Los toros de la ganadería de La Palmosilla han protagonizado en Pamplona el séptimo encierro de los Sanfermines con una carrera trepidante y con mucho peligro.

La carrera ha tenido una duración de 2 minutos y 24 segundos y deja un balance de tres personas heridas por asta de toro.

La manada ha salido de los corrales a toda pastilla, con un cabestro por delante y la torada por detrás. Enseguida se ha puesto en cabeza un toro negro, de nombre Ardoso, que en un visto y no visto ha sacado una buena cantidad de metros de distancia a sus hermanos. En la mitad de la cuesta de Santo Domingo ha embestido por la pierna a un corredor, al que ha lanzado por los aires sin contemplaciones. 

La caída ha sido tremenda, pero el mozo ha sido capaz de deslizarse hacia el vallado de la parte trasera del Ayuntamiento, junto a la plaza de Santiago, mientras el toro resbalaba en sus cuartos traseros al intentar embestirle por segunda vez. 

La llegada de la manada ha permitido que se juntara a sus hermanos, que han llegado a toda velocidad a la Plaza Consistorial, con cuatro ‘palmosillas’ al frente de las operaciones.

En la curva de Mercaderes se han topado con un corredor, que mal colocado se ha metido en mitad de la manada. Uno de los toros le ha embestido en la espalda.

Empujones en la Estafeta

La subida por la calle Estafeta ha estado comandada por un cabestro, seguido por cuatro morlacos, otro buey y los dos últimos ‘palmosillas’.

Esto ha permitido que los corredores tuvieran huecos cerca de las imponentes astas que lucen los toros de la ganadería gaditana, aunque no les ha resultado fácil con tanta competencia en la calle.

Ha habido muchas caídas a ambos lados del convoy y también delante de la manada, que ha tomado muy estirada el último tramo de la Estafeta.

Una vez en Telefónica, pero sobre todo, en la bajada al callejón, la gran aglomeración de mozos en los laterales ha hecho que los morlacos se llevaran por delante a quien se quedaba en el vallado del lado derecho. Era imposible escapar, ya que muchos estaban parados cuando el toro venía en carrera. Algún día pasará algo serio en este punto, pero mientras tanto se ha convertido para algunos en un escenario de lujo para presenciar la carrera en primera línea.

El noble comportamiento de los animales ha impedido que fueran mayores las consecuencias en esta zona, aunque se han vivido escenas de mucho peligro en la parte derecha del vallado. La entrada al coso ha sido tranquila, a diferencia de lo que sucedió el día anterior con dos toros de Escolar, que se dieron un garbeo por la arena antes de entrar a los corrales de la plaza.