No existe día sin que la turbulenta relación entre Kylian Mbappé y el Paris Saint-Germain –el delantero francés se niega a renovar su contrato más allá de 2024, el club le ha puesto como fecha límite el día 31 de este mes para hacerlo y le ha advertido de que en caso contrario optará por venderle porque bajo ningún concepto aceptará verle marcharse gratis el año que viene– protagonice un espectacular cambio de rumbo. Si la no inclusión del punta galo en la gira que el club parisino está realizando por Japón y Corea del Sur llevó a ebullición la temperatura del culebrón el pasado fin de semana, ayer surgieron más coprotagonistas en el reparto de un culebrón en el que la figura del Real Madrid como probable destino del jugador no deja de asomar entre bambalinas. Para aportar más pimienta aún al asunto, los dos extremos más opuestos en lo que a opulencia económica se refiere, el fútbol saudí y el Barcelona, aparecieron ayer bajo los focos como artistas invitados.

Según diversos medios, el Al-Hilal de Arabia Saudí estaría dispuesto a abonar 300 millones de euros al PSG por el traspaso de Mbappé, una oferta récord en el mercado de fichajes, cuyo tope se sitúa desde 2017 en los 222 millones pagados precisamente por la entidad francesa al Barcelona por el brasileño Neymar. Según L’Equipe, el París Saint-Germain está dispuesto a negociar “con todo el mundo” ante el riesgo de ver partir a su estrella el próximo verano sin recibir ninguna contraprestación económica. Si el delantero de 24 años sigue decidido a no prolongar su contrato más allá de junio de 2024, el club que preside Nasser Al-Khelaifi pretende recuperar parte del desembolso que realizó por el jugador, por el que en 2017 pagó 180 millones al Mónaco además de ofrecerle desde su renovación el pasado año un salario de 70 millones. Algunos medios hablaban ya de que el Al-Hilal intentaría convencer al jugador con un contrato de 700 millones anuales, algo que parecería absolutamente irreal si no fuera por los mayúsculos desembolsos que está realizando el país árabe para atraer a su ecosistema a grandes estrellas del fútbol y del deporte en general y si no se tratara de uno de los cuatro clubes de la liga profesional saudí que ahora son propiedad mayoritaria del Fondo de Inversión Pública Saudí, un fondo soberano con activos bajo gestión por valor de casi 600.000 millones de euros.

Y desde el otro extremo futbolístico surgió también la figura del Barça, que según L’Equipe tenía previsto mantener una conversación en la tarde de ayer con dirigentes del PSG para “tratar su interés” por hacerse con los servicios de Mbappé, algo negado posteriormente por el club. Atendiendo a la extremadamente precaria situación de la tesorería azulgrana, acometer una operación de semejante calibre parece una auténtica quimera, aunque el medio francés hablaba de un posible intercambio de jugadores, con Ousmane Dembélé y Gavi entrando en la operación. Sin embargo, todavía quedaría encajar el elevadísimo sueldo de la estrella gala en una entidad que vuelve a tener problemas para inscribir a sus nuevas incorporaciones.

Chelsea, Tottenham, Manchester United e Inter también han contactado con el PSG, según el rotativo deportivo, pero a nadie se le escapa que el actor principal en la sombra en todo este culebrón es el Real Madrid, conjunto en el que Mbappé estuvo muy cerca de recalar el verano de 2021 y que ahora observa los acontecimientos, de momento, desde un segundo plano. De hecho, Al-Khelaifi ha deslizado su convencimiento de que la decisión del jugador de no accionar la cláusula de renovación hasta 2025 que se incluye en su contrato se debe a que tiene ya un acuerdo cerrado con la entidad blanca para aterrizar en sus filas gratis el año que viene, lo que elevaría aún más los ingresos de su contrato al no tener que realizar el club ningún desembolso para ficharle. Es por ello por lo que el PSG le lanzó un ultimátum en el acto de presentación de Luis Enrique como nuevo entrenador del equipo parisino: o renovación o traspaso inmediato al mejor postor.

El lunes de la pasada semana, el delantero se incorporó a los entrenamientos junto a sus compañeros, el viernes jugó los últimos 25 minutos del primer duelo de pretemporada ante el Le Havre, marcando el segundo gol de los suyos, y unas horas después se quedó fuera de la gira del club por Japón y Corea del Sur, en la que curiosamente sí se encuentra su hermano Ethan, de 16 años. Ante esta situación, el eterno culebrón que persigue a Mbappé en los últimos años llega a un punto sin aparente solución plenamente satisfactoria para todas las partes, a la espera de que el asunto no haya vivido todavía, probablemente, su último giro de guion.