Volver al barro. Como empezar prácticamente de cero. Así define Pedro Fernández Razkin su nuevo proyecto musical, con el que echa a volar en solitario tras diez años ligado a La Fuga y, anteriormente, a bandas navarras como Mr. Fylyn. Y sí, son muchas las horas de vuelo a la espalda, pero en Razkin -su segundo apellido da título a esta aventura-, se acerca a sonidos e instrumentos no explorados hasta ahora. Porque es, dice, "un disco hecho sin complejos". Y quizá, por eso, a ratos entra cierto miedo. Nervios. Pero lo cierto es que si algo desprende Pedro a horas de publicar su primer disco como Razkin, es ilusión. Y mucha.

-Comenzemos por el detonante: ¿en qué momento empiezas a gestar la idea de este salto en solitario?

-Llevo diez años con La Fuga, empalmando el gira-disco, gira-disco y en este tiempo, hay canciones que desde que las haces, sabes de sobra que no van a entrar en el corsé de La Fuga. Tenemos una manera muy concreta de hacer música y es fácil que alguna canción se salga del tiesto, pero tampoco me apetecía tirarlas, así que aprovechando que La Fuga estará de parón durante un año o año y medio -lo que estemos, porque no está definido-, lo que iba a ser un disco acústico se convirtió en un disco de rock (risas).

-De hecho, es un proyecto que hace sólo unos meses, contaba con unas canciones sólo a guitarra y voz...

-Sí, nos dimos cuenta que teníamos que grabarlo en eléctrico cuando fuimos al estudio a estructurar los temas y a montarlos. Fue meternos en la pecera, colgarme la eléctrica y decir pues venga, ya está...

-En el proceso de grabación, has trabajado junto a diferentes músicos. ¿Qué papel han jugado en el resultado final de las canciones?

-De hecho un tema está compuesto junto a Gorka Pastor (Que nadie apague tu luz) y otro junto Gussy (Andrómeda). Las canciones son las que son, pero lo guay es ir al estudio y dejar a la gente trabajar€ Para mí es lo más importante, que la gente haga lo que le sale. Y dejando a la gente trabajar, tanto a los músicos, como a Javi San Martín (productor del disco), el resultado ha sido acojonante.

-¿Qué tenían estos temas que te pedían un proyecto diferente, que llamaban a Razkin?

-Sobre todo los tiempos de las canciones y el jugar con otros instrumentos como violines, cellos, teclados, pianos. Es algo que en La Fuga no entra, que es rock and roll y fuera. El experimentar con otros instrumentos es lo que te lleva a que la canción no entre, luego la temática de algunas también.

-Fue entonces seguir lo que pedía cada canción...

-Sí, cuando hablé con Javi San Martín hablamos de hacer un disco sin complejos, que daba igual que una canción no se pareciera a la otra. Generalmente, cuando compones un disco todos los temas van en la misma línea, pero aquí hay de todo: canciones de piano y voz; y canciones de rock and roll. Sin complejos es como mejor hemos trabajado.

-De hecho, nos encontramos hasta con un 'vals' ('Madre')

-Esa canción tiene corneta y cosas que nunca me había planteado

meter en un disco.

-Bueno, si no es ahora... ¿no?

-Lo siguiente va a ser Mocedades ya (risas).

-En la colección de temas más rockeros, sí que el punto común puede ser ese protagonismo y esa presencia que tienen las guitarras.

-También el tratamiento del sonido de la guitarra ha estado buscado y Javi ha sabido dar en la tecla. Y Juan Zagalaz, el guitarra que ha participado en la grabación del disco, me ha dejado alucinado con las guitarras que ha metido, es un sonidazo y un estilo que me encanta. Ha metido steel guitar, acústicas. De todo. Y sí, lo que me llama común en un disco son esas guitarras rockandroleras, los solos.

-Razkin, tu segundo apellido, ha sido el nombre elegido para el proyecto. ¿Por qué?

-Es un homenaje a todas las madres porque muchas veces, en mi época, las que han sacado las familias adelante han sido las madres y siempre llevamos el apellido del padre. Es un poco injusto. Y aparte, aunque sea un proyecto personal no me apetecía que llevara mi nombre. Por eso también el disco no lleva título y se titula Razkin, para darle fuerza al nombre.

-Hace unos meses te 'desnudaste' con la edición de tu primer libro, 'Pedradas' y ahora en el disco te preguntas "cómo hablar de lo que no se puede ver" ('Cara o cruz'). Pero, cuándo escuchamos Razkin, ¿no vemos a Pedro pero sí se le puede sentir también al 100%?

-Está guay porque el estar en solitario tiene cosas buenas y cosas malas. Hay cosas malas como encargarte tú de todo y que muchas veces te superan, temas como el libreto o cosas externas a lo que es la música, que a veces se me quedan un poco grandes... Pero lo bueno es que en la parte artística no tienes que pasar por ningún filtro ni que gustar a nadie. Con que te guste a ti, vale. Entonces por eso las letras, también, son muy personales. Así como en el libro de Pedradas cuento mis miserias, en el disco también. En esa parte tienes esa libertad que mola mogollón.

-Un disco en cuyas letras hay lugar para ciertas reivindicaciones, pero en las que también se hace cierto hueco, por ejemplo, a la nostalgia.

-La de Hostal, por ejemplo, habla de una mujer que se tiene que ganar la vida con su cuerpo como sea, a la que ya se le ha pasado la época de calle y de juerga, y se busca un poco la vida como puede. Hay un tema dedicada a mi madre; Que nadie apague tu luz surgió a partir de un libro que escribió Sandra Iraizoz que habla del maltrato y que es muy duro€ Y luego lo demás, pues sí, soy un tío muy nostálgico y eso tiene sus partes buenas y sus partes malas (risas).

-Y está también 'Mediterráneo', quizá la canción más crítica de todas.

-Habla de la fosa común que se ha convertido el mar Mediterráneo, somos la vergüenza del planeta. España ha sido un país de gente que se ha tenido que buscar las castañas fuera, pero de eso ya no nos acordamos y estamos convirtiendo el Mediterráneo en un genocidio. Poco hay que hablar de eso, todos lo sabemos y parece que la manera que tenemos de solucionar las cosas es el construir muros y precisamente tendría que ser lo contrario.

-¿Y hasta qué punto ha sido duro el escribir "cabeza en los 80, ya pasas de 40" con 'Hostal' y caer en la cuenta de que sí, que tú estás igual?

-(Risas). Un poco me identifica también, muchas veces nos pensamos que seguimos teniendo 23 años y nada más lejos de la realidad... Y aparte que yo me he criado en los 80 y me han marcado mucho, tanto en los grupos de música como en la manera de vestir... En todo.

-Recientemente anunciaste la gira de presentación de Razkin bajo el título de 'Saltando en los charcos' y entre charcos bailas en el disco con el tema 'Malabares'. ¿Guiño, declaración de intenciones...?

-Saltando en los charcos es también un poco esas cosas que se hablan en Polizón -el primer adelanto del disco- y es que soy una persona que tengo cierta tendencia a ir al problema, a saltar en los charcos y a meterme en ellos. Me encanta meterme en problemas. Como dije en el libro de Pedradas, la vida está para complicársela y aprender a salir airoso y el resto es aburrimiento.

-Son ya un puñado de años ligados a la música, entre idas y venidas que de bandas y proyectos, con discos y giras de por medio... ¿Se le puede poner a eso palabras?

-Soy muy musical en general y como el Guadiana, que aparece y desaparece en sus momentos... No sabes ni cuando va a venir, ni cuando va a llegar y es lo bonito de todo esto. Ahora mismo tengo entre miedo, ilusión€ Un montón de sensaciones y el hecho de no saber cómo va a funcionar esto y de volver al barro, a empezar de cero... Porque prácticamente empiezo de cero. Es un reto de la hostia y a mí los retos me ponen mogollón.

-Un proyecto en solitario que echa a volar en directo por primera vez hoy, con la presentación en casa.

-Estas presentaciones van a ser acústicas y a mí siempre me ha gustado hacer acústicos, pero con canciones propias he hecho en muy pocas ocasiones... Y ahora en Elkar, en Pamplona, con mis canciones y tal. Me da miedo. Es inevitable que te vayan a relacionar con La Fuga, pero quiero que la gente sepa que mi intención no es tocar canciones de La Fuga, sino defender mi proyecto y tirar para delante. No sé, a mí este rollo de sacar este disco en solitario me ha gustado muchísimo, es una manera de trabajar que cuando estás muy viciado en hacer siempre lo mismo, sales un poco del redil, te da aire y te ayuda a respirar y a ver la música desde otra perspectiva. Que La Fuga tiene el camino hecho y es todo muy fácil, pero volver a esto... mola.

-Parece como si estuviese de vuelta ese Pedro que hace unos cuantos años comenzaba en esto de la música, desde el local, en los ensayos...

-Totalmente, ahora me veo así, estoy en ese punto. Y me mola reencontrarme con ese Pedro.