El año pasado, el grupo dejó de dar conciertos durante bastantes meses para centrarse ene componer este disco, este Hau errepikaezina izan da. ¿Satisfechos con la experiencia?

Sí. En 2023 sacamos un directo especial para nosotros y decidimos que íbamos a tomarnos nuestro tiempo para grabar el nuevo disco. Hasta ahora los hacíamos después de cada gira, compaginando la composición con los conciertos, pero esta vez nos hemos tomado ocho meses sin tocar en directo y nos hemos dedicado a escribir tranquilamente, comentar las letras, que todos estuviésemos de acuerdo… Queríamos tomárnoslo con calma y que todo el mundo participara. Nunca lo habíamos hecho así.

Ese ambiente más relajado durante la composición, ¿se ha notado en el resultado final?

Creo que sí. Hasta ahora, primero hemos hecho las música y luego las letras, pero esta vez ha sido al revés, la música se ha amoldado a las letras. Hemos tenido tiempo para dejar madurar las canciones; terminarlas, dejarlas un tiempo, coger perspectiva y volver a ellas. Ha sido un trabajo más artesano, por así decirlo. Nos ha dado tiempo a reflexionar entre nosotros; ha habido ensayos que han sido charlas entre nosotros. Hemos tenido tiempo, esa ha sido la mayor diferencia. Por eso las letras tienen un punto más melancólico que en otros trabajos.

Diecisiete canciones y casi una hora: les ha quedado un disco largo. ¿Tenían mucho material?

Sí. Hemos dejado dos o tres canciones fuera. Queríamos un disco especial. Pensamos que igual diecisiete canciones eran demasiadas en los tiempos que corren, pero hemos preferido sacar un disco largo, destino, que la gente lo pueda escuchar entero. No hemos metido ninguna con calzador, todas nos dicen algo. El disco dura casi una hora, pero creo que ha quedado bien así.

Lo han vuelto a grabar en Gárate, en los estudios de Kaki Arkarazo, donde ya habían grabado varios discos antes.

Sí. Estamos muy a gusto. Él nos conoce muy bien, nos deja trabajar a nuestro modo. Estuvimos diez días allí, grabando, durmiendo, venían las familias a vernos… Fue como una celebración, el colofón a muchos meses de trabajo. Estamos muy cómodos allí, como en casa. Estás concentrado, sin hacer caso al teléfono, pensando solo en las canciones.

El título, Hau errepikaezina izan da, significa en castellano “esto ha sido irrepetible”. ¿A qué se refiere exactamente? ¿Qué es lo que ha sido irrepetible?

Esa frase viene en la última canción del disco. Esa letra la escribí yo y era como un guiño a la canción Aitormena, de Hertzainak, que todo el mundo piensa que habla de drogas o de amor, pero en realidad habla de sus propios compañeros, del camino que han recorrido juntos. En nuestro caso es igual, habla de todo lo que hemos vivido como grupo. Es una canción nostálgica hacia los compañeros de grupo y hacia el propio grupo. Algunos empezamos con Skabidean con 14 años y ahora tenemos 27 o 28. A nada que estemos tres o cuatro años más, nos habremos pegado toda la juventud con el grupo, con estos amigos, con la música, los conciertos… Nos lo hemos pasado bomba. Incluso nuestras familias se conocen gracias al grupo. Ha sido irrepetible.

Decía que hay temas más nostálgicos, y hay uno que llama especialmente la atención: Ama, que tiene un sonido más country. Se aleja de lo que hacen habitualmente.

Esa letra la escribí para mi madre, que estuvo bastante jodida. Hemos tenido varios padres con el puto cáncer, de hecho uno falleció a principios de año. Mi padre también estuvo mal… Lo de mi madre pasó en 2022, justo cuando celebramos el décimo aniversario en la Tótem. Ese mismo sábado estuvo escuchando el concierto por la radio, que lo retransmitieron, y el domingo bajó al hospital muriéndose. Estuvo en la UCI y podía haber pasado cualquier cosa, aunque por suerte salió adelante. Yo nunca había escrito. No he sido buen estudiante, pero de mayor me dio por escribir. Del contraste de la fiesta de la Tótem, que estaba llena, con amigos… y la enfermedad de mi madre, nació ese texto. Salió del tirón: llevé la letra, cogió Imanol la guitarra, empezó a tocar y salió así, prácticamente como está en el disco. Hemos metido más instrumentos, pero la melodía es la misma. Sin ir de artistilla, fue un momento mágico.

En la entrevista del año pasado nos decía que, conforme se fuesen haciendo mayores y creciesen las responsabilidades, sería más difícil mantener vivo el grupo. ¿En qué momento está ahora Skabidean?

El título del disco puede parecer una despedida, pero no lo es. Hemos pasado años difíciles, el COVID nos echó a perder un montón de conciertos que teníamos, algunos muy grandes. Tuvimos conflictos internos, también. Ha habido enfermedades alrededor del grupo… Y teníamos una edad, 23 o 24 años, que es cuando terminas de estudiar, te pones a trabajar… Ha habido muchos momentos buenos, por supuesto. Ha sido todo como un torbellino. Ahora estamos de nuevo con muchas ganas de tocar, nos hemos organizado para trabajar entre semana y dedicar los fines de semana a la música. Ha entrado gente nueva y la adaptación ha sido perfecta. Hemos sacado un disco largo, nos llaman de los sitios para tocar… Estamos a punto de agotar las entradas para el Antzoki, por ejemplo, que es Bilbao, no es nuestra ciudad, y tocamos allí el año pasado. Hemos ido a Galicia, tenemos salida a Valencia… Este último fin de semana, por ejemplo, hemos tenido tres conciertos. El lunes estábamos como si nos hubiese pasado un camión por encima (risas), pero estamos muy contentos. Estamos en un gran momento, extraordinario. Tenemos los ánimos renovados.