"Tendremos un equipo para estar en mitad de la clasificación y dar mucha guerra"
Tras cuatro temporadas al frente del San Antonio, Miguel Galarraga acabó ayer su etapa al frente del club albiazul. Según explica, confía en que el equipo pueda remontar el vuelo y se muestra aliviado tras encontrar relevo en la directiva. "El club queda en buenas manos", dice
pamplona. El aún presidente del San Antonio deja el club de su vida -de joven jugó a hockey con la escuadra albiazul- con una mezcla de sabores. Por un lado, le apena no haber podido dejar al equipo -en decadencia desde que Cementos Portland redujese drásticamente su patrocinio- en una situación más cómoda. Sin embargo, no puede ocultar una sonrisa cuando piensa en una jubilación que le permitirá disfrutar de la familia y el deporte, ahora desde la barrera.
Ayer concluyó su camino al frente del San Antonio. ¿Qué sensaciones tiene?
A nivel familiar necesitaba dejar esto y lo hago justo en el momento en que concluye mi mandato. Ha sido una tensión muy fuerte que ni siquiera tuve a lo largo de mi carrera profesional. Siempre me han dicho que he sido una persona bromista hasta en los peores momentos y últimamente me he visto en un tono poco habitual en mí. Al mismo tiempo, me da muchísima pena dejar el cargo y he pensado incluso en continuar un año más al frente del equipo para terminar algunas cosas ya empezadas. Pero, exceptuando mi yerno, mi familia me ha dicho que ni hablar.
¿Qué balance general hace?
Ha sido muchísimo más duro y problemático de lo que yo esperaba. He comentado en alguna ocasión que, cuando entré en la junta mi compromiso era ayudar en la medida de lo posible, pero sin ser presidente. Al final, las circunstancias me obligaron a tomar la presidencia.
Además, en los últimos tiempos ha tenido encima de la mesa un tema tan complicado como el de la reestructuración de la élite del balonmano navarro en torno a un proyecto común San Antonio-Anaitasuna.
En primer lugar quiero dejar claro que, más que una fusión, se planteó la creación de un nuevo equipo navarro. Entonces, las partes más importantes en este asunto eran San Antonio y Anaitasuna, pero no las únicas. El tema surge cuando hace unos tres meses planteamos al Gobierno la idea de prolongar el tema de Reyno de Navarra con una ampliación del patrocinio. Entonces, al Gobierno se le ocurre la idea de crear un equipo de balonmano de Navarra. Vimos que había muy poco tiempo y que no era conveniente que se presentase como una unión entre San Antonio y Anaitasuna, ya que en el fondo deberían estar otros clubes como el Beti Onak o la propia Federación. Comienzan las reuniones y hay cierta sintonía. Pero el único que se desnuda es el San Antonio y comienza a haber problemas relativos sobre todo a quién se haría cargo de la deuda del club.
En cualquier caso, en alguna ocasión ha afirmado que considera que el futuro del balonmano navarro pasa por unir fuerzas.
Sí, pero siempre que se empiece con tiempo y se hagan las cosas bien. De todas formas, ahora lo veo difícil porque, como es normal, creo que Anaitasuna tiene muchas ganas de ascender por su cuenta. De hecho, lo vería más fácil estando los dos en División de Honor Plata.
Una vez que el tema salió a la luz, ¿qué les pareció el posicionamiento de los aficionados?
Me parece que a la gente más vinculada al balonmano, tanto de San Antonio como de Anaita, no les gustó demasiado la idea. Sin embargo, mucha otra gente que también va a ver partidos y la mayoría de la sociedad estaría a favor. Considero que dentro de los 8.000 socios de Anaitasuna la mayoría prefieren que no se profesionalice su sección de balonmano porque les puede crear problemas y creo que ellos lo pueden ver con buenos ojos.
¿Qué perspectivas le quedan ahora al San Antonio?
El club va a hacer algo que ya ha hecho en otras ocasiones. Podíamos haber descendido o haber buscado otras soluciones, pero lo que vamos a hacer es salir con un equipo más sencillo, con fichas adecuadas a la coyuntura actual y dispuestos a dar guerra. Además, esperamos que alguna empresa se una para que nuestro despegue sea más rápido. Nos gustaría que, pese a la situación actual, alguna empresa apostase por el deporte. El patrocinio al San Antonio es rentable en pocos meses, sales en televisión y vas a Europa ya que, aunque aún no está decidida nuestra presencia en competición europea, si entra alguna empresa estaremos en la Recopa.
Por concretar, ¿qué se puede esperar de un equipo con un presupuesto de unos 700.000 euros?
Sería un equipo que se mantendría en la mitad de la tabla y daría mucha guerra. De todas formas, 700.000 euros es el presupuesto actual, pero estamos negociando con empresas y si entra más dinero podríamos mirar más arriba.
Hay equipos que están cerca de cerrar sus plantillas. Hablemos de nombres. Se van al menos nueve jugadores, el primer paso será recuperar a los cedidos...
Así será: Borragán, Meoki, Humet y probablemente Víctor Alonso volverán al San Antonio.
De entre los que en principio seguirían, tanto Mindegia como Aguirrezabalaga han tenido ofertas de otros clubes. ¿Qué ocurrirá?
Niko Mindegia las ha tenido, pero en principio seguirá con nosotros. Él ha crecido aquí y parece que por el momento quiere seguir en Pamplona. Y Alberto espero que también continúe, al igual que el resto de jugadores con contrato. Nuestra intención es que se queden.
¿Qué ocurrirá con la portería?
Ahí parece claro que habrá que fichar. Además, tenemos que pensar en si necesitamos dos nuevos laterales o algún nuevo jugador en caso de que haya bajas.
Sin olvidarnos del entrenador...
Eso es algo que se decidirá en los próximos días.
¿Quién cogerá su testigo en la presidencia?
Hemos intentado buscar gente joven que diese un nuevo aire a esta junta en la que la mayoría eran jubilables. Finalmente, Doroteo Vicente, que es un hombre de balonmano y lleva años empujando la base, se ha decidido a asumir el cargo. Junto a él estará como director técnico Álvaro Jaúregui, que trabajará como colaborador sin entrar en la junta. El club queda en buenas manos.
¿Qué ha sido lo peor en todo este tiempo?
En los últimos meses fue muy desagradable el momento en el que los jugadores convocaron a la prensa para denunciar los impagos. En mi opinión fue un error y supuso un antes y un después. Antes de eso, de siempre, el San Antonio había sido un club en el que entre directivos y jugadores había una gran comunión. Desde ese momento comenzó a ser algo así como una relación entre dueños del club y trabajadores, aunque no con todos. Pero el momento más duro fue cuando Portland nos comunicó la bajada del presupuesto.
En marzo de 2009.
En realidad ocurrió en dos fases. En noviembre de 2008 nos anunciaron que nos mantenían el primer año, pero que el segundo y el tercero nos bajaban a la mitad. Pero en marzo, un año después de que confirmasen que seguían tres años más a tope, anunciaron una bajada demoledora.
¿De ahí viene la situación actual?
Sin duda. Desde entonces quedamos totalmente vendidos. El club llevaba años, al igual que el resto de la sociedad, gastando por encima del presupuesto. Si tenías 10 pensabas en 11 porque todo funcionaba así gracias a la facilidad para conseguir créditos. De un día para otro nuestra situación dio un giro radical.
¿Y cual ha sido el mejor momento?
Lo mejor ha sido la final de Copa del Gráficas Ona en Calafell, un momento histórico. En balonmano lo mejor ha sido la suma de buenos momentos cuando estábamos en lo alto, aunque como presidente no ha habido ningún momento excepcional. No obstante, dentro de la junta pude vivir momentos como la última Liga que ganamos en León.
¿Qué jugador le ha impresionado más fuera de la cancha?
En el tiempo que he estado en la directiva el más elegante me ha parecido Jackson Richardson. De mi época como presidente mencionaría a Ivano Balic, un tipo que choca con la idiosincrasia luchadora de aquí, pero que se portó de maravilla. En su momento llegó a decir que no iba a los Juegos Olímpicos ni al Zagreb si no nos pagaban la cláusula que se habían comprometido a pagar. Y ahora, tras la bajada presupuestaria, estamos viviendo de aquella cláusula. Un comportamiento ejemplar.
Curiosamente, hay quien piensa que vino a pasearse.
El público que le haya visto jugar son su selección sabrá que es su forma de jugar. Es un jugador que te puede desesperar en momentos de aceleración. Va contra nuestra forma de ser, pero es una figura como persona y como jugador. De todas formas, ha habido muchos de los que tenemos un grandísimo recuerdo: Jakobsen, Jorgensen, Juancho, Svensson, Saric, Ruesga... Han pasado enormes profesionales y grandes personas mientras he sido presidente. Y hay otra mucha gente que continúa aquí como Mindegia, que refleja como nadie esos valores de esfuerzo, lucha y honestidad, o gente como Eloy González, Víctor Álvarez u otros que se me olvidan que se han portado de maravilla.
¿Cómo responderá la afición al equipo de la próxima campaña?
Hay un sector fiel de unos 700 aficionados, al que le estoy muy agradecido porque su actuación ha sido espectacular y son incondicionales. Esos seguro que reaccionarán bien. Luego hay un segundo grupo de aficionados al balonmano que, sin mantener esa fidelidad, siguen al equipo. Por último, están los que se unen en momentos álgidos.
A nivel personal ¿qué toca ahora?
Tengo seis hijos y cuatro nietos, me gustaría poder disfrutar de eso y de viajar con mi mujer... De todas formas, seguiré viendo balonmano, o fútbol sala, ya que gracias a Tatono Arregui me he hecho aficionado del Xota. Ahora toca familia y deporte desde la barrera, aunque siempre dispuesto a ayudar si me lo piden.