- La Itzulia se escribe de atrás hacia delante, como si Agatha Christie la guionizara. La escritora inglesa inventó el misterio. Lo llenó de intriga. Lo barnizó con confusión, enredo y sorpresa. Se dice que la novelista elegía primero al culpable, al cadáver y al móvil. Después deshacía la trenza de la historia hasta llegar al comienzo. De alguna manera, la Itzulia -desde que la contrarreloj de la carrera fuera desplazada al primer día- festeja la ceremonia de la confusión y del suspense hasta descubrir al campeón. "La Itzulia la puede controlar un equipo hasta el último día, pero en la etapa final es imposible. Esa es la magia de la Itzulia, su misterio". Es la reflexión de Pello Bilbao, líder del Bahrain, sobre la Itzulia, que comienza hoy en Hondarribia y que concluirá el sábado en Arrate tras un trepidante viaje por Euskal Herria.

En medio de la borrasca, del frío y de la lluvia que zarandean por las solapas a Euskal Herria en un invierno tardío que es la primavera incipiente, el gernikarra analiza los entresijos de la gran carrera vasca, el jardín de Primoz Roglic. "Roglic es el claro favorito para llevarse la victoria. Además cuenta con un equipazo que puede jugar con dos bazas, la de él y la de Vingegaard". Si bien el esloveno es el patrón de la Itzulia (vencedor en 2018 y 2021), la presencia de Vingegaard, segundo en la pasada edición y el hombre que más cerca estuvo de Pogacar en el último Tour, concede un enorme potencial al Jumbo. "Pueden jugar dos bazas de muchísimo nivel. Además cuentan con un equipazo. Van con todo a las carreras en las que no está Pogacar".

"La cuestión es que un solo equipo no puede controlar la última etapa y ahí se concentra el verdadero peligro de la Itzulia. Eso es lo bueno de la carrera. Está abierta a las sorpresas". Recuerda Pello Bilbao la remontada de Ion Izagirre en la edición de 2019 y la que Roglic protagonizó en 2021, cuando acabó con McNulty para proclamarse campeón. "El recorrido de la última etapa no permite llevar la carrera bajo control. Es subir y bajar puertos con más entidad que en los días precedentes. Si se va a tope desde el principio, no hay equipo que lo resista. Sin un equipo que les sostenga, la carrera se convierte en una lucha entre los líderes y eso facilita que pasen cosas inesperadas". Pello Bilbao fue uno de los pirómanos que propagó el incendio que devoró a Emmanuel Buchman en el cierre de la Itzulia de 2019. El Astana promovió una pira en la que ardió el alemán. Ion Izagirre se entronizó en una jornada repleta de emoción e intriga.

El thriller que personifica la Itzulia, con ese final que conecta con lo inesperado y es capaz de voltearlo todo, podría cuestionar la jerarquía de Roglic, un campeón fiable, sólido, pero en ocasiones, poroso. "La última etapa de la carrera es incontrolable. Puede pasar de todo. Roglic venció el año pasado en un escenario así, pero también lo ha pasado mal en finales de ese tipo, como si tuviera un ataque de pánico. La última etapa de la París-Niza -a Roglic le rescató Van Aert tras el ataque de Simon Yates- y la de Itzulia comparten esa idea de todo o nada". Asume no obstante el vizcaino que Roglic "comete muy pocos errores y que posee una fortaleza mental brutal. Solo hay que ver su reacción a la derrota en el Tour de 2020, cuando Pogacar le superó en la última crono. No se lamentó y siguió hacia delante. Ganó un Monumento, la Lieja, y después la Vuelta. Hablamos de un gran campeón".

Por eso, Pello Bilbao, que aspira al podio, "algo factible", según sus cálculos "porque todo ha ido bien y llego en el punto que quería", estima que frente a Roglic es necesario correr a la contra. Al menos ese es su plan y probablemente el del resto de corredores que aspiren a conquistar la Itzulia o a estar en el podio. "Salvo que gane una etapa y me ponga de líder, mi idea es correr a la contra y aprovechar los resquicios", sugiere el de Gernika, que considera necesario "salir bien posicionado de la crono de Hondarribia". El amanecer de la Itzulia es una contrarreloj corta donde será complicado establecer diferencias insalvables. "Tiene subidas, descensos, un repecho al final y curvas. Eso implica muchos cambios de ritmo. No es un recorrido para especialistas puros. Es un tipo de crono que considero que me puede venir bien", analiza el líder del Bahrain.

A partir de lo que fije la tabla de tiempos en el pulso contra las manecillas del reloj, discurrirá una carrera nerviosa. La segunda etapa conectará Leitza y Viana. Sobre el papel, es la jornada con menos aristas de la Itzulia. "Puede ser un esprint de gente con punta de velocidad, pero no de esprinters puros, que no tienen sitio en la Itzulia". En 2010, Valverde batió a Freire sobre ese escenario. La Itzulia se adentrará a partir de ahí en un madeja de sinuosas emociones. Si hace mal tiempo, la dificultad adquirirá más decibelios. Pello Bilbao advierte que una de las ganzúas para abrir la puerta hacia el podio de la carrera se encuentra en la etapa entre Laudio y Amurrio. "Junto con la traca final, creo que es la etapa más peligrosa. Si cometes un error, estás perdido. Hay poco que ganar y mucho que perder. Son carreteras muy estrechas y estar bien colocado será imprescindible porque remontar será muy complicado. Además hay varios rampones y los descensos son técnicos. Si llueve pueden convertirse en un gran problema. Es un recorrido traicionero. Además no es una sola pasada. Eso lo complica todo".

La cuarta y la quinta etapas continúan con el lenguaje de las clásicas que tejen la Itzulia, si bien contienen menos dinamita. "La llegada a Zamudio, con la subida a El Vivero marcará la jornada. Las otras subidas servirán para tensar, pero no para romper, que es otra de las características de la Itzulia. Eso sí, el altiplano que hay sobre El Vivero puede hacer daño porque probablemente falte control. Me recuerda un poco a la etapa con final en Hondarribia del año pasado. En Erlaitz se alteró todo estando ya en la cima. En ese aspecto creo que se parecen", dibuja Pello Bilbao, que en Hondarribia fue superado por Ion Izagirre. Para el vizcaino, Izagirre, ganador en 2019, es uno de los favoritos a vencer la carrera. "Se ha preparado en exclusiva para la Itzulia y ya sabemos qué bien anda en estos terrenos".

Saltará la Itzulia a la etapa vizcaina entre Zamudio y Mallabia, donde se acumularán varias cotas hasta desembarcar en el repecho final. "Probablemente sea una etapa que se empiece y se acabe a tope. Es un continuo sube y baja, con mucho puerto que no puntúa pero que acumula esfuerzo. Se irá al límite todo el tiempo. En el repecho final, de unos 800 metros, se pueden perder 10 o 15 segundos. Los de la general deberán estar delante porque también hay bonificaciones". Todo cuenta en la Itzulia, que se encaminará al santuario de Arrate con el estruendo de una mascletá en el día de clausura. "Ese día todo puede cambiar. Ese es el secreto de la carrera", determina Pello Bilbao. En Arrate se resolverá el misterio de la Itzulia.

"Roglic es el favorito

y mi idea es correr a la contra, veo factible el podio, llego a esta Itzulia en el punto que quería"

"La Itzulia la puede controlar un equipo hasta el ultimo día, pero en la etapa final es imposible"

Ciclista del Bahrain