- Eduardo Gurbindo dejó en 2016 el Barça para fichar por el Nantes de la Liga francesa. Desde entonces reside en el país galo, donde la crisis por la expansión del coronavirus también está azotando con fuerza. A nivel deportivo, se han paralizado todas las competiciones hasta el 22 de abril y muchos equipos, incluido el del lateral pamplonés, han suspendido sus entrenamientos. “El viernes por la tarde tuvimos una reunión en el club y nos dijeron que no se va a entrenar. El fútbol, el balonmano, el baloncesto, el voleibol, absolutamente todo se ha paralizado un mes”, explicaba este fin de semana Gurbindo desde su casa de Nantes, donde reside con su novia Elena, y donde ha permanecido recluido siguiendo las recomendaciones sanitarias.

Al igual que al resto de la población, toda esta anómala situación por el COVID-19 ha pillado al navarro “por sorpresa”. “No estamos preparados para esto. No esperábamos estar en casa, con todo cerrado fuera. Es algo atípico. Da un poco de respeto. Habrá que seguir el protocolo y ya pasará, aunque no sabemos si durará dos semanas, tres, o más”, aseguraba. En Francia, según explica, también se han clausurado los centros educativos. La actividad docente ha cesado, al igual que la deportiva. Hasta el domingo, cuando se hizo esta entrevista, permanecer en casa sin salir era una recomendación, pero a partir de ayer ya es una obligación, como anticipaba Gurbindo: “Seguro que lo acabará siendo, viendo además lo que está pasando en Italia y en España”.

Nantes se encuentra al oeste de Francia, a unos 600 kilómetros de Pamplona. Con alrededor de 300.000 habitantes -“400.000 si se cuenta la periferia”- es una de las regiones galas donde menos está golpeando el coronavirus. “Eso es lo que apareció hace poco en una tabla”, constataba el navarro. Su percepción es que los habitantes de esta ciudad se están tomando en serio el peligro de la propagación del virus. “Me da la sensación de que la gente aquí está haciendo caso de las recomendaciones. Desde el viernes se ve menos coches y menos personas por la calle. Menos circulación. Ahora bien, no sé si es por eso o porque el fin de semana la gente se ha ido a otros lugares. A lo largo de la semana se podrá comparar mejor”, indicaba. “Nosotros vivimos en un barrio de Nantes, algo así como Iturrama en Pamplona, por poner un ejemplo. Y no sé si en el centro habrá más o menos movimiento”, añadía.

Todo el panorama, toda la situación que se está viviendo, no es agradable para nadie, pero es que a Eduardo Gurbindo, además, le ha pillado en un momento crucial: en plena recuperación de su lesión. El internacional pamplonés lleva casi un año arrastrando problemas de menisco que le han obligado a pasar dos veces por el quirófano. La primera vez que se lesionó fue el 17 de mayo del pasado año. “Me operé, me hicieron una sutura de menisco, pero no funcionó”. Más tarde, el 19 de diciembre, volvió a ser intervenido. “Me tuvieron que quitar un trozo de menisco que no estaba bien suturado. El 19 de marzo hará tres meses de esa operación. Si todo fuese bien, calculo que en un mes podría estar jugando de nuevo, aunque depende de cómo vaya la rodilla. Hasta ahora ha ido muy bien, pero todavía queda meterme en la pista y empezar a entrenar con el resto del grupo”, explica.

Sin embargo, se ha encontrado de bruces con toda la crisis del coronavirus. “Mi problema es que tengo que seguir entrenando. Estoy corriendo ya, haciendo pista por mi cuenta y gimnasio. Necesito seguir con el programa. Ahora estoy por ver cómo me voy a poder entrenar. Necesito un lugar donde hacer los ejercicios. A ver cómo se soluciona”, afirma.

Con este panorama de incertidumbre, Eduardo Gurbindo se centra ahora en cumplir con las recomendaciones sanitarias y quedarse en casa para evitar posibles contagios del virus. Son muchas horas y cada uno las sobrelleva como puede. “Hay que intentar aprovechar el tiempo. Ahora mismo me dedico a leer, a ver series en Netflix, a jugar a la Play Station, a juegos de mesa con mi novia... Y habrá que intentar hacer algo de ejercicio también”, resalta.

Otro de sus pasatiempos es la cocina. Su pareja es de Macedonia y este confinamiento supone una ocasión perfecta para conocer y experimentar con nuevos platos. “En su país también se lleva mucho lo de la cocina casera. Se usan bastante masas de pan, de hojaldre... Requiere tiempo, pero eso es algo que ahora tenemos y de normal, menos”, señala.

Además de entretenerse, Eduardo Gurbindo no deja de mirar de reojo la actualidad de su tierra. A través de Internet, de redes como Twitter, se mantiene informado de las consecuencias drásticas del coronavirus en España. “Mi hermano, además, es enfermero y trabaja en Vitoria. Me cuenta que hay un montón de casos, que hay hospitales colapsados y que a él le pueden llamar en cualquier momento para ir a trabajar, ya que están desbordados. Aquí en Francia no se oye tanto, pero allí de la sensación de que preocupa mucho más. Es una situación atípica, algo serio, y entre todos deberemos colaborar para que el virus se extienda lo menos posible y desaparezca cuanto antes”.