'Las palabras vividas' llega tras ‘Me mata si me necesitas’, un disco con el que estuviste cerca de diecinueve meses de gira. ¿Fruto de aquel ‘desgaste’ surgió la idea de hacer un trabajo tan diferente como este?

-Sí, acabé un poco cansado por-que llevaba casi cinco años sin parar y necesitaba dejar de continuar el cír-culo, ver qué me apetecía hacer. Y como tenía casi la mitad del disco de Luis compuesto desde antes de esa gira, César Pop, mi socio de cancio-nes, me empujó a retomarlo. Me pareció un buen arranque para vol-ver haciendo algo diferente para que te ilusione de otra manera. Y a Luis le admiro tanto y hemos hablado tan-tas veces de esto que para mí es igual de importante que un disco en el que yo haya hecho las letras.

-¿Cómo hace uno suyas las palabras de otro, y a su vez, encuentra la manera de tejer el traje adecuado para cada una de las canciones?

-Para mí ha sido un reto, creo que los dos hemos trabajado como sas-tres. Él ha escrito unas canciones pen-sadas en mí y yo he tenido que hacer una música para esas letras, pensan-do en que les siente bien a los poe-mas de Luis. Ha sido por una parte más fácil porque tienes la mitad del trabajo hecho, ya que sólo lo que te envía Luis tiene música... Pero por otra, cuando trabajo con mis propias letras, trabajo con mi intuición y me guío por eso... Y sí que era un reto hacer algo interesante y que estuvie-ra en un sitio distinto en el que había estado en los últimos discos.

-¿Al leer los textos de Luis García Montero claro hacia dónde ir?

-Sí, tenía claro que quería hacer algo muy acústico, alejarme de lo anglosajón y hacer que sonara más cerca de nosotros. Para eso era impor-tante que la instrumentación fuera distinta y por eso hay guitarra espa-ñola, que la había utilizado poquito en mis discos, hay violín, hay trom-peta, hay zanfona -que es un instru-mento del siglo XII-... Sobre todo era importante el hecho de que lo que grabáramos no fuera estridente y se respetaran mucho los silencios y los espacios, simplemente acompañar las palabras de Luis, que lo que cuen-ta sea lo más importante. No distraer.

-Y para ello elegiste los estudios Garate, en Andoain. Un escenario aislado, en el campo, donde precisamente se respiraría eso: calma.

-Sí, en general me gusta grabar en sitios donde haya convivencia de los músicos. Estar alejados de una ciu-dad y cuanto más conectado con la naturaleza, mejor. Ya había grabado en Garate algunas cosas, pero nunca un disco mío, y Las palabras vividastambién tiene un rollo muy folkie y un poco rural, le pegaba mucho el estudio. Creo que el sitio donde gra-bas condiciona mucho lo que haces.

-Es también un trabajo para degustarlo, de canción a canción... y que pide pausa frente a una sociedad en la que cada día parece predominar más lo inmediato y lo fácil.

-Es un disco de trago largo, que de primeras te puedes quedar un poco... es distinto a lo que estábamos haciendo. Por lo menos he tenido esa sensación mientras hacía las cancio-nes, porque dudas mucho según lo estás haciendo y sobre todo si tratas de hacer algo que esté en otro sitio... Pero yo muchos discos que no me gustaron la primera vez que los escu-ché, luego me han acompañado toda la vida. Y sí es cierto que no va mucho con la filosofía de estos tiempos, de la sobreinformación, que hay tantos contenidos que es muy difícil dedi-car el tiempo que se merece a algu-nas cosas para paladearlas de verdad.

-Unos tiempos en los que cada vez son más los que, pese a todo y bajo la consigna de resistir, se suman a ‘La nave de los locos’, canción que abre el disco. Pero, ¿hacia dónde vamos?

-No sé hacia dónde vamos, pero hay muchos indicadores que nos dicen que no vamos bien. Pero la resistencia es algo inherente al oficio del poeta, del músico y de cualquier ciudadano. Hay que creer en ciertas cosas y supongo que tratando de mejorar nuestro pequeño entorno y nuestro pequeño mundo, pondremos nuestro granito de arena.

-De cara a la presentación en directo del trabajo, ¿qué formato de concierto se ha preparado?

-Somos seis músicos e intentamos llevar el formato del disco a los tea-tros, haciendo una música muy cru-da y orgánica. Le damos importan-cia al silencio, al espacio... Y comple-tamos el repertorio con las canciones más folkies o con una intención más poética. Creo que están hermanando con Las palabras vividas y que esta-mos haciendo buena música.

-Como cierre, vayamos a ‘Seis cuerdas’, último tema del disco. “Esto ha sido la música”, cantas. Después de más de veinte años de trayectoria, ¿qué es la música para ti?

-Es lo que me ha salvado la vida, lo que me ha ayudado a conocer lugares y personas que me han mar-cado para siempre y a conocer el mundo. Me ha enseñado a manejar-me... Y es una obsesión. Ahora estoy empezando a escribir y a juntar las canciones que he ido haciendo estos años, pero sin una idea todavía de hacia dónde van. Simplemente escribiendo. Las canciones buenas salen cuando necesitas hacerlas y yo espe-ro ese momento.