Está recién llegado de unos conciertos en México. ¿Cómo ha surgido el viaje y qué tal ha sido la experiencia?
El viaje ha ido muy bien, he llegado hace unas horas. Surgió porque contactaron conmigo unos promotores de México que querían llevarme allí. Me dijeron que les gustaba mi música y que pensaban que podía encajar. La idea es hacer esto y luego más cosas. Hice dos conciertos: uno era con una rueda de prensa en México y el otro, abriendo un festival de cantautores en Cuernavaca. Fue mucho mejor de lo esperado; tenía que tocar treinta y cinco minutos y al final estuve una hora, la gente me pidió cinco bises.
Ya tenía experiencia de tocar en el extranjero, concretamente en Argentina, a donde fue de la mano de una gran banda que le ayudó a darse a conocer. A México, sin embargo, fue solo. ¿Ha sido muy diferente?
Paradójicamente, la infraestructura de México ha sido mucho más grande que la de Argentina. Me recogieron en el aeropuerto, me llevaron al hotel, me pusieron el mismo técnico para los dos días, chófer para la furgoneta… Fui solo, pero allí no estaba solo, tenía un equipo todo el rato. Hice prensa, medios importantes, televisión… En el caso de Argentina, fue una banda la que contactó conmigo y me propuso ir. En el caso de México, la oferta ha llegado directamente de estos promotores.
En España y en Argentina ya tiene un público que le sigue y en México imagino que no es así. ¿Cómo se ha sentido tocando para audiencias que no conocían su música?
Suponía que me iba a ir bien por el contexto del festival, al que solo dejaban ir con guitarra y voz, sin más instrumentos. Sabía que iba a estar cómodo en ese ambiente, pero no me podía imaginar que me iba a ir tan bien, y más con un público que no me conocía.
Tiene su lógica: en su iconografía siempre ha habido algo un poco mexicano: pienso en las calaveras de las portadas, el título de Los mariachis también lloran…
El otro día estuvimos hablando allí de esto, me dijeron que esa iconografía estaba muy presente en mi música y que había que explotarlo. No ha sido algo buscado, pero es cierto que existe esa conexión. Ellos analizan de qué forma tu música puede encajar allí y, aunque suene un poco frío, también piensan como pueden desarrollarte a ti como producto. De momento, la experiencia ha sido inmejorable.
Habla de que esta aventura mexicana tendrá continuidad. ¿Hay algo ya cerrado?
Está cerrado, sí. Volveré en febrero de 2026.
“Una de las grandes mentiras del mercado de la música es que las plataformas han democratizado el sistema”
De vuelta a casa ha seguido mostrando adelantos del disco que va a sacar. Ahora ha lanzado Después de ti y hace unas semanas Guerra mundial. ¿Qué se puede contar de ese nuevo álbum?
El disco sale en junio, se va a llamar Plaza Corazón. Tiene dos partes: la primera son singles al uso, y la segunda es un medley; esto viene más de Iñaki Llarena, mi productor, que es muy romántico para estas cosas y recupera la fórmula de los Beatles en el Abbey Road, cuya cara b estaba formada por canciones muy cortas que formaban una única canción, pero que también podías escuchar por separado. Temáticamente, esa parte desarrolla una historia. Los singles que están saliendo son más optimistas y están sacados de la primera parte. La segunda parte es más oscura.
¿Ha sido sencillo crear esas dos partes?
Iñaki me dijo que soy prolífico a la hora de hacer canciones y me propuso que no me quedase solo con la parte del artista de singles, sino que hiciera también algo más conceptual. Los títulos de esta segunda parte, si los juntas, también construyen una frase. En realidad, yo ya tenía un disco grabado antes de ponerme con este, pero se está retrasando su salida porque va a salir con más apoyo.
¿Con más apoyo se refiere a una discográfica?
Sí, Warner Music Latina. Para no alargar tanto la espera, me propusieron sacar algo entre medias; no me hablaron de un disco, podían ser singles, un epé… Lo que pasa es que les puse las canciones que tenía y vieron que había otro disco, y es por eso que sale ahora este. Ya que tengo las canciones, he preferido sacar algo más conceptual, que cuente una historia, y no limitarme a lanzar una colección de singles.
Habla de primera y segunda parte. ¿Es un disco doble?
Bueno, son once canciones cada parte.
Eso es un disco doble.
Sí. La primera parte se iba a llamar Sístole y la segunda, Diástole, pero Spotify no permite poner otra cosa que Disco 1 y Disco 2. Por número de canciones será un disco doble, pero la duración no es muy larga. La segunda parte dura unos veinte minutos. En total, unos cincuenta minutos.
Sus canciones empezaron siendo más acústicas, pero con el tiempo les ha ido añadiendo otros sonidos, y lo mismo pasa en los conciertos, en los que utiliza algún elemento adicional a su guitarra. ¿Cree que su música está evolucionando?
La idea de este proyecto ha sido el autoabastecimiento. La autarquía. No depender de nadie, que las canciones se sostengan con la guitarra. Es evidente que ahora las canciones están más producidas, pero todos los elementos que hemos metido en las grabaciones han sido baterías, guitarras eléctricas, bajos y teclados. En directo, con el sampler, el pedal y mi guitarra, puedo tocarlas. Quizás en un momento el proyecto pueda llevar músicos de directo, pero tengo muy claro que, si eso pasa, será porque el proyecto es sostenible de esa manera. No cierro la puerta, pero no es la prioridad.
"Creo que las letras son mi punto fuerte; me cuesta creer que alguien venga a verme por cómo toco la guitarra o por mi voz"
Sus canciones cada vez tienen más escuchas en las plataformas; las últimas, cientos de miles en unas pocas semanas.
Desde fuera, la gente puede pensar que el proyecto ha crecido muy rápidamente, pero desde dentro no tengo esa sensación porque todo ha sido paulatino. No he pensado de tener cien reproducciones a tener cien mil. De cien he pasado a doscientas, luego a quinientas, luego a mil, luego a dos mil… Es cierto que desde el principio he ido hacia arriba, pero ha sido poco a poco, escalón a escalón. La última vez que toqué en Madrid llené una sala de doscientas personas, pero la primera vez que fui vendí quince entradas; luego fueron cincuenta, luego noventa… Todo ha sido progresivo. Y lo valoro mucho.
¿Y qué tecla ha pulsado Javi Robles para conseguir destacar entre la inmensa cantidad de música nueva que se sube cada día a las plataformas?
Una de las grandes mentiras del mercado de la música es que las plataformas han democratizado el sistema. Eso no es así. Se ha facilitado la manera de subir música, pero la música está muy lejos de ser una democracia. Lo que antes era la payola en las radios ahora se sigue haciendo en las listas de las plataformas. Lo sabe todo el mundo, hay artistas que lo han dicho públicamente. Puedes subir tu música, pero sigue habiendo un filtro.
Entonces, ¿cuál sería la tecla?
Las letras. Creo que ese es mi punto fuerte. A mí me cuesta creer que alguien venga a verme por cómo toco la guitarra o por mi voz. Tienes que tener una calidad mínima, no ser un patán con la guitarra o cantando, pero creo que si algo sobresale en mi proyecto, eso son las letras. Creo que ahí es donde más he mejorado. Paso mucho tiempo escuchando a gente que me gusta. Escucho los discos de una manera literaria, me encanta ver cómo escriben los demás, cómo generan figuras, si van a lo crítpico, a lo romántico, a lo crudo… Veo a los escritores como colores; no quiero copiarles, pero quiero utilizar esas tonalidades en mis cuadros.
También ha funcionado el boca a boca, ¿no?
A mí lo que me cambió la vida fue ir a Argentina. Si a mí no me hubiese cogido una banda con millones de oyentes, que compartió mi música y me llevó a tocar allí, la historia sería otra. En Argentina tengo mucho más público que en España. Eso te da caché. No escuchas de la misma manera a un artista si tiene quinientos oyentes que si tiene cincuenta mil o si tiene quinientos mil. Ese sesgo antes no existía, a ti te llegaba un disco y no sabías cuántos seguidores tenía ese grupo. Por eso te digo que no se ha democratizado nada. En mi caso, sinceramente, creo que lo que me ha cambiado el panorama ha sido Argentina. Allí tengo muchos más oyentes que aquí.
Ha llegado a una buena posición por sus propios medios. Ahora que va a trabajar con un sello grande, ¿qué perspectivas tiene?
Veo dos caminos en mi carrera: uno como artista y otro como compositor. Lo que me gustaría es que la gente escuchase mis canciones. No creo que vaya a pegar un gran pelotazo, no lo veo probable, pero sí que creo que lo que me pueda pasar fuera de España me ayudará aquí. No me siento infravalorado en casa, pero es cierto que tengo mucho más público fuera. Creo que hay gente que no se acerca a mi música porque no la conoce, pero el hecho de que me vaya bien en Argentina o en México me puede ayudar aquí, por ejemplo a la hora de que se fijen en ti ciertos programadores. Si tienes la oportunidad de tocar delante de la gente, luego ya depende de ti y de tus canciones, y yo confío mucho en eso. Siento que voy pedaleando y que voy subiendo, cada vez tengo mejores vistas, pero soy consciente de que hay gente que va en moto. Tampoco es algo que me preocupe. Lo más importante es la capacidad creativa, y siento que ahí voy bien. Mientras me sigan saliendo canciones que me gusten, todo irá bien.