¿Cómo ha ido la 73ª edición, su penúltima como director?

-Todo el equipo ha acabado muy contento, pero muy cansado. El Zinemaldia sigue creciendo poquito a poco y ya es muy grande. Son nueve días de mucha tensión, con muchos frentes abiertos: estrellas de Hollywood, las películas, ha habido temas políticos, han venido ministros, representantes institucionales...

‘Los domingos’ es la segunda Concha de Oro para una cineasta vasca en tres años y la tercera para una producción estatal. ¿Que haya ocurrido esto es bueno o malo para el Festival?

–Es un poco raro que haya ocurrido esto tres años seguidos. Es bueno o malo según la repercusión que tengan las películas. Tardes de soledad de Albert Serra tuvo un recorrido muy bueno por muchos festivales artie. En el caso de Los domingos, creo que va a ser una película que tiene un recorrido internacional importante.

Alguno pensará que quizá se deba a una posible debilidad de las propuestas internacionales.

–Entre las propuestas internacionales hemos tenido a Arnaud Desplechin, Claire Denis, Agnieszka Holland, Edward Berger, James Vanderbilt con la película sobre Nuremberg que seguro que va a los Óscar... No creo que con estos nombres la parte internacional haya sido, precisamente, flojita. El palmarés es lo que le ha gustado al jurado. Lo que ocurre es que las propuestas del Estado, y las vascas en particular, han sido muy fuertes. No lo decimos nosotros, solo hay que ver qué peso y qué premios tuvo este cine en Cannes, Berlín y Venecia. El Zinemaldia no es el único que lo premia los premia.

¿Puede ocurrir que al premiar el cine del entorno, el Zinemaldia pierda referencialidad internacional?

–La pregunta es: ¿crees que un festival que tiene la competición esos nombres, que ha tenido a Jennifer Lawrence y a Angelina Jolie en el circuito internacional está flojo?

Yo creo que no.

Yo tampoco.

‘Los domingos’, de Alauda Ruiz de Azúa, sobre una joven de 17 años que quiere meterse a monja de clausura, es una película descorazonadora y muy dura en lo que cuenta. ¿Tuvieron dudas en seleccionarla?

–Vimos la película seis o siete del Comité de Selección y decidimos pedirla inmediatamente. No tardamos ni cinco minutos en hacerlo. Teníamos claro que la queríamos, pero después estuvimos un montón de tiempo debatiendo sobre la película.

Tiene muchísimas capas de lectura.

–Es lo que la hace especialmente interesante. Es una película muy compleja. No ahorra nada: muestra la manipulación del clero para llevarse a la niña, pero también está esa familia que es incapaz de ofrecerle lo que necesita y que sí se lo ofrece la comunidad. Como todo el cine de Alauda Ruiz de Azúa, no es una película de blancos y negros. Entre nuestros cineastas, es una de las directoras que mejor narra. Espero con mucho interés sus próximas películas.

Con tantas capas y tantos detalles, no sé si todo el mundo la va a entender bien.

–Hay gente que piensa que es una película totalmente clerical, a favor de que las niñas se metan monjas. No creo que sea así, pero es una película muy compleja. Juan Antonio Vigar, director del Festival de Málaga, me decía que él cree que es una película que no toma partido, pero que te pone todo de tal manera que favorece el debate. Es decir, que una vez has terminado de verla, eres tú el que toma partido y no la película.

La Concha de Plata ha ido a parar a Jose Ramon Soroiz por su valiente papel en ‘Maspalomas’.

–Siempre digo lo mismo: el palmarés del jurado es el mejor posible porque es el del jurado. Dentro de mi equipo habría tantos palmareses como miembros del Comité de Selección. Todas las películas que están en el palmarés me gustan. Se ha quedado fuera alguna que a mí me gustaba más que otra, pero la Concha de Plata de Soroiz es un premio clarísimo: está tan bien... Espero que esté en los Goya y ojalá lo gane. Es un hombre que lleva tanto tiempo en esta carrera, que se merecía esto. Además, le gusta tan poco lo público que creo que está sufriendo un poco, pero para bien. Me da la impresión de que está orgulloso y que tiene una gran satisfacción. Es un premio absolutamente incontestable, en Maspalomas hace un papelón increíble.

El reconocimiento a Soroiz ha sido ‘ex aequo’ con la actriz Zhao Xiaohong. Desde que se dejó de diferenciar por sexos el Premio a Mejor Interpretación en 2021, todos los galardones han sido ‘ex aqueos’. En tres casos se han otorgado a un hombre y una mujer, y dos casos, a dos mujeres o a dos hombres. ¿Esta actuación de los jurados no desvirtúa la filosofía de lo que se pretendía conseguir?

–Algún crítico amigo me ha preguntado si no era el momento de volver a una situación anterior. Creo que no porque es una puerta abierta. El jurado que quiere dar dos premios puede hacerlo. ¿Por qué vamos a cerrar esa puerta? Vivimos en una sociedad en la que todo el mundo está emperrado en decirle al resto lo que tiene que hacer, lo que está bien y lo que está mal. Cuando hay capacidad de elegir, dejémoslo así. Se ha abierto una puerta, quien quiera cruzarla, que la cruce; y el que no quiera, que no lo haga, pero que no cierre la puerta.

Llevamos varios años de palmareses repartidos. ¿Eso habla de la calidad de muchas películas o de que no suele haber una clara?

–Este jurado se ha llevado genial, pero sé que no ha habido unanimidad en unos cuantos premios, entre ellos, en la Concha de Oro. Sé que la han discutido mucho porque había varias opciones. Es normal, rara vez hay unanimidad. Cada miembro viene de un contexto distinto y lo bonito es que gente que el foco lo pone en sitios diferentes pueda llegar a acuerdos.

Colin Farrell, Angelina Jolie, Jennifer Lawrence... ¿Cómo valora el nivel de glamour de este año?

–Para un festival como el nuestro, será difícil de superar. Angelina Jolie y Lawrece están entre las 15 estrellas más importantes de Hollywood. Dos en un año ha sido un poquito por encima de nuestras posibilidades. Angelina Jolie ha sido un encanto y su equipo ha sido muy profesional, gente maravillosa. Tenía que venir para ocho horas y pico y tenía que hacerse todo perfecto para que pudiese llegar a Roma al día siguiente a un rodaje. Llevamos dos años muy potentes en cuanto a estrellas, pero no va a ser lo normal. Hay que ser conscientes de ello.

La distribuidora MUBI ha anunciado su aterrizaje en el Estado. Jennifer Lawrence vino de su mano. ¿Era una estrategia de darse a conocer?

–MUBI quería promocionar Die my love, hablamos con ellos y nos trajeron a Jennifer Lawrence. Nosotros no podemos pagar un privado desde Los Ángeles, que pasa de los 200.000 euros. Para todos los viajes del Festival tenemos un presupuesto de entre 200.000 o 250.000 euros.

A diferencia de Jolie, a Lawrence se la vio mucho más distante.

–Jennifer Lawrence estuvo más distante, pero fue profesional y cumplió lo acordado. Hemos tenido menos oportunidad de estar con ella porque su equipo era más complejo a la hora de trabajar los temas. Su forma de entender su participación era más distante y más fría.

En la rueda de prensa de Jennifer Lawrence no se permitió hacer preguntas sobre MUBI, que distribuye su película, y a la que se le critica estar vinculada al fondo de inversión Sequoia Capital, que participa de la industria armamentística israelí.

–Me gustaría aclararlo, porque hay gente que piensa que el Festival censuró preguntas. Para nada. Si un invitado pide que la rueda de prensa se centre en preguntas de cine y de su vida profesional, nosotros lo aceptamos. No traemos a nadie para que le pregunten por ningún otro tema, desde su vida personal hasta el conflicto de Gaza. Nadie está obligado y si alguien no quiere contestar sobre sobre el genocidio en Palestina, está en su derecho. No voy a ejercer de policía del pensamiento y, además, puede pensar lo que le dé la gana. Ahora, si un invitado nuestro públicamente defendiera a Netanyahu, yo saldría a contestarle.

¿MUBI les presionó para que no se hiciesen esas preguntas.?

–Alguien ha publicado eso, pero MUBI no tenía ni idea. Lo puedo asegurar. Fue el entorno de Lawrence el que nos pidió que las preguntas fuesen solo del ámbito profesional. Se hicieron varias al respecto, que no se contestaron. Pero en la tercera, Lawrence contestó oponiéndose al genocidio. No es muy lógico. Nos dejó un poco en evidencia, haciendo parecer que era el Festival o MUBI quien estaba censurando las preguntas, cuando fue su equipo el que nos dijo que no iba a responder y el que nos pidió, por favor, que indicásemos a los periodistas que no iba a hacerlo.

¿Cómo ha ido la venta de entradas este año?

–Vamos a aumentar las ventas ligeramente y también el número de acreditados. El año que viene, quizá, nos mantengamos pero tarde o temprano, el número de espectadores va a bajar. Estamos en un número altísimo, pero no hay más cines, no podemos crecer y habrá un momento que tendremos una programación un poquito menos atractiva, o un premio Donostia menos, y ese año bajará. Estamos en más de 170.000 entradas vendidas y no sé si llegaremos a 180.000, que sería otro hito.

¿Volverá a no haber déficit?

–Llevamos catorce años sin hacer un duro de déficit. Este año hemos sufrido mucho, pero creo que vamos a poder sumar un 15º año sin déficit. Es de las cosas que más orgulloso me siento.

¿Los patrocinios se han mantenido?

–Hemos aumentado. Los patrocinios están muy estables porque los grandes patrocinadores están contentos y nosotros con ellos. Somos muy fieles a nuestros patrocinadores. Esto no es una subasta. Sí, tenemos una relación con un patrocinador, no nos vamos a ir con otro que nos dé más dinero. Eso es pan para hoy y hambre para mañana.

¿Sería recomendable que las instituciones pusiesen más dinero?

–Respondiendo con un poco de humor, el director del Festival siempre va a pedir más (ríe). Estoy muy agradecido a las instituciones. En estos 14 años han que han creído en nosotros y nunca ha habido una mínima injerencia. Todo lo que hemos presentado ha sido aprobado. Hemos trabajado con una libertad absoluta, Y eso es parte del éxito de este Festival. Para el año que viene no voy a pedir nada, intentaremos sobrevivir con lo que tengamos y consigamos, como hemos hecho todos estos años. Pero sí que intentaré pedir más para el nuevo director que entre. Cuando no es para ti, puedes pedir con más libertad, porque el que está enfrente entenderá que no tienes un interés en ello, sino que crees en lo que pides. Con el dinero que tenemos se puede hacer el Zinemaldia este festival se puede hacer, pero creo que es importante que la persona que me suceda no tenga que gastar el 50% de sus energías del primer año en buscar dinero y pueda centrarse en conocer bien el Festival. Para eso pediré apoyo económico del Consejo.

¿Qué retos cree que se tendrá que enfrentar el nuevo responsable del Zinemaldia?

–Tendrá que ver cómo adaptar el Festival a los nuevos tiempos. Eso es lo que yo ya no sé hacer. Lo que yo quería hacer, ya lo he hecho y ahora soy incapaz de volver a reciclarme ante un mundo cambiante. No no tengo esa fuerza, me he vaciado. Lo que tenía para dar al festival, se lo he dado. Ahora quiero llevar una vida más tranquila. Por el bien del Festival es bueno el cambio. Veo a gente preocupada, pero no se preocupe nadie. Seguro que el consejo elige a alguien que pueda hacer el Festival perfectamente, entre otras cosas porque tiene detrás un equipo muy profesional que va a ayudar muchísimo a quien venga.

La cuestión palestina ha estado muy presente durante todo el Zinemaldia. ¿Se muestra optimista con la o cree que todo quedará en agua de borrajas?

–Europa está cambiando, pero llega muy tarde. Lo único que podemos hacer los ciudadanos es expresar nuestra opinión pacíficamente para que nuestras instituciones nos escuchen y sientan lo que siente la sociedad. Eso también influye, aunque creo que van a llegar muy tarde. Algo se está moviendo pero mientras Estados Unidos apoye a Netanyahu, va a ser muy difícil cambiar esto. El mundo teme a Estados Unidos. Es muy gracioso, se pide el boicot para Israel y para Rusia y no se pide para Estados Unidos, tampoco para China. La situación mundial es muy compleja.

¿Se pide muy fácilmente el boicot?

–Yo soy contrario al boicot cultural. Cómo voy a estar en contra de todos los israelíes de Israel, si tengo un amigo que está entrando y saliendo de la cárcel continuamente por oponerse al genocidio. ¿Cómo vamos a estar en contra de los israelíes si hace dos años tuvimos aquí a una directora, con una película israelí, que vino con su bebé y su marido y tuvo la mala suerte de estar en el kibutz en el que entró Hamás, un ataque en el que mataron a su marido? Solo puede tener nuestra solidaridad. No todos los israelíes son culpables, ni todos los palestinos son culpables. Cuando existía ETA, ¿todos los vascos éramos culpables?. Cuando el Estado español montó el GAL, ¿todos los españoles eran culpables?. Claro que no.