La Operación Aderlass continúa goteando después de que el médico alemán Mark Schmidt haya confesado la práctica masiva de dopaje sanguíneo. Schmidt aseguró haber dopado a más de un centenar de atletas y ciclistas desde 2012, si bien rechazó haber puesto en peligro sus vidas o haber actuado por mero afán de lucro. Schmidt, de 42 años, responde ante la justicia de Múnich de la acusación de dopaje en 150 casos. El imputado reconoció esas prácticas en la mayoría de los casos, con algunas excepciones en la lista elaborada por la fiscalía.

El juicio contra el galeno germano, detenido en 2019 durante una redada en los mundiales de esquí de Austria, es uno de los más importantes de estas características en la historia judicial alemana reciente. Junto a Schmidt se sienta en el banquillo de los acusados su padre, que presuntamente conocía las prácticas ilícitas de su hijo, así como una enfermera y un auxiliar sanitario, además de otro colaborador de la organización. Schmidt se encuentra en prisión preventiva desde 2019.

Nueva sustancia dopante

En los registros realizados en la clínica de Schmidt, los investigadores hallaron hemoglobina sintética H7379, que fue utilizada en las temporadas 2016 y 2017. La sustancia en cuestión se trata de una forma sintética de hemoglobina. “La metaloproteína transportadora de oxígeno que constituye el 95% de los glóbulos rojos humanos", según el portal Cyclingnews. Este producto permite un rendimiento similar al derivado por el uso de la eritropoyetina, EPO. Según los investigadores, varios ciclistas emplearon la novedosa sustancia durante las campañas antes citadas. La detención de un proveedor que colaboró con la investigación, facilitó desentrañar la trama de dopaje por la que es juzgado el doctor Schmidt.