SERGIO Pasaban y Begoña Lizarribar tienen bien aprendida la lección a base de repetirse la escena en cada una de las diecinueve expediciones de su hija al Himalaya. "Las despedidas, que sean cortas, por favor", les ha rogado siempre Edurne. Apenas un abrazo, un enérgico "mucha suerte", un banal "ten cuidado" y un muxu. Esta tarde, al igual que su primo tolosarra Asier Izagirre y del lemoarra Alex Txikon, ambos compañeros de aventura junto al catalán Ferrán Latorre, la también tolosarra volverá a intentar contener esa lágrima furtiva. "En el aeropuerto, con tu familia, con tu gente, se te pasan muchas cosas por la cabeza". A veces, incluso, "una pequeña congoja". Pero cuando se suba al avión que les transporte a Madrid, y más aún cuando cojan el vuelo directo a Katmandú, en ese instante, "todo son risas, ilusión, optimismo, y ya sólo piensas en disfrutar de la expedición y desear que se den las condiciones para hacer cumbre". En esta ocasión, un anhelo por partida doble.
Edurne Pasaban aspira a convertirse en la primera mujer que se fotografía en la cumbre de los catorce ochomiles. Le faltan tan sólo dos clics: el Shisha Pangma (8.027 m.), la bestia negra que la tumbó en sus cuatro tentativas anteriores (2006, 2007, 2008 y 2009), y el Annapurna (8.091 m.), la montaña más temida por su alto índice de mortalidad (41%), que en 2007 le plantó un serac en su camino y la mandó para casa.
En esa carrera por subirse al pedestal de los 18 hombres con los catorce techos, pugnan otras dos montañeras: Oh Eun-Sun, a la que le falta sólo el Annapurna, que lo va a abordar ya esta primavera, y Gerlinde Kaltenbrunner, a la que le restan el Everest y el K-2, precisamente los dos más altos. La coreana, "una rival"; la austriaca, "una amiga". Pasaban adjudica los dos adjetivos en función de la forma en la que ambas entienden la montaña: como una cuestión de orgullo nacional en la que todo vale por ser la primera (como no acreditar foto de todas las cumbres), la asiática; como un disfrute y una superación de sí misma en cada uno de los catorce gigantes, la europea.
Edurne es de esta última filosofía. Pero esta vez va a tratar de apurar. De apurar en el tiempo, que no en una arista. "Llegados aquí, vamos a intentar ser la primera mujer, más que nada por toda esa gente que me apoya y lo desea. Pero yo, lo único que quiero, es volver a casa con los catorce", desea la guipuzcoana. A pesar de que se encontrará unas temperaturas muy bajas, adelanta el ataque al Shisha para "tener una opción" de ser la primera. El acercamiento a la cima lo harán por la ruta normal, pero se desviarán por la vía que abrió el malogrado Iñaki Ochoa de Olza para esquivar la peligrosa y afilada arista que une la cumbre central con la principal.
En abril, la segunda etapa A continuación, como muy tarde "el 16 de abril", hayan "hecho cumbre o no", aprovecharán la aclimatación realizada en el ochomil más bajo para abordar más rápido el Annapurna, evitando así pasar varias veces por los tramos con mayor riesgo de aludes. Para cuando Pasaban (Tolosa, 1973), Izagirre (Tolosa, 1972, cuatro ochomiles), Latorre (Barcelona, 1970, seis ochomiles) y Txikon (Lemoa, 1981, siete ochomiles) lleguen a su campo base, la esquiva coreana se debería encontrar ya ganando metros a esa misma montaña, en plena carrera por ser la primera.
El pasado año, cuando Edurne regresó del Kangchenjunga, su duodécimo ochomil, Juanito Oiarzabal hizo alusión a la premonitoria referencia a la presión, mediática, institucional, social o de los propios patrocinadores, que incidía sobre la carrera por ser la primera mujer con los catorce colosos. "Tal y como escalan, con los equipos que tienen, las coreanas lo tienen más cerca; pero al ir como van, tan al límite, también podrían matarse". Semanas después, tras hollar el Nanga Parbat, su duodécimo gigante, Go Mi-Sun se despeñó al vacío a unos 6.200 metros. Sólo Oh Eun-Sun, la callada, inquietante y enigmática coreana, va un paso por delante de Edurne. "La presión la noto más en toda la gente que me para y me anima para que sea la primera", apunta. "Pero no vamos a correr más riesgo por ello". Al fin y al cabo, sea la primera o la segunda, la historia la estará esperando desde hoy.