Si alguien temía que el VAR iba a aguar la salsa de las polémicas en Primera, ya habrá salido de su error, porque una cosa es eliminar los errores de bulto y otra muy distinta acabar con la incertidumbre de las numerosas jugadas al límite que hay en cada partido. Por no hablar de las nuevas polémicas que ha traído bajo el brazo el propio VAR. Y si alguien creía que el control del gasto iba a acabar con el desfile de entrenadores en Segunda, también se ha dado cuenta de que estaba equivocado: en apenas un tercio de la temporada han cambiado 8 de los 22 (un 36%). Eso sí que es profesión de riesgo, inestabilidad laboral y volatilidad de los banquillos. En suma, que el fútbol va a seguir siendo fútbol..., aunque a veces caigamos en el pesimismo y tendamos a verlo tras cada cambio como veía Churchill a un adversario político: “Tiene todas las virtudes que detesto y ninguno de los vicios que admiro”.