Despedimos esta sección hasta septiembre. Ya me he hecho con una serie de libros que me ayuden a trabajar el resto del año. Aunque muchos de ustedes no lo crean, esto de escribir de televisión es un trabajo extenuante por la cantidad y, sobre todo, por la ausencia de calidad de lo que se analiza. Es un ejercicio imposible si antes no has ido asimilando contenidos y te has sacudido algunos prejuicios sobre el tipo de televisión que te gustaría ver y la que ves. Tienes que meterte de oficio en gustos ajenos y, claro, unas veces lo haces con sentido y otras eres un elefante en cacharrería. Uno de los libros que me he propuesto para este verano es el de Fernando Erre, Cómo tener éxito escribiendo sketches, de la editorial Laertes (por cierto, una de las editoriales más ambiciosas que conozco y no por su objetivo de vender bets sellers o el preciosismo de los libros, no; hablo de cómo se lo están currando en su de búsqueda de autores, temas y obras que nos aporten un poco de luz en estos tiempos confusos de internet y redes sociales). El libro anda a caballo entre el divertimento y el género de la didáctica. Está escrito por el guionista Erre que arrancó en el final de Vaya Semanita y que ahora está trabajándole los chistes a José Mota, con todo lo que eso tiene que suponer de estrés. Voy a hablarles también de otro libro de televisión como es el de Carlos Pott y Manuel Guedán: La comedia en la Sala de Estar de la editorial Lengua de Trapo. Un libro que según confiesan sus autores lo escribieron para paliar la injusticia de que los estudiosos de la tele siempre pusieran por delante las series dramáticas a las comedias. De momento voy a dejar el tema ahí. Sé que el mundo de la tele está divido entre quienes defienden Juego de Tronos y los que no tienen ningún empacho en ver a diario La que se avecina. Me despido: además de entregarme a la lectura no duden de que seguiré mirando de reojo la televisión para escribírles ya si eso en septiembre estas confidencias.