París La Défense Arena. Australia, hoy, 15.35. España sabe el día, la hora, el rival y el lugar donde por fin quiere quitarse una espina que tiene clavada, no una, sino dos veces, con las dos finales olímpicas perdidas en el torneo olímpico femenino.
Para el equipo de Miki Oca es su gran oportunidad, el gran momento para una selección que lo ha ganado todo: Campeonatos del Mundo y Europeos, que está compuesto por jugadoras que lo han conseguido todo en sus clubes: Ligas de Campeones, Copas de la Reina, Ligas, Supercopas nacionales y europeas.
Todas las competiciones menos ese anhelado oro olímpico, que se les escapó en Londres y en Tokio, las dos veces contra el todopoderoso equipo estadounidense, al que ganaron en la fase previa (13-11) y con quien no se encontrarán en la final. Las de Adam Krikorian se han quedado por el camino, las australianas les ganaron, también desde los cinco metros, donde España consiguió ante Países Bajos el pase a la final.
Como cada mañana, el equipo español ha desayunado en el comedor de la Villa Olímpica sobre las 8.40. Exactamente 55 minutos después las ha recogido un autobús para salir al último entrenamiento. Allí empieza la rutina de todos los días. Antes de que el conductor arranque, las jugadoras se enumeran en voz alta. Es la manera de saber qué nadie ha perdido el autobús. El entrenamiento es suave, de apenas una hora. Como no habrá sesión de gimnasio, la Dj del grupo, Paula Leitón, no pondrá a todo trapo en el altavoz bluetooth Hay Lupita ni Potra Salvaje. Mientras, al borde de la piscina, Miki Oca espera. Atento a todo y a la vez ausente, esperando su momento táctico. Ya habrá tiempo durante el día de hablar de Australia que es, junto a España, el único equipo que no ha perdido en estos Juegos, aunque las Aussie Stingers o ‘las medusas australianas’, como se les conoce, han ganado la mitad de sus partidos desde el punto de penalti.
En la primera fase a Países Bajos (15-14) y a Hungría (14-12); y en semifinales a Estados Unidos (14-13). Después de la cena, en los clips de vídeo que habrá preparado a conciencia Irene Martínez, será el momento de diseccionar el juego de las oceánicas. De ver cómo frenar a Daniela Jakckovich; de prestar atención a los lanzamientos de la zurda Abby Andrews, cuatro goles en un cuarto ante Estados Unidos o de Halligan, aunque las españolas las conocen muy bien por sus enfrentamientos ante el SiS Roma y el Orizzonte Catania, donde juegan respectivamente. España sabe que está ante su gran oportunidad.
La unión de la primera generación y de la joven es el cóctel perfecto para salir adelante. Con grandísimas jugadoras en todas las posiciones, desde la portería con Martina Terré hasta las boyas de primer nivel, Maica García, Judith Forca y Anni Espar. Es el momento. Seguramente en la víspera del partido será difícil conciliar el sueño, a lo mejor pasan el rato con los Exploding Kittens, ese juego de cartas, o se dejan llevar mientras suena Potra salvaje: “Ya tengo seis tatuajes, debajo del traje por siete motivos...” y piensan que el séptimo motivo, su próximo tatuaje, puede ser un oro olímpico.