MADRID. El italiano Damiano Cima (Nippo Vini Fantini) rubricó el sueño de un corredor modesto con victoria heroica en la decimoctava etapa del Giro de Italia disputada entre Valdaora/Olang y Santa María Di Sala, de 220 kilómetros, jornada de transición que mantuvo de maglia rosa de líder al ecuatoriano del Movistar Richard Carapaz.

Cima (Brescia, 25 años) salió por la puerta grande después de compartir una fuga de 200 kilómetros con su compatriota Maestri (Bardiani) y el alemán Denz (Ag2r), por escasos metros, ya que el pelotón se iba echando encima en la recta de meta. Pero los favoritos llegaron tarde por los pelos, para gloria del corredor transalpino, que evitó la victoria del gran favorito, el alemán Pascal Ackermann (Bora).

Gloria para Cima, feliz con su primera victoria World Tour "el sueño de una vida", y rabia para Ackermann, que golpeó con rabia el manillar por quedarse con las ganas por apenas un par de metros. Al menos, el ciclista germano recuperó la maglia morada de la regularidad que lucía el francés del Groupama Arnaud Demare.

Ajenos a tanta emoción, los favoritos vivieron una jornada de transición ante la inminente etapa de Los Dolomitas donde volverán a verse las caras con la montaña. En ese escenario entrará Richard Carapaz con 1.54 minutos de ventaja sobre Vincenzo Nibali (Bahrain-Merida) y 2.16 respecto al esloveno Primoz Roglic (Jumbo-Visma). Mikel Landa se mantiene cuarto, y primer español, a 3.03.

Una etapa prácticamente llana, de transición pura, sin sobresaltos, con una sola dificultad, el Pieve d'Alpago (4ª), a 100 de meta, Luego el perfil en descenso favorecía a los que quisieran jugar boletos de la suerte.

Tres corredores lo intentaron desde el kilómetro 45, desafiando al pelotón con más ilusión que posibilidades de triunfo: los italianos Cima ( Nippo) Maestri (Bardiani) y el alemán Denz (Ag2r), en teoría sentenciados al tratarse de la última oportunidad para los esprinters, inéditos y sufridores en las etapas alpinas de la semana. Pero los modestos también tienen derecho a soñar.

El pelotón no dejó que la ventaja de los aventureros superase los 6 minutos, los favoritos iban cómodos y los velocistas esperando el momento de que sus equipos echaran abajo la fuga para entrar en materia de aproximación, colocación y lanzamiento en la recta de meta.

Pero entre la tranquilidad y mal cálculo del pelotón y la bravura de los escapados, las cuentas empezaron a no salir a 20 kilómetros de meta, cuando ya en las proximidades de Venezia el retraso era de 2 minutos.

Bora y Groupama tiraban por el juego de la "maglia ciclamino", la prenda morada del líder de la regularidad que se disputan Demare y Ackermann. A 11 de meta la renta era de 1.15 y las dudas se esparcían entre escapados y velocistas.

El Groupama encendió la alarma con los fugitivos a tiro de piedra mientras Movistar se ponía al frente para poner al líder Carapaz y Landa a buen recaudo. Atacó sin suerte Denz a 3,7 de la pancarta, harto de dar relevos sin ayuda de sus compañeros, pero no hubo manera de dejar a Cima y Maestri.

Con el pelotón encima llegada emocionante. La marabunta llegaba implacable, desatada con Ackermann lanzado por su triplete en el Giro. Pero a Cima le quedaba el último cartucho de fuerza y lo gastó al todo o nada. La moneda salió de cara. "Es el sueño de toda la vida, no me lo creo". Y es que no siempre ríen los modestos y lloran los poderosos.

Este viernes vuelve la montaña en la decimonovena etapa entre Treviso y San Martino Di Castrozza, con un recorrido de 151 kilómetros. Jornada dolomítica con 2 puertos puntuables y ascenso final de 13 kilómetros hasta meta con pendiente del 5,6 por ciento de pendiente.