ún balbuceante, a gatas el ciclismo, que continúa tamborileando los dedos a la espera de la competición, el mercado de fichajes, aunque renqueante, está dejando atrás la parálisis que le sobrevino por la pandemia del coronavirus. El gran bazar, que en condiciones normales estaría cerrando la persiana, apenas ha abierto los ojos y trata de desprenderse de las legañas de la incertidumbre. En un curso anómalo e impredecible ha goteado alguna que otra operación mercantil, pero en cualquier caso a un viaje lunar de los parámetros habituales. La prudencia y la cautela han dominado el parqué de la compraventa. La falta de liquidez de varios equipos y los recortes salariales han contribuido a la congelación de trasvases de ciclistas. Ahora, con un calendario fijado y más luz al final del túnel, el deshielo del mercado ha comenzado.

El litigio entre el Mitchelton y la Fundación Manuela ha servido como despertador y detonante. La debilidad que presentaba la estructura australiana, que se lanzó a la imperiosa búsqueda de un patrocinador, activó el mercado. Cuando se supo que un sponsor estatal entraría en el equipo, se agitaron los currículos de varios ciclistas que finalizaban contrato y que podrían recalar en el equipo australiano. Luego se conoció que el postor era una entidad sin ánimo de lucro y la feria de fichajes entró en recesión. Esta se ralentizó para situarse en modo hibernación. En ese impasse, el dueño de la licencia del Mitchelton aseguró el pago de los salarios de los ciclistas, fuertemente diezmados, y garantizó la continuidad de la formación con otro patrocinador.

Mientras Mitchelton y la Fundación Manuela dilucidan su divorcio exprés, el foco ha girado a Oriente Medio, donde sobresale el poderío económico del Israel Start-Up Nation, el proyecto de país que ha accedido esta temporada al WorldTour tras una fusión con el Katusha, que disponía la licencia necesaria. Esa idea, la de fortalecer la imagen de marca de Israel a través del ciclismo prevalece. Con esa política, Israel se adentró en el tuétano del Giro de Italia de 2018. La salida se realizó desde Jerusalén tras una enorme inversión y no menos polémica. Israel, un país sin apenas rastro de cultura ciclista, anunciaba así sus intenciones. El equipo israelí, con un músculo financiero más que saneado, tiene intención de seducir a varios ciclistas gracias a su capacidad económica, un argumento imbatible, más si cabe en una campaña en la que impera el miedo.

El Israel estaría dispuesto a realizar una fuerte inversión para competir en la élite del ciclismo. Para ello, la escuadra ha comenzado a tantear el mercado. En ese rastreo, sobresalen los nombres de Ion y Gorka Izagirre, que compiten en el Astana, pero que finalizan contrato a final del año. Los hermanos de Ormaiztegi son dos ciclistas reputados y de reconocido prestigio en el pelotón. Su perfil encajaría de maravilla en el Israel, donde carecen de ciclistas con ese bagaje. Ion, vencedor de la Itzulia del pasado curso, es un corredor con buenas prestaciones en la crono y se maneja con soltura en la montaña. Especialista para disputar las carreras de una semana y una garantía para las grandes, el de Ormaiztegi dispone de un marcado gen competitivo que le hace muy válido en equipos con miras altas. Gorka, uno de los mejores gregarios del pelotón, y que se ha afilado en los últimos cursos para disputar victorias, compartiría destino con Ion. Los hermanos Izagirre han cohabitado en el Euskaltel, Movistar, Bahrain y Astana. Su próximo parada bien podría ser Israel.

Al menos ese sería el planteamiento del Israel Start-Up Nation, que también habría puesto sus ojos sobre Mikel Nieve, uno de los ciclistas más sólidos del pelotón. El leitzarra, enorme competidor, está catalogado como uno de los coequipiers más importantes del mundo. Chris Froome, que contó con la compañía de Nieve en el Sky, siempre encumbró la capacidad de trabajo del leitzarra. Sin embargo, Nieve firmó por el Mitchelton en 2018 y sus caminos se separaron. Desde entonces su desempeño se centra en apoyar a los hermanos Yates, los líderes del equipo. Ocurre que ante la particular situación de la estructura australiana, Nieve, codiciado y cotizado, está en el mercado. La formación israelí lo querría reclutar para su proyecto y vincular al leitzarra nuevamente con Froome, que sería la gran apuesta del Israel. El británico ha perdido jerarquía en el Ineos, donde repunta la figura de Bernal, campeón del último Tour, y el Israel, una de las pocas estructuras que podría afrontar su fichaje, lo quiere como piedra angular de su proyecto. Sin el ascendente deseado en el Ineos, no es descartable que Froome opté por cambiar de equipo el próximo año. El Israel les espera. El equipo prometido.