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Xabi BandiniKerobia

“Queremos ubicar a Kerobia fuera del negocio de la música y dentro del terreno de la cultura vasca”

‘Poliorkêtês’ es el título del nuevo disco de Kerobia. Una casa donde llevan instalados más de un año y medio. El hogar en el que se quedarán a vivir muchos de sus seguidores.

“Queremos ubicar a Kerobia fuera del negocio de la música y dentro del terreno de la cultura vasca”Eymard Uberetagoena

En el caso de Kerobia, los discos hacen de un relato. ¿Cómo es ese proceso?

–Esto es un histórico que, disco a disco, se ha ido perfeccionando. Siempre escribo un relato y a partir de ahí salen las canciones, y a la vez empiezo a trabajar con la ilustradora, Maite Gurrutxaga; ese trabajo con ella me hace revisar la propia historia, y eso tiene impacto en las canciones. Cuando el proceso está bastante avanzado, empiezo con las letras y entra en juego la banda. No soy escritor, solo lo hago porque es mi forma de empezar y de darle un contexto. El contexto en este trabajo es muy importante, el tiempo. No es un disco lineal, aunque tiene un hilo conductor. Llevamos un año y medio trabajando en este álbum, sin vacaciones. Nuestro objetivo ahora mismo es ubicar a Kerobia fuera del negocio de la música, situarnos dentro del terreno de la cultura vasca. Nos hemos tomado nuestro tiempo para desarrollar una historia y que pasen cosas. El mundo lineal, esta idea de que todo está en el progreso, de que todo será mejor en el futuro porque no sé qué, es una gran estafa. Hay que dejarse de neurosis y darle a las cosas el tiempo que necesitan. El disco es una casa con once habitaciones. Es un círculo, no necesariamente tiene que empezar en una canción y terminar en otra.

Me interesa esa distinción que hace entre música y cultura.

–He llegado a certeza de que lo que Kerobia aporta es su forma de hacer las cosas y las obras que crea. Sin embargo, somos muy malos vendiéndolas. El trabajo de vender tu producto se convirtió en el que el propio artista sea el producto, y nosotros no estamos ahí. Cuando decimos que estamos fuera de la industria de la música, decimos que no vamos a usar las redes sociales para vender este trabajo, esa forma de crear expectativas anunciando que la semana que viene va a pasar algo. Eso acaba produciendo una neurosis. Hemos sacado un trabajo, queremos hablar de él, pero respetando al oyente, dándole tiempo. Esto tiene sus consecuencias: vamos a presentar este disco en el Teatro Viejo de Donostia el 17 de mayo, y luego vamos a esperar hasta otoño para volver a empezar, porque creemos que este trabajo necesita tiempo para que la gente lo vaya haciendo suyo. Salir del negocio de la música significa que no vamos a vender expectativas.

Ese planteamiento es arriesgado, porque las redes sociales son, hoy en día, una herramienta fundamental.

–Seguramente lo sean, pero un poquito envenenadas. A nosotros nos da igual llegar a mil o a diez mil personas. No nos engañemos: cuando se publique esta conversación, Wall Street no se va a tambalear. Queremos explicar el disco hablando tranquilamente con periodistas. Como no vivimos de esto, podemos elegir no utilizar canales envenenados. Mi gran esperanza es que el tiempo juegue a nuestro favor, porque este disco te gustará más o menos, pero estoy convencido de que es un buen trabajo.

¿Cómo ha sido ese año y medio de trabajo en el disco?

–En enero planteé a los compañeros del grupo el borrador del relato y quince temas que no estaban muy elaborados. Habíamos tenido una conversación de por dónde veíamos que tenía que ir Kerobia. Elegimos once canciones, decidimos cómo queríamos que fuese el álbum, terminamos los temas… En verano acabé las letras. De septiembre a enero nos fuimos a Lorentzo Records para grabar el disco, con Aitor Ariño. Es la típica persona que sabe cómo hacer las cosas. Cuando se jubile, se va a perder buena parte del oficio. Deberíamos aprovecharlo al máximo, exprimir todo su conocimiento.

Musicalmente, el disco es muy orgánico. Suena muy natural, como un grupo de amigos tocando totalmente relajado.

–Creo que este es el disco más sutil que ha hecho Kerobia, es cierto que es menos forzado. Hay muchos detalles. Ha habido mucho trabajo de producción y todo lo hemos grabado de verdad, nosotros. Sale de la cuerda, de la madera… La voz no tiene ningún tratamiento especial. El objetivo del disco es no alterar: cuando ha habido algún arreglo que alteraba un poco, lo quitábamos. No buscábamos que fuese espectacular, no queremos llamar la atención. Nuestra opinión no es demasiado importante. Es nuestra propuesta y queremos que guste y que deje una buena sensación al que la escuche.

Gorka Armendariz (Leihotikan) colabora en Dantzan zaude eztanden artean.

–Iba escuchando esa canción y me encontré a Gorka y a Marino Goñi. En ese momento le dije que tenía que cantar esa canción con nosotros. Ocho meses después, lo hicimos. Por cierto, ya que mencionamos a Marino Goñi, de él hemos aprendido todo lo que sabemos del circuito musical. Siempre ha estado disponible para nosotros.

En el relato dice: “Cuando era músico se mezclaba todo: por un lado, la necesidad de la poesía, por otro la necesidad de reconocimiento y, para terminar, la pantalla en negro”. ¿Cuál es, hoy en día, su motivación para hacer música?

–La relación de Kerobia con la música ha cambiado. El resultado es todo este despliegue de palabras que estoy exponiendo y que creo que tiene algo de sentido. No sé qué relación tendré con la música en el futuro; hay cosas que me queman, otras no. Como no vivimos de esto, no necesitamos buscar lo que gusta a los demás ni estar generando expectativas. Todos sabemos que esto no funciona demasiado bien, que no es positivo estar todo el día en redes sociales. Genera ansiedad. No criticamos a los que actúan de otra manera, pero no es nuestra opción.

Otra frase: “No tenía nada que contar y me daba miedo que no fuera un éxito”. ¿Qué es el éxito para Kerobia?

–Ahora el éxito se mide en los followers que tienes. No lo digo yo, sino el director de un prestigioso festival. Tanto es así que a veces compran los followers o las reproducciones de Spotify. El éxito para nosotros es poder explicar bien el disco en la promo, no pasarme de listo y que dentro de un tiempo alguien me diga: “cómo me gusta esta canción”. Sé que no va a ser inmediato, este disco necesita su tiempo. Tiene su historia, tiene un mensaje y tiene vocación de permanencia.

En el disco hay una mirada hacia dentro, pero también hacia fuera, mencionando temas como Gaza o los inmigrantes que mueren en el Mediterráneo.

–Me parece interesante hablar del día a día, de lo que le pasa al personaje, y hablar de las cosas más dramáticas intentando ponderar, como hacemos en la vida real. Hay rabia, hay opinión, hay sentimientos… Son reflexiones. Habla de la pérdida, también, pero sin drama. Lo que decíamos antes de no alterar.

En el texto se menciona el fascismo, pero diría que no tanto como movimiento político, sino más como conducta humana en la vida cotidiana.

–Es que creo que es así, una reacción ante el miedo y la incertidumbre, posiblemente por parte de personas que no tienen muchas más herramientas para gestionarlo. El penúltimo contra el último. Luego el fascismo coge otras formas, pero empieza así.

Dice que las canciones son habitaciones vacías hasta que llegan los miembros de la familia. ¿Se refiere a los oyentes? ¿La obra no está completa hasta que el receptor la escucha?

–Ostras… Sí, pero no los oyentes, sino la familia. Nada de lo que hemos hecho tiene sentido si no les gusta a mis padres o mis hermanos. Es, literalmente, la familia, que muchas veces la tenemos olvidada porque estamos con mil historias.

Y la música, en estos momentos, ¿alegra más que agobia?

–Me gustaría decirte que ha sido un año y medio de disfrute, pero no, lo he pasado realmente mal. He estado buscando… Ahora empieza a resolverse. El otro día decía Eneko que llevamos un año en el que no hay gozo, solo trabajo, darle vueltas a todo… Ahora empezaremos a alegrarnos.

¿Cómo van a llevar el sonido del disco a los conciertos?

–En directo vamos a trasladar los detalles: la madera, el contrabajo, el acordeón, la percusión… Hemos preparado un espectáculo muy bonito, pero muy sencillo. Lo que suena en el disco sonará en el directo, va a haber un despliegue importante de instrumentos. Contaremos la historia del álbum, pero va a ser muy natural, hemos huido de lo espectacular.

Así que no va a haber fuegos artificiales…

–(Risas). No va a haber, no, pero va a estar muy bien. Creo que la gente va a salir con la sensación de haber pasado un buen rato.