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Estela ChocarroEscritora

Estela Chocarro: "La muerte nos fascina porque no conocemos más que la vida"

Estela Chocarro (Cárcar, 1973) adentra al lector en una historia con varios misterios y ‘fantasmas’ en su última novela, ‘La mujer del pantano’ (Roca Editorial), ambientada en el pueblo de Lanuza

Estela Chocarro: "La muerte nos fascina porque no conocemos más que la vida"Iban Aguinaga

¿Cómo surge esta novela, este thriller de suspense en el que hay un juego de desdoblamientos?

Primero surge la idea de ambientar una historia en un pantano, y buscando un pueblo que tuviese pegadito un lago o un pantano, llegué a Lanuza, en el Valle de Tena, en el Alto Gállego. En el momento en que pensaba la historia un amigo aragonés me sugirió este lugar, aunque luego he descubierto que en Navarra tenemos varios pueblos pegados a un pantano. Lanuza me vino bien también por su propia historia: la expropiación del pueblo para construir el pantano, la diáspora de todos los vecinos y luego el regreso. Eso me ayudó en la trama.

Trama que arranca cuando la protagonista hereda la casa de su abuela en Lanuza.

Sí, ella huye en su vida, más adelante en la novela se descubrirá de qué, y busca un lugar apartado, busca la soledad. Hereda la casa y aparece en el pueblo y vemos que los vecinos no la reciben de un modo normal, y ahí vamos teniendo varias intrigas: ¿de qué huye?, ¿por qué la tratan así, con ojeriza, los pocos vecinos del pueblo? En el origen tenía la idea y la ilusión de escribir una historia sobre fantasmas, entre comillas, sobre fenómenos y señales del más allá. Me documenté bastante leyendo sobre el tema. La historia también tiene un toque y un ambiente gótico, está la magia que se atribuye a esos bosques del Alto Gállego, donde también hay mucha historia de brujería. Cuenta la protagonista que su madre y su abuela le contaban historias de brujas, ponían objetos protectores en las puertas, y ella empieza a embriagarse de ese ambiente porque a su alrededor comienzan a suceder cosas que no entiende.

Al heredar la casa hereda también a la inquilina del piso de arriba, el de la abuela de la protagonista ya fallecida.

Sí, cuando llega al pueblo resulta que la vecina no está, no aparece, y ella se mete en el piso con las cosas de la otra, a inmiscuirse un poco, porque de entrada no tiene mucho más que hacer. Y ahí hay otro misterio: ¿dónde está la vecina de arriba?, ¿qué ha pasado con ella?, ¿y cómo fueron los últimos días de su abuela Dorotea, que muere ya de muy mayor y cuyo cuerpo encuentra un vecino después de días muerta, al parecer de muerte natural en su casa? La protagonista también se siente culpable de no haber estado con su abuela durante muchos años, y a través de su casa y de sus cosas quiere acercarse de alguna manera a ella, comprender cómo fueron sus últimos años de vida.

“Esta es la novela más complicada que he escrito a nivel formal, con pocos personajes tiene distintas voces importantes”

En las novelas de intriga el entorno cobra mucha importancia. En este caso un pantano, símbolo en sí mismo de misterio, con ese fondo turbio, casi impenetrable.

Sí, aquí los bosques también son importantes, todo el entorno, pero el pantano es el escenario principal y está pegadito a las casas. Quería un pantano porque algo terrible va a suceder en ese pantano. Sí, para mí simboliza mucho esa intriga.

¿No cree que hay mucho material novelesco para el género negro en los pueblos pequeños, en su silencio, las relaciones complejas entre sus escasos habitantes...?

Sí, a mí también me lo parece. Es verdad que la novela negra en general nació como novela urbana de los bajos fondos, pero por ejemplo Agatha Christie, que no es que escribiera novela negra per sé, eran más novelas enigma, ambientaba sus obras en entornos pequeños, pueblecitos. Y yo como soy de pueblo, de Cárcar, el más pequeño de la zona, pues siempre le he visto el misterio a los pueblos; primero porque todo el mundo está muy pendiente de todo el mundo, y los roces son mucho más frecuentes que en las ciudades, donde el anonimato puede jugar a favor cuando quieres soledad pero en contra cuando quieres intimidad. En los pueblos intimidad no tienes aunque hay una parte buena, y es que la gente se preocupa por sus vecinos. Yo lo he vivido con mis padres en Cárcar.

En esta novela propone un doppelgänger, el doble fantasmagórico o malvado de una persona viva, que es una leyenda en muchas culturas del mundo: el encuentro con tu siniestro gemelo que augura el final de tu vida.

Es una cosa curiosa, yo no había oído ese término hasta que escribí la novela, y mi editora de Roca me dijo: “Es que es un doppelgänger...”. Y efectivamente parece que habla de ese gemelo que cuando yo era pequeña se decía que todos tenemos, la cosa es encontrarlo. Aquí hay una especie de personaje gemelo, y yo diría que no es siniestro, lo siniestro es la situación en la que se encuentran los personajes. Pero sí hay un juego de desdoblamientos que se va agudizando a medida que avanza la historia, y llega un punto en que acabas confundiendo a dos personajes. Como que se van fundiendo. Fue complicado de escribir porque yo misma acababa mezclándolo, pero es lo que pretendía, esa fusión mental de una persona que no está en su mejor momento psicológico y se va a encontrar con una situación extraordinaria.

“Soy de Cárcar y siempre le he visto el misterio a los pueblos pequeños, donde todo el mundo está muy pendiente de todo el mundo”

La muerte no puede faltar en un thriller de misterio. Como dice en esta novela, “la muerte nos fascina”.

En todas mis novelas hay muertos, y en ésta no son lo más importante, pero sí lo es la reflexión sobre la muerte, porque el personaje principal tiene una perspectiva de la muerte muy concreta en el momento en que sucede la novela. En los pueblos también la muerte tradicionalmente se ha visto más de cerca que en la ciudad, como mandaba la tradición antes se rezaba en casa a los muertos... La muerte nos fascina y nos fascina porque es lo desconocido, que sepamos nadie ha vuelto todavía para decirnos que se está muy bien... y cuando alguien dice que ha vuelto no le creemos... Creo que nos fascina porque no conocemos más que la vida, lógicamente, y como dice el personaje en algún momento, siempre mueren los otros. Está ahí esa sensación de alivio porque no te ha tocado a ti.

“Lo espiritual no está de moda”, dice también en La mujer del pantano.

Sí, lo dice la protagonista en un momento en un cementerio. Yo soy muy fan de los cementerios, en Cárcar, donde me he criado, está muy cerquita y había y hay mucha costumbre de visitar el cementerio, de darte un paseo, llevar flores... Es verdad, la muerte se oculta bastante, en esta época de consumismo y de redes sociales se muestra mucho la vida, el consumo, la belleza, lo material en general, y efectivamente creo que lo espiritual no está de moda.

Y es una parte muy importante.

Sí. En este libro hay bastante de eso, de esa sensación de tener a tus muertos cerca espiritualmente hablando.

¿Cuál ha sido el mayor reto en la construcción de esta novela?

Las distintas voces que tiene. Hay una novela dentro de la novela, tenemos pensamientos, sueños... Hay muchos puntos de vista, con pocos personajes hay varias voces importantes. Es la novela más complicada que he escrito a nivel formal, a nivel de organizar la información.

“La historia de expropiación de Lanuza para construir el pantano, la diáspora de todos los vecinos y luego el regreso, me ayudó en la trama”

¿La principal fuente de información ha sido el pueblo de Lanuza?

Sí, he estado yendo allí a lo largo de los tres últimos veranos, me alojaba en La Casueña, el único hotel que hay en Lanuza y que aparece como tal en la novela. Pedí el permiso a los dueños, que ya son amigos. Y lo que le pasa a la protagonista es un poco lo que le pasó a la dueña del hotel, a Marian, que se marchó de niña del pueblo, y volvió ya de mayor con su pareja pensando en fijar su residencia allí y emprender un negocio. Ellos me contaron muchas cosas, cómo fue la época de la expropiación...

Publicó La mala esposa en 2023 después de siete años sin alumbrar obra, y ahora seguidamente lanza La mujer del pantano. Ha vuelto a coger carrerilla. ¿Vendrá una próxima novela?

Estoy ya escribiendo la siguiente, claro. He estado unos cuantos años sin publicar pero realmente estaba escribiendo, y tengo dos novelas en el cajón que no han cuajado con lo que las editoriales buscan. Cuando me presenté para el Premio García Pavón (que ganó en 2023 con La mala esposa) esta Mujer del pantano estaba ya muy avanzada. La paré, lo cual es todo un reto, parar la escritura de una novela para corregir y promocionar otra, y luego volver, es difícil porque pierdes el hilo, pierdes el tono, a veces hasta la historia, que quieres cambiar... Por eso han salido muy seguidas estas dos últimas, tenía esta escritura muy avanzada.

¿La próxima novela será también de intriga y misterio?

Es muy distinta. Quiero que tenga intriga pero para nada va a ser parecida a La mujer del pantano. Bueno, no lo sé, nunca se sabe. De momento no le pongo etiqueta. Pero un romance no va a ser.

Una curiosidad: a la hora de construir una novela negra o de intriga, ¿tiene siempre claro el final desde el principio o puede que ese final se vaya construyendo en el desarrollo de la historia?

En este caso lo tenía claro, pero depende de cada novela. Como el germen de cada novela es distinto, también lo es la evolución de cada novela. Puede que tengas un final pensado y a medio camino de la novela des un giro que te encanta y digas, pues no, voy a cambiar el final, y lo bueno es que no le tienes que preguntar a nadie, eres Dios y haces lo que quieres. En ese sentido no tengo una norma fija. Cada novela tiene su propia vida.