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Iker Vicente: “He terminado la temporada feliz por haber cumplido con los objetivos de este año”

El navarro suma 35 txapelas como profesional en la aizkora y cierra el año pensando en seguir haciendo historia la próxima temporada

Iker Vicente: “He terminado la temporada feliz por haber cumplido con los objetivos de este año”

Pamplona - Un año de ensueño es el que ha tenido Iker Vicente (Otsagabia, 15-6-1997) este 2019. Después de hacer historia logrando ser el aizkolari más joven en lograr el Campeonato de Euskadi, cerró la temporada con su quinto Campeonato de Navarra consecutivo. Un año en el que el de Otsagabia ha superado con claridad a sus rivales más directos. Ahora, una vez finalizada la temporada, Iker Vicente dejará aparcada el hacha hasta el mes de enero, cuando retomará los entrenamientos para seguir ampliando su palmarés en 2020. El aizkolari navarro hace un balance muy positivo de la temporada, un año en el que asegura, haber cumplido con creces sus objetivos. Criado en una familia con una larga tradición en la aizkora, Iker Vicente es un ejemplo de dedicación, esfuerzo y compromiso de un deporte en el que cada día gana enteros para convertirse en una de las figuras más importantes de la todos los tiempos. Una historia en la que empezó a dejar sus primeros cortes con tan solo cinco años.

Hace tres semanas que ganó su primer Campeonato de Euskadi, la semana pasada logró su quinto Campeonato de Navarra, un año sin duda redondo. ¿Cómo esta pasando estos días después de terminar la temporada?

-La verdad es que estoy contento, feliz por haber cumplido mis objetivos de este año. Ha sido una temporada muy dura pero he conseguido quitarme la espina clavada que tenía del Campeonato de Euskadi en estos dos últimos años. Este año he trabajado más que otros para conseguir la txapela y ese duro trabajo ha tenido su recompensa.

¿Cómo empezó su camino en el mundo de la aizkora?

-Mi pasión por este deporte empezó desde muy pequeño, prácticamente la he tenido desde siempre. Mi padre y mi madre fueron aizkolaris y mucha de mi familia también. De pequeño acompañaba a mi padre a entrenar y ahí es donde empecé a jugar con hachas. Ya con cinco años hice mi primera exhibición.

¿Y en las competiciones?

-Mi primera competición fue con 12 años, cuando hice un récord. Consistía en cortar 12 troncos de 45 pulgadas, lo hice en aproximadamente 19 minutos. Recuerdo que para ese récord entrené mucho pese a ser tan pequeño. Dedicaba cuatro o cinco días a la semana para prepararlo. A partir de ahí fueron siendo campeonatos más importantes.

¿Cuándo decidió que quería dedicarse a este deporte?

-Desde siempre he tenido muy claro que quería ser aizkolari. En cada sitio que cortaba cuando tenía seis años, ya me parecía algo tan importante como si fuese un campeonato. Poco a poco fui progresando y pasó de ser un juego a ser una cosa más seria para acabar teniendo más responsabilidades.

¿Cómo recuerda sus primeros campeonatos?

-Recuerdo que me ponía muy nervioso. Al principio era muy inseguro aunque sabía que iba a hacerlo bien. Por suerte tenía a mi padre y a mi madre al lado que me ayudaban a conseguir estar más tranquilo.

¿Y su primera victoria?

-Tardó en llegar. Las primeras veces recuerdo que no ganaba, hasta los 15 años no conseguí empezar a ganar. Competía con gente de mi edad pero que estaban más desarrollados y tenían más fuerza, mientras que yo todavía era pequeño.

¿Cuándo empezó a creer que podía llegar al nivel actual?

-Hasta hace nada yo no pensaba que podía llegar al nivel en el que estoy ahora. Desde pequeño es un deporte que se me ha dado bien. A medida que iba creciendo veía que le ganaba a gente más mayor que yo y ya pensaba que podía ser bueno. El que siempre ha creído en mí es mi padre, desde que tenía ocho años ya estaba convencido de que podía llegar a ser alguien en este deporte.

¿Qué campeonato recuerda con más ilusión?

-El primer Campeonato de Navarra me hizo mucha ilusión. Ahí fue el salto para estar en la cima del deporte. Llegar a la final, conseguir dar la sorpresa y ganar es uno de los mejores recuerdos que tengo de este deporte. El otro es el Campeonato de Euskadi de este año, es el campeonato más importante y ganarlo por primera vez después de tanto trabajo fue increíble.

¿Cómo plantea un futuro en el que deje la competición?

-Me gustaría seguir dentro del mundo de la aizkora. Si algún día tengo una lesión o algo que me impidiese competir y tener que retirarme de forma prematura, me gustaría montar algunas escuelas para los chavales, preparar madera para los campeonatos o algo similar. Sería difícil vivir de ello pero intentaría seguir dentro de este mundo, pero espero que queden muchos años para eso.

Después de prácticamente ganarlo todo ¿qué objetivos tiene?

-Me gustaría poder ganar el Campeonato del Mundo que todos los años se celebra en Australia, pero sé que es muy difícil. Son pruebas de corte de un solo tronco y los primeros diez o doce del campeonato siempre están en apenas tres segundos. Además del nivel que hay no es la misma modalidad que tenemos aquí. Allí utilizan herramientas distintas y madera distinta.

¿Qué es lo que más le atrae de este deporte?

-La aizkora es un deporte que desde pequeño me enganchó, es algo que me viene de dentro y, por ejemplo, ahora que ha acabado la temporada y toca descansar, seguro que más de un día me entra el mono de buscar algún tronco que cortar. Al final, al tener una tradición familiar, hace que lo lleve dentro.

Dentro de lo tradicional que es el deporte de la aizkora, ¿cómo ha evolucionado en estos últimos años?

-Algo ha empezado a cambiar en poco tiempo, pero creo que hace falta mucho más por hacer. Se necesita modernizar el deporte. Muchas veces los aizkolaris no lo tenemos fácil. Aunque lo intentemos, no se nos ayuda mucho, sobre todo desde las federaciones, que no nos dan mucha libertad. También he notado mucho cambio en que están entrando jóvenes en competiciones de alto nivel y hay más competencia.

¿A qué se refiere cuando dice que las federaciones no dan mucha libertad?

-A que al final las federaciones no nos apoyan en nada. Nosotros pagamos una cuota anual y a partir de ahí no sabemos nada de ellos, sí que organizan los campeonatos de Euskadi y Navarra, pero siempre que los aizkolaris pedimos algo la respuesta es no. Y no pedimos gran cosa, son pequeños detalles para intentar mejorar en algunos aspectos, pero siempre tenemos dificultades, incluso si conseguimos algún patrocinador, a veces nos dicen que no. No nos vemos reconocidos.

¿Cómo cree que esto se podría solucionar?

-No es algo fácil. Los aizkolaris suficiente tenemos con nuestros entrenamientos y con otros asuntos. También, después de muchos intentos, la gente se cansa de insistir. Creo que con los años esto va a ir mejorando poco a poco. Yo personalmente seguiré intentándolo. Somos deportistas de 2019, no de otra época y poco a poco tenemos que conseguir traer la modernidad al deporte.

A la hora de empezar en este deporte, ¿qué problemas se puede encontrar un aizkolari?

-Uno de los mayores problemas es la falta de ayudas que hay. No es fácil poder entrenar. Tienes que tener un sitio para guardar la madera, dinero para comprar hachas y madera. La mayoría de la gente que hoy en día empieza lo hace porque tiene algún conocido en el deporte. Se necesitan escuelas para que la gente pueda introducirse en el deporte. Conozco a muchos jóvenes que se les está haciendo difícil progresar por la falta de apoyos. Sobre todo es importante que haya escuelas, creo que las federaciones deberían trabajar en ello y que la gente joven que quiera, pueda tener un sitio donde empezar en este mundo.

¿Cuanto puede costar el mundo de la aizkora?

-Todo depende de la cantidad de madera que vayas a cortar. En mi caso, por ejemplo, para la final del Campeonato de Euskadi, en la que es un trabajo largo de doce troncos, la madera te puede costar unos 300 euros un entrenamiento. Luego tienes que tener hachas, que pueden costar 400 o 500 euros cada una, y en cada campeonato por lo menos tienes que tener diez, más las que utilizas en cada entrenamiento. Teniendo en cuenta los premios que hay en este deporte, si no tienes patrocinadores, pierdes dinero.

Entonces, si no tuviese a patrocinio, ¿no podría vivir de este deporte?

-Yo tengo la suerte de tener unos patrocinadores que me apoyan. Soy prácticamente el único aizkolari que vive de esto. También agradezco el apoyo que me presta el Valle de Salazar, que me ayuda dándome toda la madera que necesito al año para cortar, lo que me quita mucho gasto.

Además de todo ello, su familia también ha sido importante en ese aspecto.

-Si no tuviese el apoyo de mi familia igual ni hubiese llegado a conocer este deporte. Mis padres me han ayudado toda la vida para llegar hasta aquí y para seguir con la aizkora. Mi padre siempre me ayuda en los entrenamientos, él me enseñó a cortar. He ido aprendiendo gracias a él.

¿Cómo es el trabajo de un año del aizkolari?

-Ahora hemos acabado la temporada y toca descansar unas semanas. A partir de enero ya vuelvo a entrenar y de ahí sin descanso hasta la final del Campeonato de Navarra, que es la última cita del año. Los primeros entrenamientos del año son más para volver a acostumbrar el cuerpo y coger forma para poder terminar el año lo mejor posible.

¿Cuáles son los momentos más duros de este deporte?

-Donde más sufro yo es cuando llevo tiempo entrenando y no noto mejora. Si tengo una o dos semanas en las que no estoy cómodo, le acabo dando muchas vueltas a la cabeza. Por suerte tengo a mi padre al lado que me apoya. Me conoce bien y siempre sabe sacar algo positivo cuando tengo algún mal momento.

Unos de los momentos más duros que ha tenido hasta ahora son las finales del Campeonato de Euskadi de 2017 y 2018, donde se quedó a 18 y 19 segundos de la txapela. ¿Qué sintió en esos momentos?

-En 2017 me quedé con la sensación de hacer un buen trabajo, estuve cerca del campeón, Atutxa, pero ese día me quedé satisfecho. En 2018 sí que lo llevé peor. Venía de un muy buen año, pero creo que llegué a la final un poco cansado de toda la temporada. Acabé con un sabor de boca muy malo, pero este año he podido deshacer esa espina clavada. Preparé el año bien, llegué a tope y logré el objetivo.

¿Cómo fue el momento de ganar el Campeonato de Euskadi?

-Fue un alivio. Sentí que el trabajo de toda una vida había servido para algo.

¿Cree que puede llegar a un nivel de batir récords de tiempo?

-Es difícil llegar a tanto. Al final, si son récords, están ahí por algo y los han marcado los mejores. También tenemos hoy en día una cosa en contra. La madera de antes no tiene nada que ver con la de ahora, no se sabe porque, pero ha cambiado. Es algo curioso. Viniendo del mismo sitio, ahora es mucho más dura que la que había hace 20 años.

¿Qué le recomendaría a los jóvenes de hoy en día que empiezan en la aizkora?

-Lo más difícil es empezar, pero una vez que das ese paso hay que seguir. Yo recomiendo que intenten buscar ayuda, que conozcan a gente y busquen apoyo en aquellos que están dentro de este mundo. Hacer una carrera desde cero solo es muy complicado. Mientras no haya escuelas que apoyen a los jóvenes será complicado hacerlo de otra manera.