Izaskun Osés Ayúcar (11/5/1984) vivirá en Tokio sus segundos Juegos Paralímpicos después de haber logrado la medalla de bronce en los 1.500 metros categoría T13 en Río. Uno de los mejores momentos de su vida que llegó en una época complicada. Meses antes, su problema de visión (miopía magna) se agravó por un glaucoma y tuvo que dejar su puesto de trabajo como enfermera en la UCI del Hospital de Navarra. En medio de las tinieblas, encontró en el atletismo una vía de escape y su ejercicio de superación le llevó al podio olímpico.

Ahora, cinco años más tarde, la atleta del Grupompleo Pamplona Atlético regresa al olimpo después de haber superado de nuevo infinidad de obstáculos. Sufrió una lesión en el pie, pasó una mononucleosis, el coronavirus y, por si fuera poco, fue madre. Precisamente su hijo Iker ha sido una de sus grandes motivaciones para recuperar su mejor nivel después de varios años complicados.

Después de la maternidad, fue plata en el Europeo de Berlín en 2018, octava en el Mundial en 2019 y de nuevo segunda de Europa este mes de junio en Polonia. Y avisa: llega en plena forma a Tokio. Sin presión, con la intención de disfrutar y de dar el máximo tanto en los 1.500 -su especialidad- el 28 de agosto como en el 400, una prueba en la que también logró diploma en Río.

Izaskun Osés atiende esta llamada desde el CAR de Sant Cugat a solo dos días de viajar a Tokio, algo que hizo junto al resto de la expedición el día 19 de agosto. Su último mes antes de volar fue de encierro absoluto: estuvo desde el día 5 en una burbuja con sus compañeros para evitar cualquier tipo de contagio. Y lo más duro, sin duda, fue estar alejada de su hijo.

¿Cómo está viviendo estos días previos a los Juegos?

-Bien, ya con ganas de llegar a Tokio. Estos 15 días en Cataluña pensaba que se me iban a hacer mucho más duros porque estamos totalmente encerrados. No podemos salir absolutamente nada de aquí. Pero bueno, estamos varios deportes y la verdad es que estamos bastante bien y se me está haciendo ameno. Encima lo bueno es que yo tenía plaza segura para los Juegos desde hace tiempo y estos últimos meses he podido estar tranquila, entrenar con ganas y hacer todo lo mejor posible.

¿Qué días compite?

-Todavía no tengo muy claro qué días corro (ríe). Haré 1.500 y 400 en categoría T13, aunque yo soy T12 -que es todavía mayor discapacidad- y por eso puedo disputar la carrera. Los T12 podemos llevar guía, pero yo corro sola.

Fue plata en el Europeo en el mes de junio. ¿En qué momento de forma se encuentra ahora?

-Creo que llego muy en forma. Luego, a ver cómo están las demás, que seguro que están muy bien también. Allá se verá todo, pero yo me encuentro muy bien y eso es lo importante.

¿El objetivo este año es volver a pelear por una medalla?

-No (ríe). Una vez que sacas una medalla, todo el mundo espera volver a verte en el podio, pero lo primero es estar competitiva, intentar pasar a la final y luego ya veremos qué pasa. Yo estoy muy en forma, pero las demás también y pueden pasar muchas cosas. El objetivo principal es estar competitiva y hacer todo lo que esté en mis manos para hacer una buena carrera.

¿Cómo vivió ese bronce en Río?

-Es súper bonito sacar una medalla. Pero en ese momento, hubiese sido cuarta, quinta o bronce, el esfuerzo era el mismo. Al final solo se valoran las medallas y parece que el que ha conseguido medalla ha hecho más esfuerzo y no es así. Pero bueno, para mí fue muy bonito y es sin duda uno de los mejores momentos de mi vida.

Tuvo que dejar su trabajó de enfermera en la UCI del Hospital de Navarra meses antes de ganar el bronce en Río.

-Sí. La verdad es que estuvo muy bien ese ejercicio de superación. Ese año tuve que dejar de trabajar y justo estaba la oportunidad de ir a Río y me subí al tren. Para mí es importantísimo creer en lo que haces y seguir haciendo las cosas bien, porque solo así el esfuerzo tendrá sus frutos. Hice las mínimas, entrené un montón y me salió todo bien.

¿Le supone una mayor presión haber sido ya tercera?

-No. Yo sé que estoy bien, estoy en las mismas marcas que en Río. Mi objetivo es hacerlo bien y, si las demás son mejores, pues que ganen, pero dando yo el 200%. Quiero ofrecer todo lo que tengo y ya veremos hasta dónde me da. Pero si me ganan que sea porque son mejores, no por circunstancias que no deban ser.

Tener esa experiencia previa en los Juegos también puede ser una ventaja para usted.

-Bueno, no lo sé. Igual la primera vez vas como más inocente en todo y piensas menos. Esta vez va a ser diferente. Encima, con todas las circunstancias de este año. Ha habido cinco años de espera y no sabíamos ni si se iban a hacer o no. Ha sido todo muy raro.

¿Cómo ha vivido este ciclo olímpico con el coronavirus y ese año extra de espera?

-Para mí ha sido muy complicado, pero no por la pandemia ni por el aplazamiento. Volví de Río lesionada, luego tuve a mi hijo Iker y en nada tuve que volver a competir. Después, pasé una mononucleosis y, cuando ya tenía que estar bien, me tocó el coronavirus. La verdad es que han sido unos años complicados, pero puedo decir que vuelvo a estar como antes pero con cinco años más, claro. Que ya no soy joven (ríe). La verdad es que estoy muy contenta. Volver al mismo nivel de antes con todo lo que me ha pasado es muy difícil y la verdad es que tiene mucho mérito.

¿Qué significa para usted estar en unos Juegos Paralímpicos?

-Es a lo máximo a lo que puedes aspirar y para lo que te preparas. Tanto los olímpicos como los paralímpicos dedicamos todo nuestro esfuerzo para estar en ellos y es el cúlmen para cualquier deportista. Y, si encima logras una medalla, todavía más.

¿Ha estado alguna vez en Tokio?

-Sí. Viajé a Tokio en 2019. Estuve unas semanas allá con mi marido y mi hijo. Fue en diciembre, justo antes de que nos confinaran por el coronavirus. Y más vale que ya he estado, porque este año no vamos a poder ver nada de la ciudad. Pero bueno, realmente cuando estuve en Río de Janeiro hasta después de competir no salí de la Villa. Después de correr, sí que estuvimos un par de días por allí y ya está. Creo que el estar encerrados no va a ser lo más diferente a otras paralimpiadas. Va a ser más el rollo de todos los test, las mascarillas o el funcionamiento en el comedor, que ahí sí que va a ser todo diferente.

¿Qué le parece el clima de Tokio?

-Mucho calor y mucha humedad (ríe). Tendremos que adaptarnos a todo eso, pero creo que en el 1.500 tampoco influye tanto el calor como en las pruebas de larga distancia.

Una vez que llegué allá, ¿qué tipo de entrenamientos le quedan?

-Lo que diga Félix Navarro, pero ya poco. Primero adaptarse al horario, al clima y a la Villa Olímpica y luego tampoco tengo muchos días desde que llego hasta que compito. Será suave, aunque me imagino que alguna serie sí que haré. Pero bueno, el trabajo ya está hecho.

¿Cómo se compagina la maternidad con los entrenamientos?

-Bueno, pues como una mujer que trabaja. Vamos, que es complicado, Yo, por ejemplo, tengo un hijo que no descansa ni duerme mucho y la verdad es que es difícil entrenar sin descansar bien. Tengo que hacer encaje de bolillos, pero como todas las madres que trabajan. La pena ahora, que estar un mes sin ver a Iker se me va a hacer largo. De momento voy bien, pero aún quedan muchos días para volver a verle.

¿Qué consejo le daría a alguien que está empezando en atletismo y que tiene algún tipo de discapacidad?

-Que disfrute. Para mí, la base y la esencia del deporte es disfrutar de él. Si no, no hay mucho que hacer. Además, mi truco es marcarme pequeñas metas e ir superándome poco a poco. Creo que eso es lo más bonito en cualquier aspecto de la vida.

¿Cómo fueron sus inicios en el atletismo?

-Durante toda mi vida he practicado mucho deporte. Empecé haciendo taekwondo y me pasé al atletismo a los 24 años o así. Como me gustaba correr carreras populares, me apunté al equipo de atletismo de Hiru Herri. Después, me cambié a la pista a los 28 años con el Pamplona Atlético. Al principio lo hacía como hobby, pero probé la competición y he seguido hasta el día de hoy.

Y empezó a entrenar con Félix Navarro, una pieza importante en su trayectoria.

-Desde luego, él es la clave (ríe). El deportista va de la mano del entrenador y es imprescindible. Se me ve a mí en la pista, pero el 50% soy yo y el otro 50% es Félix Navarro, al que le debo mucho.

También tiene a un grupo de entrenamiento detrás que siempre le apoya.

-Sí. Yo tengo mucho apoyo detrás. La verdad es que tengo un grupo que no tengo más que decir cualquier cosa que ellos van a estar ahí ayudándome. Me han apoyado muchísimo mi entrenador, mi grupo de entrenamiento, mi familia, mis padres, mi marido y sus padres y todo el mundo para que yo pueda estar entrenando. Esto no es solo mío. Al final se me ve a mí, pero hay mucha gente detrás apoyándome tanto en los personal como en lo deportivo.

¿En algún momento pensó en dejarlo después de ser madre?

-No. Nunca me he plateado dejarlo. Mi objetivo lo tenía claro y era llegar a Tokio. Y al final lo he conseguido.

Y de cara al futuro, ¿piensa también en París?

-No tengo nada pensado. Por ahora, disfrutar el momento, hacerlo lo mejor posible en Tokio y luego ya veré lo que hago. De momento, no pienso más allá de Tokio.

Su distancia era el 800, pero tuvo que adaptarse al 1.500 al no haber esa distancia en su categoría.

-Sí. Tuve que reconducirme al 1.500, pero sigue siendo medio fondo y es el paso natural de un ochocentista. Pero bueno, sí que es verdad que me hizo cambiar antes de lo que me hubiera gustado. En Tokio, también voy a hacer el 400, que tampoco me va del todo mal, pero no es mi distancia y se nota.

¿Va a poder ir su entrenador a Tokio?

-Nada, nada, imposible. Me da mucha pena que no puedan ir ni él ni mi familia. Félix tampoco ha podido venir ni a Sant Cugat estos días previos. Aquí estamos ya en concentración burbuja solo los que vamos a Tokio del Comité Paralímpico Español: deportistas, médicos, fisios y secretarios. Y también me da pena por mi familia, sobre todo por mi hijo Iker, que ahora ya se entera de mucho. Ir a Tokio, ver la Villa y vivir una paraolimpiada con todo lo que supone tanto en lo deportivo como en lo humano hubiera sido muy positivo para él.

¿Podrá verle Iker desde casa?

-Sí. Lo van a televisar seguro, pero no tengo muy claro el horario. Creo que compito a la tarde en Tokio (la mañana en España), pero aún lo tienen que confirmar. Ojalá puedan verme mi hijo y toda mi familia porque seguro que notaré su apoyo desde la distancia.

Nombre. Izaskun Osés Ayúcar.Lugar y fecha de nacimiento. Pamplona, 11/5/1984. Tiene 37 años.

Familia. Está casada con Dani Zudaire -también aficionado al deporte- y tiene un hijo de 3 años llamado Iker.

Trabajo. Estudió Enfermería y ejerció en la UCI del Hospital de Navarra, pero tuvo que dejarlo hace cinco años. Después, comenzó a estudiar Fisioterapia en la Universidad de Tudela.

Categoría. Compite en T13, aunque ella es de una categoría inferior: la T12. Sufre miopía magna y glaucoma, por lo que tiene un 15% de visión en un ojo y un 5% en el otro. Podría llevar guía para competir, pero aun así corre sola.

Prueba. Su distancia predilecta eran los 800 metros. Sin embargo, es una prueba que no existe en su categoría, por lo que tiene que competir en 1.500 metros -su mejor distancia- o en 400.

Trayectoria. Practicó taekwondo hasta los 21 años, deporte en el que fue campeona de España y en el que llegó a ser internacional, pero tuvo que dejarlo por lesiones en el tobillo y la muñeca. Después, comenzó a correr crosses y carreras populares en el club Hiru Herri y llegó al Pamplona Atlético a los 28 años, cuando comenzó competir en pista. Su entrenador es desde entonces Félix Navarro.

Segundos Juegos. Izaskun Osés vivirá en Tokio sus segundos Juegos Paralímpicos consecutivos después de haber sido bronce en la prueba de 1.500 metros en Río. Además, logró otros dos diplomas olímpicos: quedó cuarta en el 4x400 y octava en el 400, una prueba que, aunque no es su especialidad, volverá a hacer este año.

PAMARÉS INTERNACIONAL

“Llego en un gran momento de forma y tiene mérito haber vuelto a mi nivel después de unos años muy complicados”

“En la pista se me ve solo a mí, pero tengo mucho apoyo detrás: mi familia, mi entrenador y todo mi grupo”

“Tengo que hacer encaje de bolillos para entrenar y cuidar de mi hijo, pero como cualquier madre que trabaja”