MADRID - El director de cine y televisión Narciso Ibáñez Serrador falleció ayer en Madrid a los 83 años. Creador de programas emblemáticos de la televisión como Un dos tres, responda otra vez o Historias para no dormir, Ibáñez Serrador padecía una enfermedad degenerativa y fue ingresado hace unos días en un hospital madrileño a causa de una infección.

La capilla ardiente se instaló ayer en el tanatorio de la M-30 de Madrid y permanecerá abierta todo el día de hoy. Está previsto que el féretro con sus restos mortales salga mañana domingo por la mañana rumbo a Granada para recibir sepultura en el cementerio de San José, donde está enterrada su madre, cumpliendo así el deseo del realizador.

Pionero, prestidigitador, creador de ilusiones y pesadillas, Ibáñez Serrador revolucionó la televisión en España con programas como el Un, dos, tres..., pero también abrió camino a toda una generación de cineastas con su contribución al género de terror.

La enorme popularidad de ese concurso televisivo en la era preinternet relegó durante un tiempo su aportación a la ficción. Sus Historias para no dormir congregaban cada viernes ante la pantalla, entre 1966 y 1968 -y en una segunda etapa en 1982-, a un público ávido de suspense y terror. Ibáñez Serrador adaptaba, dirigía y presentaba cada entrega con una personal e inolvidable introducción, inspirada en lo que hacía Alfred Hitchcock en la televisión británica.

De origen uruguayo, nació el 4 de julio de 1935 en Montevideo, hijo de los actores Narciso Ibáñez Menta y Pepita Serrador. Su infancia transcurrió viajando constantemente por Iberoamérica y España. Una enfermedad que padeció de niño lo convirtió en un ávido lector y desarrolló su vocación intelectual.

En la década de los 50, en España, ingresó en la compañía teatral de su madre, donde hizo su aprendizaje como técnico y artista y en 1954 debutó como actor, con la obra Filomena Marturano. En 1957 se trasladó a Buenos Aires donde empezó trabajando como actor y pronto se consolidó como realizador y guionista en la televisión argentina.

Regresó a España en 1963 y un año después ingresó en TVE, lo que supuso el principio de la revolución televisiva, una tarea que vio reconocida en 2010 con el Premio Nacional de Televisión. Sus Historias para no dormir fueron todo un revulsivo en la gris España franquista. La innovación fue siempre señal de la casa.

En 1970 fundó la productora Prointel para desarrollar sus propias producciones, entre ellas el mítico concurso Un dos, tres, responda otra vez, basado en otro que había producido para la televisión argentina en 1958 (Un, dos, Nescafé).

El programa debutó en 1972 y se mantuvo en antena durante 33 años -22 de ellos ininterrumpidamente-, batiendo récords de audiencia de la mano de presentadores como Kiko Ledgard, Mayra Gómez Kemp, Míriam Díaz Aroca, Jordi Estadella, Josep María Bachs y Luis Roderas, quien despidió el programa en 2005.

Pero aunque ese fue su buque insignia, también alumbró otros programas de éxito como el concurso sobre el mundo animal Waku Waku, estrenado en 1989 en TVE con Consuelo García Berlanga o el primer programa sobre divulgación de sexo de la televisión pública, Hablemos de sexo (1990), conducido por Elena Ochoa.

La radio tampoco se le resistió. En 1982 fue contratado en Radio 80 como realizador de programas y asesor de la emisora y cinco años después se incorporó a la Ser para dirigir y presentar el espacio nocturno Historias de medianoche.

Casado con la argentina Adriana Gardia, se separaron en 1961. Después se unió a Diana Nauta, madre de sus dos hijos, y de quien se separó en 1986.Entre otras distinciones, obtuvo la Medalla de Oro al Mérito Bellas Artes, el Premio Maestro del Fantástico del festival Nocturna y varios Premios Ondas. En enero recibía el Goya de Honor en la pasada edición de los premios de la Academia de Cine en reconocimiento a su faceta de cineasta, con solo dos películas, Quien puede matar a un niño y La residencia, y por haber popularizado el cine de terror y fantástico en España.

agradecido a la televisión El creador, con quien la televisión tendrá una deuda impagable en España, vivió sus últimos años agradecido de la compañía que le daba este medio en sus horas de enfermedad y también consciente de haber “ayudado a que la televisión en España pase la frontera. Estoy sentado en la cama frente al televisor, tengo uno muy grande, muy grande. Me entretiene y hace que pase el día más rápido. Solamente por eso tengo que agradecerle a la televisión”, relataba en noviembre de 2010.

Personalidades del mundo de la política y de la cultura lamentaban ayer la muerte del “maestro”, aunque él siempre se negó a ese título “porque me parecía excesivo”, aseguraba.

Álex de la Iglesia lo calificó como “genio” y “padre cinematográfico de la generación Sitges”, en referencia a los fanáticos del cine de suspense y terror congregados en el Festival de Sitges.

Para Miriam Díaz-Aroca y Silvia Marsó, dos de los rostros del Un, dos, tres..., fue el “maestro” que les enseñó “todo” en la televisión. La Academia de Cine y la de Televisión y la SGAE se unieron a las condolencias. - Efe/E.P.