PAMPLONA. "Al final fue un cara o cruz que se decantó del lado del grande, un equipo más veterano, que sabe jugar mejor esas situaciones y que, además, tuvo suerte. Tuvimos contra las cuerdas al Barcelona pero, a falta de 20 segundos, nos faltó ese punto de experiencia para haber aguantado un poco más y salvar, al menos, el empate o incluso lograr la victoria", ha lamentado Apezetxea.

El entrenador antoniano no quiso entrar al vestuario al finalizar el encuentro, si bien no dejó de felicitar a sus jugadores en la pista tras el esfuerzo realizado: "Les felicité y les dije que podían salir del pabellón con la cabeza bien alta". "Se vaciaron, dieron la cara y demostraron que, en nuestra pista, los rivales van a tener que sudar sangre para ganarnos".

La plantilla antoniana terminó exhausta por el desgaste físico y muy dolida al ver cómo se esfumaba el sueño de tumbar al colíder de la Liga Asobal. Esta mañana, jugadores y cuerpo técnico visitaban el Museo del Encierro en la calle Estafeta tratando de sobreponerse y pasar página a la derrota.

A pesar de la derrota, Apezetxea tiene claro que la lectura positiva es, sin duda, la mejoría del equipo: "Hemos mejorado en el juego, pero también estamos más centrados y sabemos llevar mejor los partidos", ha destacado antes de agradecer el apoyo de la grada durante todo el encuentro: "Empieza a haber muy buena conexión entre los aficionados y el equipo y eso es muy importante para los jóvenes".

La plantilla navarra tiene previsto realizar esta tarde una suave sesión de entrenamiento y, a partir de mañana, pasar página para centrarse en la visita a Ciudad Real el próximo miércoles: "Hay que ir picados y apretar. Llevan muchos años sin perder en su pista, pero iremos a jugar con descaro, sin complejos y a vivir una situación diferente", ha adelantado el técnico del Amaya Sport.