevivió 40 años), que como ocurrió en otras épocas, queda eclipsado por el genio. Planteamiento, pues, muy interesante en cuanto a la programación, con un clasicismo siempre bien recibido. La sonata para fagot y chelo de Mozart, que abre la sesión, tiene una escritura brillante para el fagot y más austera para el chelo, que casi se limita a acompañar, y además, un tanto secamente, sin ese arropamiento que suele haber entre un dúo. Ferran Tamarit está impecable, su fiato (dominio del aire) le procura un fraseo homogéneo en la escala que, precisamente en este instrumento, está llena de saltos; es el atractivo del fagot: esas redondas y extremas caídas al grave. Lacasta le secunda en su rol secundario. Le sigue otro Mozart, el cuarteto con oboe K. 370: una delicia se lo escuche por donde se lo escuche. Con una versión equilibrada de la cuerda y el solista. Jesús Ventura da una lección de dominio del instrumento, de sensibilidad y buen gusto, y muy bien arropado por la cuerda. Sonido luminoso y virtuosismo sin exageraciones para una música concisa, perfecta, como ese final en corto y tan conclusivo del primer movimiento; espectacular fiato en la larguísima nota del comienzo del segundo, que abre a partir de un punto hasta colmar el sonido; y en el tercero, con un aria de bravura, de su dificultad extrema y de perfecta resolución.
Ciclo de Cámara de la Orquesta Sinfónica de Navarra
Enclave Fortíssimo: Jesús Ventura, oboe. Ferrán Tamarit, fagote. Enrico Ragazzo, violín. Víctor Muñoz, viola. Misael Lacasta, chelo. Obras de Mozart y Franz Krommer (1759-1831). Lugar y fecha: Civicán. 5 de marzo de 2025. Incidencias: Lleno (gratis).
El checo Franz Krommer fue un músico muy completo, estudió violín y órgano con su tío, y pasó por Viena y Hungría, y volvió a Viena para llegar a ser compositor de la corte imperial de Austria. En su obra disfrutamos, como en Mozart, del pulcro orden clasicista, de la amabilidad auditiva con que siempre se cierran sus obras. Con el trío de cuerda (violín, viola, chelo) el fagot se desenvuelve con grandeza, su sonoridad, siempre envolvente y redonda, queda concertada. Es un cuarteto muy equilibrado, con un segundo movimiento algo dramático y con un canto del fagot que frasea largamente, exhibiendo, de paso, una sobrada técnica de manejo del aire. Los tramos más graves, tanto en el fagot como en el resto son sonoridades muy atractivas. Una hermosa rareza. Su cuarteto con oboe es muy “mozartiano”. Las virtudes de los intérpretes se multiplican. Hay unos diálogos y dúos entre el oboe y el violín (E. Ragazzo) muy hermosos, de fraseo sosegado y amatorio. El resultado final es la magnífica y delicada sonoridad del trío de cuerda (, el citado violín, Muñoz a la viola y Lacasta al chelo) y el oboe en perfecto cuarteto; que fluye como si fuera fácil conseguir esa compenetración. Una velada muy agradable. El rígido y cuadrado auditorio, en una bombonera clásica.