- La temporada de Ibai Azurmendi se ha visto cortada de raíz tras un accidente. El corredor del Euskaltel-Euskadi se encontraba preparando en el alto de Huitzi su próximo reto cuando, en el descenso, un ciervo se cruzó en su camino, llevándolo al suelo y provocándole una fractura en la clavícula y varios golpes. "En este deporte solemos tener bastantes caídas, pero un accidente así ha sido la primera vez. Pasó todo en cuestión de segundos, fue impactante", afirma el corredor, ya en casa después de que tuviese que ser trasladado a la Clínica Universitaria de Navarra.

Azurmendi recuerda la jornada como una más de entrenamiento. Salió con un par de amigos y se dispuso a ascender y descender varias veces el alto. En la bajada final, cuando ya regresaba a casa, el animal se cruzó en su camino. "Este jueves partíamos para Italia y estaba con los últimos entrenamientos para ultimar la preparación. Salí a subir el puerto de casa, que tenemos el alto de Huitzi. Lo subí tres veces, las dos primeras bajé sin problema y en la tercera bajada, cuando ya había terminado todo el trabajo. En una recta larga que se suele coger a gran velocidad, de repente, saltó un ciervo. Traté de esquivarlo, pero se dio media vuelta y nos dimos de lleno. Un impacto seco y duro", detalla el navarro sobre el fatídico acontecimiento.

Pese a contar con la compañía de sus amigos durante gran parte de la jornada, las subidas las realizaba en solitario, por lo que no tenía a nadie que le pudiese asistir. Fueron unos motoristas que pasaban por ahí los que "dieron la voz de alarma".

"Me quedé en el suelo un buen rato, la bici también estaba golpeada. A partir de ahí, empezó el apuro porque al final tenía bastante sangre, muchas contusiones, me dolía todo... y cuando vino la ambulancia me dijeron que no me podía mover, por precaución, por las vértebras, hasta tener unas pruebas más exactas". No obstante, el dolor no le venía de las vértebras, sino del hombro. "Yo les decía que era el hombro lo que me dolía, pero insistieron en seguir el protocolo. Me llevaron al hospital, me hicieron pruebas y todo quedó en una rotura de clavícula".

Ayer, tras el diagnóstico en la clínica, pudo regresar a casa desde donde esperará noticias de su equipo para afrontar las próximas semanas. "El equipo, que me está apoyando muchísimo y confío plenamente en ellos, que serán los que manden. El proceso dependerá de si para la recuperación, me tiene que operar o no. Si no lo hacen, son tres semanas de reposo, porque el hueso es lo que está fracturado; el resto está bien", detalla el navarro, deseando volver a la carretera.

"Después del buen susto, estoy mejor de lo que me esperaba tras un impacto tan fuerte". Azurmendi ha pasado por un proceso particular de duelo, generado por un instante. En el momento, le invadieron los nervios y cientos de pensamientos acerca de lo que le acababa de ocurrir, un primer proceso marcado por el shock. "Al principio estás preocupado, con mucha rabia. Es un factor externo que no puedes controlar. Intenté mantener la calma, pero no podía llamar porque el teléfono había salido disparado", explica.

Del susto inicial pasó al análisis del accidente, ocurrido en una zona que conocía como la palma de su mano. "Paso todos los días por ahí, está a un kilómetro de casa y es mi zona habitual de entrenamiento", menciona, añadiendo que en las últimas semanas "había visto dos o tres ciervos, pero nunca habían saltado".

"Fue mala suerte que me pillara en ese momento a mí". Aceptación del hecho. Nada pudo hacer el leitzarra para esquivar al animal y, dentro de lo que podía haber ocurrido, las lesiones no fueron tan graves como se podía prever en un primer momento. "Me alivié cuando vi que movilizaba bien. Hubo que seguir el protocolo, porque el casco estaba roto, y cuando fueron descartando cosas me sentí aliviado".

Por último, mirar al futuro. Azurmendi enfocaba sus entrenamientos en el próximo compromiso en Italia. Una oportunidad para mejorar las sensaciones que tuvo en la Itzulia. "Venía de pillar una bronquitis y tuve que parar, había realizado un trabajo muy bueno. Había entrenado bien, me había cuidado bien y llegaba a Italia con ganas de volver a sentirme ciclista y a volver a encontrar mi sitio. Siento mucha pena, mucha frustración, pero hay que ver el lado positivo, pondré todo de mi parte para volver", sentencia el navarro que vuelve a reincidir en esto último. "No quiero quedarme con esta sensación. He trabajado duro, estaba bastante bien, quiero quitarme esta espina". l

"Siento mucha frustración, pero voy

a poner todo de mi

parte para volver"

Corredor navarro del Euskaltel Euskadi

"Trate de esquivar al ciervo pero se dio media vuelta y nos dimos de lleno. Un impacto seco"