Hoy en día todo se graba o se fotografía, porque si no se sube a las redes sociales parece que no ha existido. Así, podemos ver el momento en el que alguien conoce sus notas de la PAU, el instante en el que se desvela el sexo de un bebé o el segundo exacto en el que una persona entra por primera vez en su nueva casa. Incluso hay ocasiones en las que se transmiten en directo, para que personas que no nos conocen de nada puedan saber detalles íntimos de nuestras vidas.

Pedidas de mano

Uno de los eventos que ya se ha convertido en un clásico en las redes sociales es la pedida de matrimonio. Se deja el teléfono grabando a escondidas o se pide a alguien que registre el momento y así ese emotivo instante quedará guardado para siempre e incluso publicado para poder presumir de él. Pero claro, ahí no hay margen de error: si el teléfono se cae, nos salimos del encuadre o se apaga la cámara por alguna razón nos quedaremos sin ese recuerdo mágico, porque repetirlo sería un fraude (aunque en las redes sociales todo vale).

Y es lo que ha pasado con una pareja que se encontraba de vacaciones en la paradisiaca Santorini. Un joven dejó su teléfono móvil grabando apoyado en unos escalones de una típica calle empedrada de la isla griega, encuadrando a él y a su novia con el mar como fondo. Era el lugar perfecto para triunfar con un vídeo en el que le pedía matrimonio entregándole por sorpresa un anillo. Pero la grabación no salió ni mucho menos como él esperaba, y como se puede comprobar en un documento que se ha vuelto viral mundialmente en diferentes redes sociales tras compartirlo el propio novio.

Turistas comiendo

Probablemente la pareja no se dio cuenta de lo que había quedado grabado hasta que no revisó posteriormente el vídeo, que ha causado numerosas risas. Porque en el momento clave, en el que las emociones se disparan, se deja de ver a ambos, ya que aparecen en primer plano, sin saber que estaban interponiéndose en la grabación, dos turistas de avanzada edad ataviados como tales (con su sombrero y sus gafas de sol), comiéndose unos dulces y con la barriga del señor en el centro de la imagen.

Un desastre de vídeo pero, como se suele decir, lo importante es vivir el momento y la pareja lo vivió en directo. Y además a buen seguro que han triunfado más con su desgraciado vídeo que lo que lo habrían hecho con el original de haber salido bien. Es lo que tiene querer grabarlo todo, y más en una isla tan masificada.