Los aficionados navarros pudieron disfrutar ayer del paso del Tour por el Col de Soudet, a solo cuatro kilómetros de la frontera. Había ganas de gozar del mejor ciclismo y cientos de seguidores se acercaron en coche, bicicleta o a pie hasta el puerto pese a que el tiempo -con niebla y algo de lluvia- no acompañó. Entre paraguas, chubasqueros y mascarillas, los aficionados animaron a los ciclistas con seguridad y respeto.

Algunos, como los aibareses Julio y Carlos Erdozáin, pasaron la noche en el refugio Ángel Olorón de Belagua, que volvió a abrir sus puertas en el mes de agosto. A sus 77 años, Julio Erdozáin, que suele participar en marchas cicloturistas, ascendió junto a su hijo los 10 kilómetros que separan el refugio de la cima del Col de Soudet. “Hemos hecho noche en el refugio, que está nuevo y es una gozada y esta mañana hemos subido. Yo voy con ayuda porque mi bicicleta tiene motor, pero por lo menos sigo haciendo ejercicio”, explicó Julio, que lamentó el mal tiempo en la cima. “Imagínate todo esto sin la niebla y la lluvia, hubiera sido precioso”, confesó.

Desde el camping de Isaba subieron Jorge y Arantxa con sus hijos pequeños: Gonzalo y Daniela. “Hemos dejado el coche donde la Pierre de St. Martín y hemos venido andando. La verdad es que a mí no me apasiona el ciclismo, pero quería que mis hijos vieran el ambiente”, reconoció Jorge. Arantxa, su mujer, explicó mientras comía un bocadillo por debajo del chubasquero que “hacía más frío del que pensaba”.

Sentado en una hamaca y protegiéndose del frío se encontraba también Manex Salsamendi, que había subido con sus amigos de Isaba. “Hemos venido en bici y el puerto es muy duro. Encima, ha habido ataques y a alguno de mis amigos le ha dado el hombre del mazo. Menos mal que han subido otros en coche para traernos las sillas y el avituallamiento”, relató.

La niebla y la llovizna que cayó en la cima dificultaron la espera de los aficionados. Tiendas de campaña situadas en la ladera sirvieron como protección para los más afortunados, mientras que la gran mayoría tuvo que conformarse con el cobijo de un paraguas o un chubasquero. Algunos de los que habían subido en bici con maillot corto pasaron realmente frió. Un grupo de jóvenes optó hasta por bailar La Macarena para entrar en calor.

La colorida caravana del Tour, en la que se regalaron gorros, maillots, banderas, llaveros y hasta gominolas Haribo, sirvió para amenizar la espera hora y media antes del paso de los ciclistas. Además, desde coches de la organización se entregaron mascarillas del Tour a las pocas personas que no las portaban para garantizar la seguridad de los ciclistas.

La carrera llegó antes de las 14.30 horas, en el mejor horario previsto. El ritmo de la etapa fue frenético desde el inicio, con constantes ataques para coger una fuga en la que intentó meterse el navarro Imanol Erviti.

Solo Hirschi pudo escapar del control del pelotón y fue el primer ciclista en enfrentarse a los 3,8 kilómetros al 8,5% de pendiente media del Soudet. En el segundo grupo, a más de un minuto y medio, llegaron Jonathan Castroviejo (ex del Movistar) y el vasco del conjunto Astana (que creció en Caja Rural) OmarFraile, uno de los más alentados por los aficionados. En el grupo de los mejores, el navarro Mikel Nieve y el vizcaíno Pello Bilbao (también ex de Caja Rural) sintieron el apoyo de la afición navarra.

El Soudet, situado a 78 kilómetros de meta, fue decisivo para el desarrollo de la carrera. Hirschi, el primero en coronar, siguió en solitario hasta ser cazado a menos de 2 kilómetros para el final. El esloveno Tadej Pogacar terminó ganando una etapa del Tour que rozó Navarra.

“Imagínate todo esto sin lluvia y niebla: el puerto hubiera sido todavía más impresionante”

Aficionado al ciclismo de 77 años

“Hemos subido en bici y con ataques entre los amigos; menos mal que nos han traído ahora sillas y comida”

Aficionado de Isaba