Al término de la carrera de MotoGP, Jorge Lorenzo repartía felicitaciones como privilegiado espectador. A Fabio Quartararo le daba la enhorabuena señalándose la cabeza, porque el francés tiene el campeonato cogido por la mano y solo la imprudencia parece poder apartarle del título. El expiloto aconsejaba sensatez a su relevo generacional, a un francés que encara las últimas cuatro carreras con 48 puntos de ventaja. No obstante, Quartararo es un ganador nato que aparcó su fragilidad mental y rueda pleno de confianza. Corre sin privaciones, como se pudo ver en el Gran Premio de San Marino, donde buscó el triunfo hasta el último suspiro. Viajaba sin calculadora, asumiendo peligros. Pero Pecco Bagnaia está de dulce.

El italiano convirtió su circuito de entrenamiento en su jardín, no sin exigencia, porque Quartararo no dio el brazo a torcer, a pesar de que pudo exiliar los riesgos renunciando a la batalla. Ansía gloria El Diablo, que por fin parece haber encontrado una sólida competencia, aunque quizá demasiado tarde para disputarle la corona.

Quartararo corrió sin mirar la clasificación del Mundial. “Ha sido difícil al comienzo, porque las Ducati me estaban rodeando”, expresó el francés, que navegaba en un mar de máquinas italianas, ante 25.000 espectadores que dieron efecto a sus compatriotas. Espoleado por los suyos, Enea Bastianini, con la versión antigua de la Ducati, logró su primer podio en la categoría reina. La Bestia, que salía 12º, acabó tercero, llorando a lágrima viva. Ya son cinco los pilotos de la fábrica de Borgo Panigale que han subido al podio, fiel reflejo de la evolución de la moto, a la que únicamente le falta un piloto regular para cobrar opciones de reverdecer su primer y único título, el que firmó Casey Stoner allá en el lejano 2007.

La victoria se meció entre Bagnaia y Quartararo. El italiano se ha convertido en un maestro de los compases inaugurales, cuando las gomas permanecen agarrotadas por el frío. En apenas una vuelta abrió un segundo de ventaja. Desatado. Con el devenir de los giros, la diferencia engordó hasta los 2,8. Por el ecuador de la carrera, la primera posición parecía sentenciada. Pero la elección de neumáticos -blando trasero para Bagnaia y medio para Quartararo- surtió efecto. El francés comenzó a devorar décimas y a cuatro vueltas del final rebasó la barrera de un segundo que protegía a Bagnaia. Comenzó la batalla.

“Me faltaba siempre algo para lograr la primera victoria”, explicaba Bagnaia, que se había asomado en repetidas ocasiones al triunfo, pero no terminaba de rematar la faena. Ahora parece rodar sobre raíles. Con dulzura y templanza. Sin fisuras. Y con esa pulcritud impidió que Quartararo realizara un solo ataque. “Sabía que al final podía sufrir. He corrido como un demonio al principio para abrir hueco y en las últimas 10 vueltas, cuando veía que Fabio se me acercaba, me ha costado, pero ha ido todo perfecto”, admitió Bagnaia. En Aragón puso firme a Marc Márquez y en la Riviera di Rimini apagó a Quartararo para firmar su segunda victoria consecutiva. Bagnaia es el piloto del momento. El turinés de 24 años está decidido a prolongar la vida del campeonato. Es el único rival de Quartararo, quien, segundo, terminó consolándose así: “Perder 5 puntos ha sido genial”.

La madurez de Bagnaia es tan intimidatoria como esperanzadora. “Me costó conseguir mi primera victoria en MotoGP y ahora ya llevo dos”, señaló el transalpino, que apunta a heredar los seguidores que hoy vitorean a Valentino Rossi pero que mañana se verán necesitados de nuevos héroes. Por el momento, es el alumno aventajado de la academia de Il Dottore.

Por supuesto, Bagnaia es el líder de Ducati, donde Jack Miller, quinto a la postre, encadena momentos de lucidez con decepciones. El australiano rodó en segunda posición media carrera y después perdió fuelle, como ya viene siendo habitual. Sufre con el desgaste de los neumáticos. Mientras, Johann Zarco sigue irreconocible. Acabó 12º. Y Jorge Martín pecó de inmadurez cayéndose cuando se debatía por una posición en el podio con Quartararo. La precipitación tumbó al madrileño.

Marc Márquez sigue progresando. Fue cuarto. Es su tercer mejor resultado del año. Pero así como en Motorland disputó la victoria, en Misano se quedó a casi 6 segundos del podio y a 10 del triunfo. “No me esperaba ser cuarto”, dijo sorprendido por brindar un rendimiento superior al augurado. Quién le ha visto y quién le ve...

Suzuki y KTM permanecen de capa caída. Álex Rins se fue al suelo y Joan Mir acabó sexto con la moto de Hamamatsu. Las máquinas austríacas presentaron un noveno puesto con Brad Binder y Miguel Oliveira volvió a naufragar en un 20º lugar. Con la Yamaha tampoco brillaron los reincorporados Andrea Dovizioso, 21º, y Franco Morbidelli, 18º. Quartararo es el único que está defendiendo el honor de la marca de Iwata, dado que Rossi fue 17º.

Quien evidenció su progreso fue Maverick Viñales. En su estreno con Aprilia fue 18º y en San Marino ya cazó puntos con la 13ª plaza.